Una experiencia diferente

Perros detectores recorren bodegas mendocinas en busca de contaminantes

La propuesta se denomina "Natinga Tour" y la realizan perros labradores especialmente entrenados

Dos perros labradores especialmente entrenados comenzaron esta semana una recorrida por bodegas de Mendoza con el objetivo de detectar posibles contaminantes que pueden afectar la calidad de los vinos. Se trata de Bonny y Clein, parte del denominado Natinga Tour, una iniciativa que busca concientizar sobre la importancia de los controles preventivos en la industria vitivinícola.

Durante los próximos días, los perros y su adiestrador, Marco Briceño, realizarán inspecciones y demostraciones en establecimientos de renombre, entre ellos Las Perdices, Los Haroldos, Doña Paula y Catena Zapata.

Un olfato al servicio del vino

Perros detectores recorren bodegas mendocinas en busca de contaminantes

El programa que da origen a esta actividad comenzó en 2010 como respuesta a un problema recurrente en la vitivinicultura: la presencia de compuestos como el TCA y el TBA, responsables de alterar el aroma y el sabor del vino. En lugar de recurrir únicamente a tecnología convencional, la apuesta fue entrenar perros capaces de identificar esas partículas en concentraciones mínimas.

Con el tiempo, la experiencia se transformó en un programa permanente. Desde 2021 funciona de manera estable, con protocolos específicos que incluyen validación cruzada entre los ejemplares para garantizar la precisión de cada hallazgo.

Conciencia y prevención

Perros detectores recorren bodegas mendocinas en busca de contaminantes

Briceño explicó que el propósito de las visitas no se limita a la inspección técnica, sino también a difundir la importancia de mantener instalaciones libres de contaminantes desde la primera etapa de elaboración. "La eficacia y precisión de los perros muestran que el cuidado de la calidad empieza mucho antes de que el vino llegue a la botella", sostuvo.

Las demostraciones incluyen presentaciones técnicas y prácticas en las que se pone a prueba la capacidad de los labradores para detectar trazas imperceptibles al ser humano. De este modo, la vitivinicultura mendocina suma una herramienta particular para reforzar su estándar de calidad y proteger la reputación de sus vinos en el mundo.

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