La Ciudad de Mendoza completó la restauración de dos esculturas emblemáticas que integran su patrimonio urbano: los homenajes al boxeador Nicolino Locche y al músico de tango Aníbal Troilo. Ambas obras, afectadas por el paso del tiempo y actos de vandalismo, recuperaron su valor estético y simbólico gracias al trabajo conjunto del Área de Patrimonio municipal y el Taller de Restauro del Museo Municipal de Arte Moderno (MMAMM).

En el caso de la escultura dedicada a Aníbal Troilo, ubicada en Montecaseros y Beltrán, se realizó una intervención integral dirigida por el restaurador Agustín de Jong Palombarini, quien aplicó criterios de conservación orientados a su preservación a largo plazo.

La pieza, creada por Emilio Francia e inaugurada en 1992, tiene 2,50 metros de altura por 1,50 de ancho y es una de las obras más representativas del patrimonio artístico de la Cuarta Sección.

El proceso incluyó la reconstrucción de piezas faltantes, limpieza general, reintegración cromática y la aplicación de una capa protectora contra factores climáticos. Con esta intervención, se revalorizó un ícono cultural de la ciudad que mantiene viva la tradición del tango en la reconocida "Esquina del Tango".

Por otro lado, la escultura que rinde homenaje a Nicolino Locche, situada en Perú y Videla Castillo, fue recuperada por su propia autora, Sonia López, luego de haber sido vandalizada y arrancada de su base.

La obra, inaugurada en 2018, representa al histórico campeón mendocino en su clásica postura defensiva y está elaborada en resina poliéster a tamaño real.

Los trabajos de restauración incluyeron la reconstrucción de la estructura metálica interna, reparación de las extremidades dañadas y una reintegración cromática total que devolvió su aspecto original.

Gracias a esta labor, la escultura volvió a ocupar su lugar en el Parque Lineal, en el barrio donde Locche solía entrenar, un sitio elegido por su familia y los vecinos para perpetuar su legado deportivo.