Salud

EE.UU. redefine su estrategia de vacunación COVID: foco en decisiones basadas en datos y menos intervención federal

El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., anunció que ya no se recomendará la vacunación rutinaria contra el COVID-19 para niños sanos y embarazadas

La medida busca alinear las políticas públicas con la evidencia científica y avanzar hacia un enfoque sanitario más ágil y personalizado.

En un giro que marca el inicio de una nueva etapa en la política sanitaria estadounidense, el gobierno federal anunció que dejará de recomendar la vacunación sistemática contra el COVID-19 a niños sanos y mujeres embarazadas. El cambio fue comunicado por el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., a través de un video publicado en la red social X.

"No existían datos clínicos suficientes que justificaran un refuerzo generalizado en niños sanos", explicó Kennedy

"No existían datos clínicos suficientes que justificaran un refuerzo generalizado en niños sanos", explicó Kennedy

La decisión, según explicó Kennedy, responde a una revisión de las prioridades del sistema de salud federal, con el objetivo de "reducir el aparato estatal y ajustar las políticas sanitarias a las verdaderas necesidades de la población, con base en evidencia científica actualizada". El funcionario destacó que este paso busca "restaurar la confianza en las instituciones y promover una medicina más personalizada y transparente".

Más precisión, menos imposición: hacia un sistema sanitario adaptado a cada grupo

Hasta ahora, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) mantenían una política de vacunación universal desde los seis meses de edad. Sin embargo, diversos análisis recientes, incluyendo la revisión de datos sobre refuerzos en menores, han llevado a una reevaluación de esa estrategia. "No existían datos clínicos suficientes que justificaran un refuerzo generalizado en niños sanos", explicó Kennedy, al justificar el nuevo enfoque.

En consonancia, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) estableció nuevos criterios para la aprobación de futuras vacunas COVID: se requerirán ensayos clínicos controlados con placebo para personas sanas menores de 65 años, garantizando estándares científicos más rigurosos y transparentes.

Con este anuncio, Estados Unidos entra en una nueva fase de gestión post-pandémica, centrada en el uso eficiente de recursos y en el respeto por la autonomía médica de familias y pacientes

Con este anuncio, Estados Unidos entra en una nueva fase de gestión post-pandémica, centrada en el uso eficiente de recursos y en el respeto por la autonomía médica de familias y pacientes

Las aseguradoras privadas están evaluando las nuevas directrices para ajustar sus políticas, aunque se espera que la mayoría adopte esquemas más flexibles y adaptados a cada perfil de paciente. Mientras tanto, los grupos de riesgo seguirán teniendo acceso prioritario a los refuerzos y se mantendrán las campañas de información para quienes opten por vacunarse voluntariamente.

Una salud pública más eficiente, moderna y respetuosa de las decisiones individuales

Con este anuncio, Estados Unidos entra en una nueva fase de gestión post-pandémica, centrada en el uso eficiente de recursos y en el respeto por la autonomía médica de familias y pacientes. Para Kennedy, esto "no es una marcha atrás, sino un avance hacia una salud pública más moderna, menos ideologizada y más responsable con el uso de la evidencia".

Así, la medida es vista por distintos sectores como una oportunidad para reconstruir la relación entre ciudadanía y salud pública

Así, la medida es vista por distintos sectores como una oportunidad para reconstruir la relación entre ciudadanía y salud pública

El cambio también busca evitar la sobre-medicalización de sectores de la población con bajo riesgo, y priorizar las medidas preventivas allí donde el riesgo es mayor. En palabras del secretario: "Estamos diseñando un sistema que reaccione con precisión y no con automatismos. La experiencia nos enseñó que cada grupo, cada comunidad, necesita respuestas distintas".

Así, la medida es vista por distintos sectores como una oportunidad para reconstruir la relación entre ciudadanía y salud pública, recuperar la confianza en las instituciones y dejar atrás los enfoques de emergencia para avanzar hacia modelos más equilibrados y eficaces.

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