Entrevista en Radio Jornada

Verónica Guidoni: "En 1816 había urgencia por declarar la independencia ante amenazas reales"

La historiadora repasó el contexto político y militar de 1816 y destacó el papel clave de Mendoza en la gesta patriótica.

Redacción

Si bien es la fecha patria más emblemática que tiene la Argentina, lo que sucedió el 9 de Julio de 1816 no  fue un acto espontáneo ni sencillo, sino que respondió a una serie de urgencias geopolíticas y disputas internas entre provincias, en un contexto de guerra y tensiones sociales profundas.

Así lo explicó la historiadora Verónica Guidoni en una entrevista con Radio Jornada (91.9), donde repasó el clima político, el rol protagónico de San Martín desde Mendoza, la elección de Tucumán como sede del Congreso y los desafíos que implicó pensar un modelo de país independiente.

Sin una declaración de independencia, el proyecto emancipador corría peligro

Sin una declaración de independencia, el proyecto emancipador corría peligro


Un país urgido por emanciparse

"Ya no se podía postergar más", resumió Guidoni sobre la decisión de declarar la independencia. En 1816, San Martín presionaba desde Mendoza para que sus diputados, Tomás Godoy Cruz y Juan Agustín Maza, concretaran el acto emancipador. Las razones eran estratégicas: en el norte y en Chile persistía la amenaza realista, y sin una proclamación formal de independencia, el proyecto revolucionario seguía vulnerable.

España atravesaba una profunda transformación tras el regreso de Fernando VII al trono, con una identidad política confusa, influenciada por Francia y amenazada por Inglaterra. En ese contexto, los realistas -tanto españoles como criollos conservadores- continuaban atacando los gobiernos autónomos. "Había que definirnos como país para no ser absorbidos por ninguna potencia", explicó Guidoni.

Además, aclaró un punto que suele distorsionarse: "No era una casita. La casa donde sesionó el Congreso era la más grande de Tucumán, ciudad clave por su centralidad geográfica, económica y política. Fue elegida para escapar al control del centralismo porteño y acercarse a los frentes de batalla".

Mendoza, columna vertebral del proyecto libertador

En Mendoza ya se vivía un clima de guerra, con San Martín preparando al gesta libertadora

En Mendoza ya se vivía un clima de guerra, con San Martín preparando al gesta libertadora


Mientras se debatía la independencia, Mendoza ya vivía en clave de guerra. Con San Martín como gobernador desde 1814, la provincia fue reorganizada para convertirse en base del Ejército de los Andes. "La provincia se militarizó. Todos los recursos y hombres se volcaron a ese objetivo común. Acá todo era posible", señaló Guidoni.

La historiadora destacó que Cuyo -incluyendo San Juan y San Luis- aportó mucho más que tropas: entregó logística, alimentos, uniformes y hasta vino. "Fue una verdadera epopeya", sintetizó, y explicó que San Martín estaba convencido de que el camino más viable hacia la libertad era cruzar la cordillera, liberar Chile y desde allí avanzar hacia Perú.

Además, Mendoza mantenía vínculos más estrechos con Chile que con Buenos Aires, lo cual la colocaba en una posición clave dentro de la geopolítica del momento. "Era parte de ese interior que muchas veces quedó fuera de los grandes relatos, pero fue fundamental en la independencia", sostuvo.

Un acto fundacional que no resolvió todo

Guidoni remarcó que, aunque el 9 de julio se vivió con fiesta, misa y baile, el camino recién comenzaba. "El acto de independencia fue necesario, pero no mágico. Los riesgos seguían", afirmó. A los enemigos externos se sumaban los dilemas internos: cómo organizar el país y bajo qué forma de gobierno.

Las provincias del litoral, influenciadas por Artigas y el ideario federal, estaban enfrentadas con el centralismo porteño. No participaron del Congreso. Mientras tanto, se debatían opciones que hoy parecen impensables: desde monarquías europeas hasta una corona incaica cristianizada, como propuso Belgrano.

"La gran pregunta después fue: cómo nos organizamos y de qué vivimos. El Congreso siguió en Buenos Aires y las disputas estallaron en 1820 con guerras internas", explicó. Y reflexionó: "Lo que nos interpela hoy es que aquellos hombres tenían un ideal de país colectivo, no un plan personal de poder. Eso es lo que deberíamos recuperar".

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