Entrevista en Radio Jornada

Muerte de "Locomotora" Oliveras: un especialista explicó los motivos por los que no superó el ACV

Lucas Cornejo, médico del Hospital Central, detalló en Radio Jornada por qué el cuadro neurológico de la exboxeadora fue irreversible, pese a la atención médica

Redacción

El fallecimiento de Alejandra "Locomotora" Oliveras, exboxeadora de 47 años, conmocionó al país. Su cuadro comenzó con un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico que avanzó de forma devastadora, a pesar de las maniobras terapéuticas aplicadas. El médico neurocirujano Lucas Cornejo explicó que este tipo de eventos pueden prevenirse y tratarse si se actúa a tiempo.

En diálogo con "Matinal" en Radio Jornada 91.9, Cornejo brindó una clase abierta sobre el ACV, la importancia de detectar síntomas de forma temprana y la gravedad de los cuadros que se complican por factores genéticos o la demora en la atención médica. También habló sobre las limitaciones del cuerpo frente a daños cerebrales extensos, como el que sufrió la exdeportista.

Una patología prevenible que no tiene nada de accidental

Cornejo explicó que el ACV isquémico -nombre técnico del tipo de evento que sufrió Oliveras- ya no debería considerarse un "accidente", ya que existen múltiples factores que lo vuelven prevenible. 

La hipertensión, el sedentarismo, el colesterol alto o incluso alteraciones genéticas como la trombofilia pueden predisponer a su aparición. En personas jóvenes y deportistas, como era Oliveras, puede haber componentes menos visibles, como alteraciones en la coagulación o incluso el uso de esteroides.

"En este caso, seguramente hubo un defecto en la irrigación arterial del cerebro que luego generó un edema muy grande", señaló el médico. 

El cuadro se complicó aún más por la posibilidad de trombosis venosa, común en personas inmovilizadas por mucho tiempo en terapia intensiva, que puede derivar en tromboembolismo pulmonar.

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Cuatro horas y media: la ventana de oro

El especialista subrayó que los primeros síntomas de un ACV suelen ser un trastorno en el habla, pérdida de fuerza en un brazo o pierna, o asimetría facial. "Cuando ocurre, hay que actuar rápido. El tiempo es oro", dijo Cornejo. En los casos en que el paciente llega a tiempo -dentro de las 4 horas y media desde el inicio de los síntomas- se puede aplicar una trombólisis, un tratamiento para disolver el coágulo.

Si esto no resulta o si se llega con algo más de margen, se puede intentar una trombectomía: introducir un catéter para extraer el trombo de la arteria afectada. Pero cuando ambas maniobras fallan o el daño es muy severo, como en el caso de la exboxeadora, se recurre a una cirugía mayor llamada craniectomía descompresiva.

Cuando el cerebro ya no resiste

"La locomotora tuvo una intervención de este tipo, se le retiró parte del cráneo para aliviar la presión intracraneal, pero la situación clínica era muy grave", señaló Cornejo. Explicó que en estos casos el cerebro, al inflamarse por el infarto, comienza a presionar contra el cráneo, lo que provoca aún más daño. Esa compresión sobre estructuras vitales termina siendo letal si no se logra revertir a tiempo.

El neurocirujano destacó que el Hospital Central es el único en la provincia con neurocirujanos de guardia activa, algo clave para responder sin demoras en estos casos. "Podés perder un riñón o parte del corazón y seguir siendo vos, pero si se afecta un 20% del cerebro, ya no sos la misma persona", concluyó. Y remarcó: "No hay que tener miedo, hay que estar atentos. Si vemos síntomas, no se espera: se actúa"

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