Castro Santander analizó el caso del alumno que banalizó la violación de mujeres
El mendocino que integra el observatorio de Convivencia Escolar manifestó la gravedad de naturalizar la violencia en los adolescentes y pidió trabajar al respecto
Un estudiante del Instituto Provincial de Educación Técnica 267, de Bell Ville, publicó en redes sociales una imagen donde simulaba ser víctima de violencia sexual durante su viaje de egresados a Bariloche. El hecho generó una rápida viralización, repudios sociales y un comunicado de los propios alumnos admitiendo el error.
Para analizar el episodio y su relevancia más allá del caso puntual, Radio Jornada 91.9, en las mañanas "Lado A" conversó con Alejandro Castro Santander. El especialista mendocino y miembro del Observatorio de Convivencia Escolar de la Universidad Católica Argentina, hizo una lectura del hecho que permite vincularlo con tendencias más amplias de violencia escolar y social, así como con la formación ética y humanista de los adolescentes.
Un episodio que revela patrones culturales
Castro Santander remarca que, aunque la acción sea de un alumno en particular, refleja una forma de naturalización de la violencia entre adolescentes: "No es solo un error o una falta de respeto; es un síntoma de cómo ciertas conductas se transforman en material para el chiste, sin que los jóvenes midan su impacto real en la sociedad".
El especialista conecta este comportamiento con tendencias que no son exclusivas de Córdoba. Hace pocas semanas se viralizó una publicidad que banalizaba un femicidio, y a nivel nacional se observa un incremento sostenido de la violencia contra mujeres y de violencia escolar.
"Estos hechos nos muestran que no se trata solo de un episodio aislado: forman parte de un contexto más amplio donde la educación ética y la formación en valores han perdido terreno frente a otras prioridades", explica Castro Santander.
La educación y el vacío de humanidades
Según el Observatorio de Convivencia Escolar, la disminución de contenidos humanistas en los currículos -como ética, filosofía y educación integral- ha generado un vacío en la formación de la conciencia moral de los jóvenes. Castro Santander señala que "no es que los chicos inventen estas conductas; aprenden y reproducen lo que circula en su entorno social, mediático y escolar. La escuela, en muchos casos, deja de ser un espacio de contención y de aprendizaje sobre convivencia y respeto".
El especialista sostiene que priorizar exclusivamente áreas técnicas, tecnológicas o de productividad deja afuera el desarrollo de competencias esenciales para la vida en sociedad, como la empatía, el pensamiento crítico y la capacidad de juicio ético. "Estamos viendo cómo se reproducen comportamientos violentos o insensibles porque no hay filtros formativos suficientes", agrega.
Una reflexión local con alcance nacional
Aunque el caso de Bariloche involucra a un estudiante cordobés, Castro Santander enfatiza la relevancia para Mendoza y otras provincias. "Aquí también se han registrado episodios graves de violencia escolar y de género. Por eso, un análisis serio debe mirar más allá de la viralización inmediata y preguntarse qué factores educativos, culturales y sociales permiten que estas conductas se normalicen".
El especialista concluye destacando la importancia de usar estos episodios como oportunidad de debate y reflexión: "No se trata de moralizar ni de señalar culpables individuales. Se trata de observar patrones, entender causas y reforzar la formación ética, humanista y social que debe estar presente en la escuela y en la comunidad".