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CONTRA LA TRATA DE PERSONAS, EN TIEMPOS DE ABRIL

Ahora la TV atiborra contra Jey Mammon y pontifica clases de moralidad y buenas costumbres: no se ha demostrado, pero en efecto pareciera que hubo relación con quien  era un menor, y ello configura abuso y delito.

Redacción
01/04/2023 20:57
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

Pero a la TV le importa el escándalo, no la denuncia del abuso o el delito: hasta unos días antes la noticia era Corazza, de los primeros ganadores del Gran Hermano, y ahora ligado a ese programa. Pero es hombre de menguada fama, si se la compara con la que Mammon -obviamente no es su nombre real- ha logrado en una larga carrera, y sobre todo en su última época con La Peña del Morfi. ¿Le interesa a la tv la moral, el abuso hacia los niños o adolescentes? Parece que muy poco: porque sermonea contra Mammon, en tanto ello le proporciona mejor rating que hablar de Corazza.

  Pero resulta que -hasta donde se conoce, sin demostración judicial todavía- se liga a Corazza con una red de trata sexual con niños y menores en general: acusación de enorme alcance. Y ése es un problema agudo y central, mientras el de un abusador es uno de los casos que -eventualmente- pudiera ligarse con las acciones de una red de trata, la cual  multiplica por centenares los casos y modos del abuso sexual, a través de comercialización clandestina de los encuentros y las citas. Se debiera haber seguido hablando de la red de trata, incluso mientras se muestra el caso de Jey Mammon. Pero mientras se agita la situación de éste hasta el hartazgo (y en una especie de carnicería mediática que no es parte del castigo para quien ha delinquido), se ha dejado de hablar del caso Corazza y de la asociada red de trata hacia niños varones, tema que ha quedado disimulado en los pliegues del ruido mediático habitual.

  La trata es un problema mayor, que no suele estar en la agenda pública (por supuesto, desaparecerá de la pantalla apenas pase el impacto de este escándalo). Hay múltiples secuestros de mujeres jóvenes no siempre denunciados, las que desaparecen: tal fue el caso de Margarita Verón en su momento. Se trata luego de someterlas a prostitución forzada en condición de esclavitud, encerradas en espacios de los cuales no pueden salir. Una descripción literaria pero con tintes realistas (y fuertemente impactante) está en el cuento de la argentina Gabriela Cabezón Cámara “Le viste la cara a Dios”: alucinante recorrido por el dolor, la miseria moral y los tugurios borrascosos en que se ejercen estos modos de prostitución no querida por quienes se ven obligadas a ejercerla en condiciones de degradación y total desposesión de su libertad.

  La tv seguirá con sus sermones: mientras juega al rating y la ganancia, nos hace creer que se ocupa de la moralidad, sin ocuparse de lo principal. Mientras, se acerca la fecha de Malvinas, con la memoria de aquella guerra mal conducida, en la que muchos soldados perdieron la vida, y muchos otros volvieron y se suicidaron luego. Ello fue fruto de los sufrimientos en la contienda bélica y del sinsentido posterior a que se sometió sus vidas, amenazados muchos combatientes por las autoridades militares para que no hablaran de lo que habían visto y vivido en aquellos días de frío, furia y muerte.

  Es fecha para honrar la memoria de quienes cayeron y también la gesta de los veteranos, no siempre reconocidos en lo que fue su tremenda vivencia. Cada día nos enteramos de detalles nuevos, como los de barcos civiles que fueron desviados y llevados a la fuerza a Malvinas, con marineros y pescadores que no tenían legalmente que participar de la contienda pero que igual fueron arrastrados a la misma, con muertos diversos y peligros extremos para los que lograron salvarse.

  El aniversario lleva a repensar la cuestión de la soberanía, a la cual jamás debiéramos renunciar. Nos hicieron creer que con la globalización de los años 90 se clausuraban las posibilidades de ser soberanos: pero en el mayor intercambio comercial transfronterizo y los tiempos de crecientes turismo y migración, aún los Estados nacionales tienen soberanía que reivindicar. Y es ello lo que nos debiera mover sobre Malvinas -el actual gobierno nacional lo hace muy bien desde Cancillería y desde el organismo que conduce el mendocino Carmona-, y también sobre otras áreas: las negociaciones a largo plazo con el Fondo Monetario, las propiedades como en Lago Escondido que lastiman el ser dueños de nuestro suelo, la codicia del Norte que se ciñe sobre nuestro litio, sobre Vaca Muerta y sobre nuestra riqueza acuífera.

  A la hora de reivindicar Malvinas, vaya el abrazo a nuestra soberanía en toda su extensión y alcance, y a las islas, la voluntad de nunca abandonarlas como parte irrenunciable de nuestro territorio y nuestra identidad nacional.-

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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