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Terminar con la grieta: sólo una expresión de deseo

El aberrante femicidio del Chaco y los violentos hechos contra las instituciones democráticas en Jujuy, alejan cualquier posibilidad de que los argentinos logren la reconciliación que muchos dicen promover pero que, por ahora, nadie consigue.

22/06/2023 00:02
Efectivos de infantería de la policía jujeña se enfrentaron con los manifestantes
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Por Lacho Meilán

Parece increíble, pero en un país quebrado desde hace tiempo, sin rumbo económico y con deudas de todo tipo, su gente y sus dirigentes no logran ponerse de acuerdo. Y cualquier deseo de que la llamada “grieta” tienda a desvanecerse, es sólo eso: una expresión de deseo.

Los hechos de violencia contra las instituciones democráticas en Jujuy y el femicidio de Cecilia Strzyzowski en el Chaco no han hecho más que reavivar la brecha ideológico-política entre los argentinos.

Desde hace días asistimos con inmenso dolor a un nuevo femicidio en el Chaco. Un crimen que involucra a personas del poder chaqueño y que todo un pueblo denuncia (y que incluso llevó a la derrota en las PASO locales al partido gobernante).

También nos enteramos de que una reforma constitucional en Jujuy, que busca terminar con piquetes, cortes de rutas y tomas de edificios públicos y que es altamente resistida por cierto sector politizado, se transforma deviene en una batalla campal en las calles, con serios incidentes contra las instituciones del Estado.

Estos sucesos provocaron un sinnúmero de ataques mutuos -sobre todo en las redes sociales y en declaraciones periodísticas - de referentes políticos a cada lado de la brecha. Ataques en los que participaron las principales figuras políticas del país, como el presidente, la vicepresidenta o los líderes opositores que se postulan para esos cargos. Todos acompañados por decenas de seguidores echando más leña al fuego de la confrontación.

Sin el más mínimo deseo de conciliar posiciones, la vicepresidenta Cristina Fernández agredió al gobernador jujeño Gerardo Morales. “Hágase cargo y pare con la locura represiva que su propio accionar ha desatado”, le lanzó. “La represión salvaje está en su ADN”, le dijo al titular de la UCR nacional, partido que está cumpliendo 132 años de vida defendiendo la Democracia.

En igual sentido, Alberto Fernández criticó: “A 40 años del retorno de la Democracia, es inadmisible que la violencia estatal sea la respuesta de un Gobierno a los reclamos legítimos”. Y le pidió a Morales que “no utilice al pueblo jujeño como banco de prueba de la represión”.

En la vereda de enfrente, Morales no dudó. “Presidente, sus mentiras son groseras. Ud. y Cristina Fernández dicen que en Jujuy negamos el derecho a la protesta, ¿saben leer?”, les preguntó, y los invitó a leer el recientemente reformado artículo 67 de la Constitución provincial, donde se garantizan las protestas “pacíficas” pero no las violentas. Y hasta le recordó a CFK lo que ella misma reclamaba cuando presidía el país: “evitar los piquetes y cortes de ruta” que se hacían en su contra.

En tanto, la cúpula de Juntos por el Cambio se unió a pesar de sus divisiones internas, para apoyar a Morales y encarar con dureza al oficialismo nacional. “Hoy somos testigos de un Gobierno que celebra las piedras arrojadas contra la Democracia”, dijo la precandidata a la Presidencia, Patricia Bullrich (tras el ataque a una sede del PRO en Mar del Plata). “Esto es el kirchnerismo promoviendo la violencia y queriendo frenar el cambio. Cómo no lo pueden frenar con los votos, intentan hacerlo por la violencia”, señaló a su tiempo Horacio Rodríguez Larreta, el otro precandidato de JxC.

Con estos ejemplos, es lógico pensar que la deseada reconciliación quizás nunca llegue. “Hay grietas que no se logran superar nunca”, señaló el analista político Marcos Novaro, cuando fue consultado en Radio Jornada.

El sociólogo ejemplificó su dicho con hechos del mundo. “Las diferencias irreconciliables entre quienes defienden la democracia y los que no, se dan en todas partes. Quien quiere guerra, siempre querrá guerra”, aseguró. Pero “el problema es a quién arrastra cada uno”, se planteó.

En tal sentido, ya hablando de la grieta argentina, Novaro repartió responsabilidades entre las fuerzas políticas que hoy la profundizan. “Nuestra grieta puede desactivarse tal vez más fácil y rápidamente de lo que pensamos”, dijo. “Eso puede pasar si el peronismo todo, no se abroquela en estas tesituras de que vamos a hacer la guerra porque lo que viene es contra suyo”.

Pero también le endilgó lo suyo a la oposición. “Hay una discusión interesante en Juntos por el Cambio para ver cuál es la vía para evitarla”, destacó, apuntando a que si esa fuerza gana en diciembre, deberá promover el diálogo y la reconciliación en su futuro Gobierno.

Por ahora ése es un terreno sólo de suposiciones. Tanto de un lado como del otro, lejos están de pensar en cercanías. Mientras tanto, los argentinos seguimos siendo tristes espectadores de feroces enfrentamientos, que poco tienen que ver con el ideal de un país que tiene muchos más problemas que soluciones. Y con todos peleados.

 

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