Los homicidas de Emilio Giménez admitieron la culpa y recibieron penas de 15 a 23 años, evitando la perpetua
Los autores del brutal homicidio ocurrido en 2022 aceptaron culpabilidad y fueron sentenciados con duras penas, aunque menores a las que podría haber impuesto un jurado.
Con más de dos años y medio transcurridos desde el asesinato de Emilio Giménez, la causa tuvo finalmente su resolución este miércoles a través de un juicio abreviado. Cuando ya estaba por definirse la fecha para iniciar el proceso ante un jurado popular, los acusados decidieron reconocer su culpabilidad y evitar así una posible condena a prisión perpetua.
Durante las semanas previas, se venían desarrollando audiencias preliminares para acordar las pruebas que se presentarían en el juicio. Sin embargo, las defensas de los imputados, junto a los representantes de la familia de la víctima y la Fiscalía de Homicidios, alcanzaron un acuerdo para cerrar el caso con un proceso más ágil y con sentencias acordadas.
De esta manera, los acusados recibieron una calificación penal menos severa, lo que les permitió eludir la cadena perpetua. A cambio, la parte acusadora logró asegurar condenas firmes para los cinco implicados, frente a la incertidumbre que implicaba dejar la decisión final en manos de un jurado.
La jueza Mónica Romero fue quien dictó la sentencia: Walter "Corcho" Sáez, autor del disparo, recibió 23 años de prisión. Le siguieron Ricardo "Pica" Andrada, con 20 años, Sebastián Martínez Llaneza, con 18 años, y los Rivero, padre e hijo, condenados a 15 años cada uno.
El crimen ocurrió el 15 de septiembre de 2022, cuando Emilio Giménez, feriante del Mercado Cooperativo de Guaymallén, fue interceptado tras retirarse del lugar con $5 millones en su poder. Al advertir que lo seguían, avisó a dos amigos, pero fue acorralado por dos vehículos: una Jeep Renegade y una Toyota Rav.
Mientras intentaba escapar haciendo marcha atrás, impactó contra uno de los autos, lo que desencadenó el ataque. Uno de los delincuentes disparó y el proyectil alcanzó el tórax del comerciante, quien murió en el lugar. Los ladrones huyeron sin llevarse el dinero.
La pesquisa reveló que el ataque fue planificado con antelación. Los Rivero habían seguido a la víctima desde la feria, y tanto ellos como Sáez tenían lazos con la barra brava de Independiente Rivadavia. La combinación de vigilancia previa, logística organizada y conexión con el mundo delictivo fue clave para entender cómo se ejecutó el crimen.
