POLICIALES

Imputaron por homicidio agravado a un hombre por el brutal asesinato y descuartizamiento en Guaymallen

Ángel Jonatan Quiroz, de 32 años, fue acusado formalmente por su participación en el asesinato de César Darío Rodas, ocurrido el 18 de junio en Dorrego.

El Ministerio Público Fiscal difundió un nuevo comunicado con actualizaciones sobre el caso del asesinato de César Darío Rodas (41 años), ocurrido en Dorrego, Guaymallén. Las novedades fueron compartidas por la Unidad Fiscal de Homicidios y Violencia Institucional.

Este domingo 22 de junio, fue acusado formalmente Ángel Jonatan Quiroz, de 32 años, como partícipe necesario en el delito de homicidio agravado por ensañamiento. Según el parte, su accionar no fue esencial para causar la muerte, aunque tuvo una participación relevante.

La imputación se basa en las evidencias reunidas durante la pesquisa. El crimen tuvo lugar el miércoles 18 de junio, en una vivienda de Dorrego, donde fue encontrado sin vida Rodas, con signos de violencia extrema.

Por el mismo hecho, Adriana Suárez permanece detenida nuevamente tras ser imputada junto a Marcelo Rubén Altamirano (35 años), ambos bajo la calificación de homicidio agravado por ensañamiento, delito que contempla penas de prisión perpetua.

El horror: detalles

El hecho, calificado como "horror indescriptible", sucedió en una casa de calle Adolfo Calle 1978. La investigación determinó que Rodas fue sometido a cinco horas de tortura extrema, mientras sus agresores, bajo consumo de drogas y alcohol, lo golpeaban salvajemente.

El ataque arrancó tras una discusión cuando Rodas recibió un golpe inicial en los pies, presuntamente con una pala. A partir de allí, continuaron con golpes con una manopla, la pata de una cama y otra pala, hasta que el hombre colapsó. "La causa de muerte no se pudo confirmar: creemos que fue por los golpes. El cuerpo está, literalmente, dividido", declaró una fuente judicial.

Durante el martirio, la víctima también fue amenazada con una botella de cerveza y obligado a leer pasajes de la Biblia ante sus agresores. Una Biblia manchada de sangre figura entre las evidencias.

Tras su muerte, el cuerpo fue ocultado bajo la cama que luego habitaron los agresores. Al día siguiente, comenzaron a desmembrarlo y asarlo en un intento por eliminar las pruebas, mientras algunos restos eran consumidos por los perros. Cerca de las seis de la tarde, prendieron fuego al cuerpo, generando una columna de humo blanco y olor nauseabundo.

Suárez, de 40 años, estaba cumpliendo prisión domiciliaria desde mayo de 2020 por un robo agravado. En la casa vivía con cinco hijos menores de 6 a 15 años. Aunque no presenciaron el crimen completo, una de las niñas ingresó a la escena y hoy es testigo clave. Las menores están bajo el cuidado del Programa Provincial de Maltrato Infantil.

La dramática escena fue revelada cuando Suárez envió a su expareja una foto con restos del cuerpo. Esa comunicación disparó el llamado al 911 y la llegada de la policía. Al ingresar, hallaron parte del torso dentro de la vivienda, restos carbonizados y la cabeza en una bolsa.

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