La Justicia mendocina dio un paso clave en la causa por el homicidio ocurrido en una panchería de Godoy Cruz: imputaron al empleado de 18 años que trabajaba en el lugar. Ángel Gastón Buenaventura fue formalmente acusado por la Unidad Fiscal de Homicidios, y quedó bajo arresto al enfrentarse a una posible condena de prisión perpetua.

La reciente fiscal designada en homicidios, Florencia Díaz Peralta, fue quien le informó al joven que se lo acusa de haber asesinado a su empleador, Federico Germán Scattareggi, de 49 años. La figura penal que le imputaron es la de homicidio agravado por ensañamiento, es decir, se considera la violencia extrema con la que fue atacada la víctima.

Buenaventura, representado por el abogado Juan Manuel Quijano, por ahora decidió guardar silencio ante la causa. Un aspecto que no pasa desapercibido, ya que una de las hipótesis que se manejan es que pudo haber actuado en defensa propia, aunque los motivos del posible enfrentamiento todavía no están claros.

Elementos que complican al acusado

El expediente judicial se apoya en diversas pruebas que apuntan al joven. Algunos testigos aseguraron que era la única persona que acompañaba a Scattareggi la noche del domingo, última vez que fue visto con vida en su comercio ubicado en el barrio Trapiche de Godoy Cruz.

Además, cuando fue detenido, el joven presentaba heridas cortantes en manos y brazos, por las que había sido atendido en el Centro de Salud 31, en Luján de Cuyo, cerca de su domicilio. Para los investigadores, esas lesiones podrían coincidir con las que sufre quien participa en un ataque con arma blanca.

También se realizaron allanamientos en su vivienda, donde se encontraron elementos con posibles manchas de sangre, como papeles utilizados para limpiar y ropa. Todo fue enviado al Laboratorio de Huellas Genéticas Forense, que analiza si las manchas corresponden a la víctima.

Un crimen que conmocionó a Godoy Cruz

Federico Scattareggi era el propietario de una panchería ubicada en calle San Martín 2505, dentro del barrio Trapiche. El domingo por la noche fue la última vez que se lo vio trabajando en su local, "Gran Pancho", pero su entorno comenzó a preocuparse cuando no regresó a casa, algo inusual en su rutina, especialmente un lunes, día en que el negocio no solía abrir.

Ante la sospecha, su hermano se dirigió al local y encontró el auto del comerciante, un Toyota Etios, estacionado afuera. El comercio estaba cerrado con candado, el cual tenía manchas de sangre. Al ingresar, el hallazgo fue escalofriante: el cuerpo de Scattareggi yacía en el baño con múltiples puñaladas.

Fue entonces cuando se dio aviso a la Policía y comenzó la investigación que hoy tiene a su empleado como principal sospechoso del brutal crimen.