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Día Nacional de la Seguridad Vial: recomendaciones para conducir con responsabilidad y prevenir accidentes

Adoptar hábitos responsables al volante puede marcar la diferencia entre evitar un accidente o sufrir consecuencias graves

Daniel Ferrari

Cada 10 de junio se conmemora en Argentina el Día Nacional de la Seguridad Vial, instaurado en 1945, cuando se modificó el sentido de circulación vehicular con el objetivo de reducir accidentes.

Por eso, la Unidad Ejecutiva de Seguridad Vial hace hincapié en la importancia de la prevención, brindando herramientas y recomendaciones para evitar accidentes, proteger a los pasajeros y fomentar una conducción responsable.

Día Nacional de la Seguridad Vial: recomendaciones para conducir con responsabilidad y prevenir accidentes

Es que al contrario de lo que suele creerse, a nivel nacional la mayoría de los siniestros viales tiene origen en errores humanos, y entre estos, la distracción se ubica como una de las principales causas.

Realizar acciones secundarias mientras se conduce -como manipular el celular o buscar objetos dentro del auto- genera una pérdida significativa de atención sobre el entorno. En pruebas realizadas a nivel nacional por organismos como CESVI (Centro de Experimentación y Seguridad Vial del país), durante una conversación de solo 90 segundos, un conductor puede dejar de percibir hasta el 40% de las señales de tránsito y ver reducida su capacidad de reacción en más de 30%.

Celular al volante y velocidad

Hablar por teléfono o grabar audios de WhatsApp disminuye la concentración y aumenta la probabilidad de errores. Para leer una llamada se requieren al menos 4 segundos; escribir un mensaje, entre 5 y 12. En ese breve lapso, un vehículo a 40 km/h recorre más de 40 metros a ciegas.

Estas cifras ilustran un panorama que exige tomar conciencia: cada segundo de distracción puede ser determinante para evitar un accidente.

Respetar los límites de velocidad no solo es una obligación legal, sino una medida de autoprotección. La energía del impacto aumenta exponencialmente con la velocidad, duplicando los daños al pasar de 50 a 70 km/h.

Además, cuanto mayor es la velocidad, menor es el campo de visión del conductor. A 40 km/h se tiene un ángulo visual de 100º; a 130 km/h, este se reduce a solo 30º. Esto significa que se pierde la percepción de todo lo que ocurre fuera del centro del campo visual y dificulta la identificación de peligros potenciales en la periferia.

Desde el momento en que se detecta un peligro hasta que el vehículo se detiene por completo transcurren entre 1 y 3 segundos. A 130 km/h, eso puede traducirse en más de 130 metros de recorrido antes de frenar totalmente.

Anticiparse al riesgo, bajar la velocidad y aumentar la atención son medidas esenciales para ganar tiempo de reacción y evitar consecuencias graves.

Alcohol y conducción: una combinación letal

Conducir bajo los efectos del alcohol es una práctica peligrosa. Incluso niveles bajos de alcoholemia afectan la precisión, disminuyen la percepción visual y alargan el tiempo de reacción.

El estado psicofísico se ve alterado: la persona se siente más confiada, subestima los riesgos y pierde capacidad de decisión adecuada. Este deterioro sensorial, combinado con distracciones adicionales, configura una situación de altísimo riesgo en la vía pública.

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