Cadena perpetua para el podólogo mendocino que envenenó a su esposo en una clínica porteña
El tribunal porteño dictó prisión perpetua a Guillermo Berjeli, quien fue hallado culpable de matar a su esposo en 2020, durante una internación, administrándole sustancias tóxicas en su suero. El crimen estuvo motivado por intereses económicos.
El podólogo mendocino Guillermo Germán Berjeli, de 47 años, fue condenado este martes a prisión perpetua por haber asesinado a su esposo con suero envenenado durante una internación en una clínica de Recoleta, Ciudad de Buenos Aires, en enero de 2020.
El fallo fue emitido por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°5, compuesto por la jueza Cinthia Oberlander y los magistrados Adrián Pérez Lance y Juan Manuel Grangeat, quienes consideraron a Berjeli autor de un homicidio cuádruplemente agravado: por el vínculo, la alevosía, el uso de veneno y la codicia, en línea con lo solicitado por el fiscal general Juan Manuel Fernández Buzzi. El tribunal también ordenó notificar la sentencia al hermano de la víctima, ciudadano chileno.
El acusado llegó detenido al juicio y permanece alojado en el Penal de Ezeiza. En sus últimas palabras se declaró "inocente", negando los hechos. Sin embargo, la evidencia fue contundente: una serie de grabaciones lo muestra manipulando los sueros del paciente.
La víctima, Roberto Alfonso Aquiles Guzmán Jaque, chileno de 58 años y portador de VIH con su salud controlada, falleció el 12 de enero de 2020 tras 27 días en terapia intensiva. Había sido internado el 16 de diciembre de 2019 por un cuadro neurológico severo. Vivía con Berjeli en una casa del barrio de Villa Crespo, junto a su madre.
El crimen fue descubierto gracias a la denuncia de una enfermera, que permitió revisar las cámaras del sanatorio Anchorena. En los videos se ve a Berjeli reemplazando sueros por otros que transportaba en su mochila, los cuales contenían metanol o etilenglicol, sustancias altamente tóxicas presentes en solventes y anticongelantes.
Durante el juicio, el fiscal describió el accionar como una traición calculada. "Mientras fingía cuidar a su esposo, lo estaba matando", sostuvo. El acusado incluso intentó eliminar evidencias al ordenar la cremación del cuerpo en menos de 48 horas.
En sus declaraciones, Berjeli primero argumentó que había llevado soluciones fisiológicas bendecidas por un cura, y luego que realizaba "imposiciones de manos" para transferir "energía sanadora" a los sueros. Para la fiscalía, estas afirmaciones fueron inverosímiles.
Los videos de seguridad constituyeron la prueba más determinante. En un lapso de diez días, entre el 2 y el 11 de enero de 2020, Berjeli fue grabado en al menos 13 ocasiones manipulando o cambiando el suero conectado a su esposo. Las fechas y horas coinciden con el deterioro progresivo de la víctima.
Para la justicia, el móvil fue económico: el crimen buscaba apoderarse de bienes o beneficios. El hecho se calificó como un acto frío, planificado y cobarde, ejecutado contra una persona indefensa y en estado de inconsciencia.