MUNDIAL DE CLUBES 2025

Tan lejos y tan cerca

Conmovedor. Acaso no haya mejor palabra para definir lo que ocurrió anoche con Boca Juniors en el estadio Hard Rock ante el Bayern Munich por el Mundial de Clubes. Pocas veces, una derrota genera tantas sensaciones, y al mismo tiempo, tantas enseñanzas. Como si hubiera sido una muestra de todo lo que el fútbol puede dar, en apenas noventa minutos.

Sergio Levinsky desde Miami

Sí, Boca perdió, pero...¿perdió, realmente? Su hinchada movilizó tanto que influyó en que su equipo jugara no menos de un veinticinco por ciento más, y al mismo tiempo, impresionó a sus rivales, que no dejaron de apreciarlo en sus declaraciones posteriores. De los 63.587 espectadores (sobre poco más de 65.100 que es la capacidad máxima del aforo), los xeneizes abarcaban no menos de un 85 por ciento. Harry Kane (autor del primer gol) dijo que había sido uno de los mejores ambientes en los que jugó en toda su vida.

Tan lejos y tan cerca

Pero también hubo un partido entre dos equipos de gran historia, pero de presente demasiado desigual. Uno está muy cerca de decir que juegan, casi, a otro deporte. Para los argentinos, un equipo como el Bayern Munich, que desde la llegada del catalán Josep Guardiola hace más de una década, se acostumbró a jugar con cuatro delanteros netos (dos extremos un creativo detrás del nueve y un goleador), parece casi una utopía, cuando los medios suelen calificar de "desequilibrado" a cualquiera que ataque con más de dos.

Tan lejos y tan cerca

Pero el Bayern no sólo ataca con cuatro, sino que suelen sumarse otros volantes, como León Goretzka, o los laterales, o Jamal Musiala (el chico al que Lionel Messi votó para el Balón de Oro), que entró más tarde, y sólo marca con tres atrás, de los cuales el del medio, Jonathan Tah, proveniente del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, además de gigante que se mueve con soltura, a veces llega con pelota dominada hasta el medio y su arquero Neuer termina colocándose tan adelantado en el campo que parece más un central que un arquero.

Tan lejos y tan cerca

En ese contexto, y muy limitado por falta de delanteros con Edinson Cavani siempre lesionado, Exequiel Zeballos muy debajo de sus posibilidades desde que regresó de una larga lesión y acostumbrado a jugar de contragolpe o al error del adversario, lo de Boca era, desde el inicio, demasiado limitante como para enfrentarse a un equipo de estas características, y le costó adaptarse en la primera media hora, en la que pudieron haber caído no menos de tres goles alemanes. De hecho, uno fue anulado por el VAR, por falta de Serge Gnabry a Agustín Marchesín en un córner del mejor jugador de la cancha, el francés Michael Olise, y el otro llegó a los 17 minutos, cuando le llegó un rebote al inglés Harry Kane, y definió a la perfección.

Tan lejos y tan cerca

Boca pudo emparejar las acciones en su campo, a lo sumo unos cinco metros en campo rival, pero nunca pesó más allá de esto, y por eso, los defensores del Bayern y hasta su arquero Neuer jugaban tan adelantados, pero sí hay que señalar que si bien los alemanes pujaron, hicieron circular siempre mejor la pelota, ya no llegaban con mucho peligro por la gran tarea de Boca en la marca, muy aplicada, ganando duelos individuales y apelando a algún contragolpe como el que generó el impactante gol del uruguayo Miguel Merentiel, tras una asistencia por la derecha de Alan Velasco. Se fue en velocidad, se generó un autopase ante la última marca, y definió a la perfección a la salida de Neuer.

Tan lejos y tan cerca

Pocos lo creían pero quedaban ocho minutos, y parecía que Boca se llevaba un empate en un partido en el que había estado siempre lejos de su rival, con otra economía, otra estructura, otro plantel y mucha más ambición. Pero allí volvió a ocurrir lo de los últimos años, ese vicio de Boca de creer que meterse atrás es negocio. El Bayern recuperó terreno y pelota, los suplentes que metió Russo por el lógico desgaste de algunos titulares, no tuvieron el mismo oficio, y así no sólo llegó el gol de Olise, sino que el mismo francés tuvo en sus pies la posibilidad de marcar un tercero de tiro libre, pero la pelota rozó el palo izquierdo de Marchesín.

Tan lejos y tan cerca

A Boca se le escapaba no sólo un partido en el que estuvo a minutos de una hazaña por haber sido tan superado en el juego, sino que, posiblemente, se le haya ido una de las últimas chances de clasificación a los octavos de final porque ahora depende de que el Bayern le gane al Benfica y con los seis puntos ya cosechados, los alemanes podrían jugar con un equipo B, pero además, aunque sea un equipo semiamateur el rival del martes, como el neocelandés Auckland City, para los de Russo, meter n o menos de seis goles suena a tarea complicada en sí misma.

Tan lejos y tan cerca

De todos modos, Boca logró lo más difícil en este torneo: salir mucho más reforzado que como entró. Hoy, la confianza es otra, al respaldo defensivo es más fuerte, algunas certezas son importantes (como la de Battaglia en el medio, o Ayrton Costa abajo, o la seguridad de Marchesín en el arco, o la consagración definitiva de Merentiel como estrella) y eso, con el muy posible regreso de Leandro Paredes, puede ser el puntapié inicial para un cambio de filosofía tras lo aprendido en estos dos partidos del Mundial de Clubes: en el fútbol, hay que atacar y para eso, en un equipo tiene que haber más gente con vocación ofensiva. Seguramente, Russo habrá tomado buenos apuntes, pensando en lo que viene.

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