Se enciende la alarma en las escuelas de Mendoza por los casos de viruela del mono
El Gobierno aseguran que los casos detectados están controlados y desde la DGE descartan la suspensión de clases en los establecimientos educativos comprometidos.
En Mendoza, se confirmaron cinco casos de viruela del mono en una familia compuesta por adultos y menores, los más pequeños asisten a establecimientos educativos de Las Heras y Ciudad. Esta situación encendió la alarma en los padres de los alumnos que tienen a sus hijos en la misma escuela, pero desde la Dirección General de Escuelas (DGE) descartaron una posible suspensión de clases.
Si bien desde el Gobierno aseguran que la situación está controlada, la preocupación sigue, debido a que hay sospechas sobre otros posibles casos que están siendo investigados.
Desde la DGE, señalan que se viene aplicando el protocolo correspondiente para estos casos en las escuelas afectadas. Hasta el momento se avanzó en la notificación del personal directivo para que se mantengan alertas, se hizo desinfección y limpieza de los establecimientos educativos comprometidos.
A su vez, trascendió que la familia que contrajo viruela del mono se encuentran en buen estado de salud y aislados, mientras el Ministerio de Salud de Mendoza realiza el seguimiento epidemiológico de los contactos estrechos.
Síntomas de la viruela del mono
La incubación suele ser de entre seis y 13 días. Es decir, típicamente entre una y dos semanas desde el contacto estrecho y el momento en que da la cara la enfermedad.
En la primera fase hay fiebre, dolor de cabeza, de espalda y músculos. Inflamación de los nódulos linfáticos, escalofríos y cansancio. Esta fase dura hasta cinco días y es común a otras enfermedades infecciosas.
Hasta tres días después de la aparición de la fiebre, empiezan los picores (normalmente, primero en la cara) que evolucionan hasta las lesiones típicas en la piel, que pueden convertirse en pústulas a la semana de empezar los primeros síntomas.
La enfermedad dura entre dos y cuatro semanas. Son contagiosos los fluidos, como la saliva y las propias lesiones cutáneas, incluso secas, que pueden tener todavía restos del virus, aunque son más claramente infectivas al contacto cuando están en plena erupción.