El regreso de Miguel Ángel Solá a Mendoza tendrá el marco de una única función de la obra Mi Querido Presidente, una comedia francesa que protagoniza junto al uruguayo Maxi de la Cruz y que, bajo la dirección de Maxo Trento, viene recorriendo escenarios del país con gran recepción del público.

"Me invitaron a jugar y acepté. Es una comedia inteligentemente escrita, que hace reír permanentemente y que también nos divierte mucho a nosotros en escena", relató Solá en la entrevista. Según adelantó, la trama juega con la relación entre un presidente y su psiquiatra, y la verdad de la historia se devela recién en la última frase de la obra.

El artista destacó la química que logró con su compañero de elenco: "Con Maxi se armó un lindo tándem, una muy buena alquimia. Nos hemos hecho amigos y trabajar con él es un placer. Es un actor muy completo, lo único que le falta es animarse a todo".

Entre el teatro y los recuerdos

Durante la charla, Solá evocó viejas visitas a Mendoza en la época de Los Mosqueteros del Rey, a mediados de los 90. Recordó conferencias de prensa y entrevistas de aquellos años, y se mostró agradecido con el afecto del público mendocino: "La gente es muy cariñosa conmigo, tiene siempre una palabra de halago y recuerdos de trabajos de hace 30 o 40 años. Yo no trabajé para que me recuerden, trabajé para hacer bien mi trabajo, pero ese plus es maravilloso".

Sobre el presente de su carrera, fue contundente: "A los 75 años las oportunidades son menores. El cine y la televisión que yo conocí ya no existen. La única manera de defenderme es a través del teatro, aunque duele y exige muchísimo. Pero el teatro sigue vivo, es un virus resistente que lleva 4.000 años en estado de coma".

Crítico con las plataformas

Consultado sobre las nuevas formas de producción audiovisual, Solá se mostró distante: "Mi experiencia con plataformas es casi nula. Han abaratado el trabajo del actor: prefieren un influencer con millones de seguidores a un actor probadamente bueno. Todo se resuelve en edición y se pierde el orgullo de ser buen actor en el set. Es como si te sirvieran una pizza ya masticada".

El poder de la ficción

Más allá de los cambios en la industria, el actor defendió la vigencia del teatro como espacio esencial: "Una persona compra una entrada para ver algo que sabe que es ficción, y sin embargo se ríe, llora, se emociona. Quizás porque ahí se siente protagonista de algo. Desde chicos necesitamos que nos cuenten historias, que nos hagan reír, que nos hablen al oído. Y el teatro sigue dando eso: cada función es única e irrepetible".

Este sábado, el público mendocino tendrá esa oportunidad en el Cine Teatro Plaza, donde Solá y De la Cruz desplegarán una comedia que, como toda obra teatral, se consumará solo una vez, para quienes elijan ser parte de esa experiencia.