La inflación de mayo fue la más baja en cinco años, pero el alivio no llega al bolsillo
El economista José Vargas explicó en Radio Jornada por qué la baja de la inflación no se traduce en mejoras para las familias
La inflación nacional de mayo fue del 1,5%, la más baja de los últimos cinco años, y en Mendoza alcanzó el 1,7%.
Sin embargo, según explicó el economista José Vargas en el programa "Lado A" de Radio Jornada 91.9, esta desaceleración de los precios no es percibida por la población debido a que la medición oficial se basa en una canasta de bienes desactualizada que no refleja el consumo real de las familias.
Además, advirtió que los rubros que más afectan el gasto cotidiano, como alquileres, educación, transporte y medicamentos, tienen una baja ponderación en el índice, mientras que sectores con menos peso en el gasto real inciden más en la medición. También analizó la evolución de los precios de alimentos y vestimenta, y las perspectivas a futuro.
Por qué la baja inflación no mejora la economía familiar
Según Vargas, el principal motivo por el que la caída de la inflación no se traduce en una mejora en el poder adquisitivo es que el INDEC aún utiliza una canasta de consumo de más de 20 años de antigüedad. Esta incluye productos y servicios que ya no reflejan los hábitos actuales, como el fax, e ignora otros de uso cotidiano como los dispositivos tecnológicos.
A esto se suma que rubros que tienen gran impacto en los gastos mensuales de las familias -como el alquiler, la salud, la educación y el transporte- tienen baja incidencia en el cálculo del IPC, mientras que otros con menor impacto real en los hogares pesan más en el índice general. Por eso, aunque la cifra oficial muestra una inflación baja, los consumidores no perciben ese alivio en sus gastos cotidianos.
Los rubros que más subieron: indumentaria, salud y educación
En mayo, los rubros que más aumentaron en Mendoza fueron indumentaria (casi 5%), atención médica (más del 4%) y educación (también por encima del 4%). En cambio, alimentos y bebidas subieron apenas un 1,2%, por debajo del promedio general, lo que ayudó a contener la cifra total. Vargas explicó que en alimentos hubo bajas estacionales en frutas y verduras por sobreoferta, además de reacomodamientos de precios tras la flexibilización del cepo cambiario.
Sin embargo, alertó que la suba de tarifas de servicios públicos fue muy superior a la evolución de los salarios en el último año: mientras que los sueldos crecieron un 70%, los servicios aumentaron hasta 400% o más en algunos casos, como el gas, que registró incrementos de hasta 900% en cargos fijos.
¿Es sostenible esta tendencia a la baja?
Para el economista, la inflación podría mantenerse en torno al 1% o 1,5% mensual en los próximos meses, pero es difícil perforar ese piso de manera sostenida debido a la inercia de costos en Argentina. Además, advirtió que factores como el año electoral y el estancamiento del consumo afectan la dinámica de precios.
Respecto al dólar, señaló que la flexibilización del cepo y el ingreso de divisas del FMI dieron tranquilidad al mercado, achicando la brecha con el tipo de cambio oficial. Sin embargo, aclaró que este dólar sigue siendo poco competitivo para la economía real. Por eso, el desafío para 2025 será consolidar esta tendencia de baja inflación con crecimiento económico y sin deterioro de los ingresos reales.