Es época de exámenes. Docentes, estudiantes y personal administrativo de la UNCUYO contaron cómo se enfrentaron a la nueva modalidad de trabajo y estudio.

Rendir un examen no es una tarea fácil y, con nueva modalidad en plena pandemia, complejiza su dificultad. En este sentido, estudiantes, docentes y personal administrativo de diferentes facultades que componen la UNCUYO contaron  cómo enfrentaron este proceso desde la virtualidad.

De esta manera, la modalidad de examen virtual permitió que los y las estudiantes continuaran con su actividad académica, a pesar del confinamiento en el hogar para prevenir contagios por COVID-19. Sin embargo, el psicólogo Walter Motilla indicó que esta vinculación entre enseñanza y aprendizajea veces no resulta satisfactoria para el alumnado ni para el cuerpo docente.

“Con la cuarentena, la Universidad tuvo que revisar todas sus estrategias. Pero la evaluación, que es como el último peldaño de una escalera, mantiene el formato clásico, aunque se traslada a otra plataforma.  De por sí, el alumno siente incertidumbre porque no sabe a qué pregunta se va a enfrentar en el examen. Además, a esto se suma el estrés que implica la virtualidad porque muchas veces el alumno no encuentra en su hogar la tranquilidad o intimidad necesaria para desarrollar la evaluación en condiciones óptimas”, describió el profesional de salud.

Por eso, tanto docentes como estudiantes comienzan a reinventar sus estrategias para recibir y brindar contenido de calidad, acorde a la instancia evaluativa. En este marco, la situación de conectividad también aumenta los nervios e inseguridades.

A su vez, la participación de profesores de informática y trabajadores de las oficinas de virtualidad de cada unidad académica resulta fundamental en la nueva instancia evaluativa, ya que acompañan en caso de necesitar ayuda técnica. Desde la Facultad de Filosofía y Letras, detallaron que se realizó “un megaoperativo” para que las mesas sean posibles. “Hubo mucha organización previa entre la comisión de virtualidad, las autoridades, los docentes y administrativos. Teníamos como mínimo dos reuniones por semana y se redactó un protocolo en el que se establecían las pautas, desde la inscripción hasta la carga de las notas. Algunos docentes utilizaron la plataforma para crear evaluaciones escritas, pero la mayoría fueron orales que se tomaron por la plataforma Google Meet o Zoom. También se pedía que los docentes tuvieran reuniones previas con los alumnos en la plataforma a usar para familiarizarse con ella”, expresó Cecilia Culotta, integrante del área de Virtualidad.

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Más estudiantes inscriptos

Desde la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, destacaron que el período de inscripción para las mesas de exámenes de mayo concluyó con 1183 estudiantes inscriptos/as, es decir, 230 inscriptos más que en mayo de 2019 (en el cual hubo 953 pedidos de examen). Para posibilitar una mejor calidad evaluativa, algunas fechas se reprogramaron hacia días posteriores.

En este sentido, el director Ciencia Política y Administración Pública, Julio Aguirre, indicó  que por ahora solo registran el número general de la Facultad, pero buscan conocer el desarrollo específico de las últimas mesas. “Luego de las mesas de esa semana, enviaremos una encuesta sobre la modalidad virtual. Cuando tengamos esos datos, podremos conocer más sobre el desempeño. Hasta ahora, sabemos que fueron más de mil inscriptos”, explicó Aguirre.

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De todas maneras, profesores de esa carrera destacaron que no han visto el incremento en la nómina de inscriptos de sus materias, pero consideran que eso se debe a que sus asignaturas son de los últimos años de cursado.  

En líneas generales, la virtualidad impuso una modernización instantánea en el sistema educativo que afecta a estudiantes y docentes. Además, en palabras del psicólogo Walter Motilla, a ello se suma “el vivir en una situación de pandemia, en la que convivimos con un enemigo invisible que nos genera un nivel de estrés e incertidumbre extra”. Unidiversidad