Mientras esperamos la fumata, recordemos la eleccion de Francisco
El pontificado del papa Francisco, iniciado en 2013, transformó la Iglesia Católica con reformas profundas y una visión centrada en la inclusión, el diálogo interreligioso y la justicia social.
Jorge Mario Bergoglio, conocido en todo el mundo como el papa Francisco, falleció a los 88 años en la madrugada del lunes 21 e abril. El argentino fue el primer pontífice latinoamericano de la historia, ocupando el trono de San Pedro desde marzo de 2013. Desde el inicio de su papado, Francisco se propuso revitalizar una Iglesia que enfrentaba serios desafíos internos, como escándalos de abuso y malversación de fondos, además de una creciente desconexión con sus fieles.
Con casi 12 años al frente del Vaticano, dejó un legado marcado por la promoción de la inclusión, el respeto a las diversidades y una constante búsqueda del diálogo interreligioso. Su enfoque siempre estuvo en acercarse a los más vulnerables y fomentar una Iglesia más humilde y cercana a las realidades cotidianas.
El 13 de marzo de 2013 el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, hasta entonces arzobispo de Buenos Aires, se convirtió en el primer Papa latinoamericano, jesuita y nacido en el hemisferio sur. Con este nombramiento, se rompieron tradiciones centenarias, marcando el inicio de un nuevo capítulo para la Iglesia.
La decisión de elegir a Francisco se dio tras la histórica renuncia de Benedicto XVI en febrero de 2013, un hecho sin precedentes en siglos. El cónclave comenzó el 12 de marzo y, tras cinco rondas de votación, a las 19:05 horas del día siguiente, la fumata blanca emergió desde la Capilla Sixtina, señalando al mundo que un nuevo líder espiritual había sido elegido. Así, Bergoglio se convirtió en el Papa número 266 y el primero en usar un nombre inédito desde el Papa Landón en 913.
Además, rompió con una tradición de más de 1.200 años al ser el primer Papa no europeo desde Gregorio III, nacido en Siria en el siglo VIII.
Un mensaje que conectó con millones
Cerca de una hora después de su elección, a las 20:22 horas, Francisco salió al balcón de la Basílica de San Pedro para dirigirse a los miles de fieles que llenaban la Plaza Vaticana. Con sencillez y cercanía, abrió su primer discurso como Papa con una frase que quedó grabada en la memoria colectiva: "Hermanos y hermanas, buenas tardes. Como todos saben, el deber de un cónclave es el de dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo casi al fin del mundo".
Sus palabras, cargadas de humor y humildad, desataron aplausos y sonrisas entre los presentes. Luego, pidió a los fieles que rezaran por su predecesor, Benedicto XVI, y juntos elevaron un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre. Antes de impartir su primera bendición Urbi et Orbi ("a la ciudad y al mundo"), pidió que oraran por él, un gesto que reflejó el estilo cercano y sencillo que caracterizaría su pontificado.
Un papado marcado por la renovación
Desde aquel día, Francisco se ha convertido en un símbolo de esperanza y cambio para millones de personas. Con su estilo de vida austero, su compromiso con los pobres y su mensaje de inclusión y misericordia, ha llevado a la Iglesia a conectar con nuevas generaciones y a enfrentar grandes desafíos. Aunque no ha estado libre de controversias, su liderazgo ha dejado una marca profunda en la historia contemporánea de la Iglesia.
La elección de Francisco el 13 de marzo de 2013 no solo transformó el rumbo de la Iglesia Católica, sino que también ofreció al mundo un mensaje de humildad, amor y renovación en tiempos de incertidumbre.