Disfrutando el Atlántico

El tortugo Jorge continúa su aventura luego de haber recuperado la libertad

El tortugo Jorge, quien vivió durante décadas en cautiverio en Mendoza, ya recorrió 3.300 km por el Océano Atlántico y ya se encuentra en las cálidas aguas de Ubatuba, Brasil, añadiendo más aventura a su experiencia de libertad.

A un poco más de tres meses desde que el tortugo Jorge fuera liberado del cautiverio que durante décadas vivió en Mendoza, regresó al mar el pasado 11 de abril, marcando el inicio de una nueva etapa en su hábitat natural, aventura que continúa en su viaje por el Océano Atlántico en Brasil.

Este animal, muy querido en la provincia cuyana, demostró una notable adaptación, ya que, se encuentra en perfecto estado y su historia captó la atención internacional, siendo publicada por la revista National Geographic por su relevancia en la conservación marina.

Según el último informe de los científicos que lo monitorean, Jorge se encuentra actualmente en Ubatuba, Brasil, habiendo recorrido unos 3.300 kilómetros desde su liberación.

El monitoreo satelital es crucial, permitiendo a los expertos de Mendoza seguir cada uno de sus movimientos y confirmar que "Jorge no solo se orientó correctamente, sino que además ha demostrado una gran capacidad de adaptación a la vida en libertad".

 El tortugo Jorge continúa su aventura luego de haber recuperado la libertad

La bióloga e investigadora del CONICET, Mariela Dassis, miembro del equipo de seguimiento, explicó que Jorge tuvo dos fases en su viaje: una primera etapa de rápido desplazamiento desde Mar del Plata hasta el sur de Brasil en solo 18 días, alternando movimiento con breves paradas. Luego, al ingresar a aguas más cálidas (entre 22 y 24 grados), "modificó su comportamiento", moviéndose "más despacio y pasa más tiempo en zonas específicas", lo que "indica que se siente cómodo y adaptado".

El caso de Jorge es un verdadero hito en la conservación animal. Dassis destaca que, aunque no pueden observarlo directamente, todo sugiere que "se alimenta bien, posiblemente de cangrejos", y que si "estuviera débil o desorientado, ya habríamos perdido el rastro o habría salido a la costa".

Su exitoso retorno al mar, tras años en cautiverio, "demuestra que la ciencia, el compromiso y el trabajo en equipo pueden lograr lo imposible", inspirando la protección de especies marinas globalmente.

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