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Historia de superación: el ciego mendocino que nació en la pobreza, hoy es Licenciado y formó periodistas

31/05/2020 17:16

Gustavo Arce trabaja en la Osep desde 2003, toca varios instrumentos en una Parroquia y aunque él se sienta incómodo cuando lo dicen, es un ejemplo de vida.


Por Fausto Mateo

Esta nota es un poco un homenaje. Dicen que los homenajes es mejor hacerlos en vida. Aunque en la Argentina se homenajea más a las personas que ya no están. Además siempre tuve una profunda admiración por las personas discapacitadas que logran insertarse en una sociedad que no está diseñada para ellos, sino que todo lo contrario. Como así también la inquietud de cómo interpretarán y convivirán con lo que los rodea. La historia de Gustavo Daniel Arce es necesario que sea contada. Y está bien que provoque admiración.

Nació ciego, creció entre las viñas y los tachos de uva, supo en carne propia lo que es vivir sin un baño, fue pobre, pasó gran parte de su niñez en una vivienda muy precaria pero logró superar esas adversidades que la vida le puso porque sus padres desde chico y ante esa situación prácticamente límite le “enseñaron a querer ser mejor y que el único camino para eso era la educación”.

“Yo viví en el campo, nací en San Martín, mi viejo era obrero rural, por eso me gusta tanto la Vendimia, yo he vivido muy de cerca la Vendimia. He tenido en mis manos las fichas de los cosechadores, he tocado tachos con uvas, me ponía chupallas, tocaba ropas húmedas y sucias por el mosto. Siento que la vendimia habla de cosas de mi infancia”, describe el Licenciado en Comunicación Social.

“Las casas donde viví cuando era niño eran muy precarias. Tenían habitaciones y una cocina. Al principio no había baños. Después de un tiempo lo pusieron. Era un surtidor y un inodoro. No había agua caliente. Yo de esas cosas la verdad que no reniego, yo soy un agradecido de esa enseñanza que me dieron mis viejos en un marco de pobreza pero de muchísima dignidad”, resume así su infancia Gustavo Arce.

Su discapacidad no fue un impedimento para alcanzar sus sueños y para cumplir objetivos. Estudió en la escuela de Educación Especial Hellen Keller de Godoy Cruz y el secundario lo hizo en el Instituto Maipú de Educación Integral (IMEI). “Recuerdo algunos docentes cuestionando si yo podía ir a esa escuela secundaria por mi condición, algunos decían que yo no podía estudiar ahí por ser ciego. El rector decidió que fuéramos para adelante y nos inscribimos”, cuenta Gustavo.

Terminó los estudios secundarios y se preparó para estudiar la Licenciatura de Comunicación Social en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Cuyo. “En la facultad hasta los más progresistas, en algunas reuniones decían que no iba a poder llevar adelante mis estudios universitarios”. El tiempo puso las cosas en su lugar. Gustavo fue la primera persona no vidente en recibirse en esa Facultad en el año 2012.

Hace 20 años, era jueves y llovía a mares. Esa noche, los egresados de mi colegio, recibiamos nuestro diploma de…

Posted by Gustavo Arce on Monday, December 11, 2017

Hoy, además de trabajar en prensa de la OSEP desde el año 2003, Gustavo Arce está llevando adelante un proyecto llamado “Leemos para vos”. “Es en un espacio de lectura durante la Pandemia. La gente nos manda lo que está leyendo y lo subimos a Instagram y a Youtube. Escuchar lecturas no solo le sirve a las personas con discapacidad visual, sino también aquellas con discapacidad intelectual. Y también a gente que se encuentra con cosas a las que no puede acceder porque se encuentra lejos”, explica Gustavo.

Y como si todo esto fuera poco también toca la guitarra en las misas de una Parroquia de Maipú. “En la escuela primaria nos enseñaron música en tercer grado. También toco el bajo, el charango y hace poco una compañera de trabajo me ayudó a comprar un saxo”.

¿Si pudieses volver a nacer elegirías la misma vida?

-Si. No sé si en algunos casos volvería a hacer las mismas cosas, en la mayoría sí pero en algunas no. Si me preguntas si volvería a elegir tener la misma discapacidad, bueno no. No es una pregunta que pueda responderte porque bueno, no me he planteado si elegiría o no elegiría volver a tener la misma discapacidad. Si estoy seguro que viviría en los mismos ámbitos, seguramente iría al mismo colegio, volvería a vivir más o menos las mismas cosas que he vivido.

¿Te discriminaron por ser ciego?

-Es como todo, en algunas cosas si en algunas cosas no. En algunas situaciones no me he enterado… por ahí voy por la calle y hacen señas, pero como yo no las veo no me entero… -se ríe Gustavo mientras responde-  La discriminación hay que dividirla en dos situaciones. No siempre la discriminación viene de la mala leche. En muchos casos la discriminación viene de la ignorancia, la discriminación tiene que ver en muchos casos con las torpezas, digamos. No siempre que uno se siente discriminado el otro te está discriminando. Muchas veces te cierran puertas y eso tiene que ver con tu discapacidad pero muchas veces no hay una voluntad de discriminar de parte del otro, sino que tiene que ver a veces con su ignorancia. Y a veces sí, hay mala leche y tiene que ver con esta situación de regodearse en lo que sos, o como diría León Gieco ‘regodearte en tus pobres triunfos en la canción imbécil’, del disco Orozco de 1997 –Gustavo se acuerda de memoria-.

La gente generalmente no está acostumbrada a tratar o a convivir con gente discapacitada. Porque además viven en una sociedad que no está pensada para personas con discapacidad. En algunos momentos sí me he sentido discriminado y en otros no. Y en otros tal vez me he comido el personaje de que la gente me trata como un ser normal y en realidad no y no me he dado cuenta.

-¿Sentís que tuviste que esforzarte mucho más que otras personas para lograr lo que querías?

-En realidad yo tuve que adaptarme a lo que tenía y en base de eso ponerme en igualdades de lo que tengo con otros. Por ejemplo, la lectura no era tan rápida para mí y entonces tuve que esforzar la memoria y bueno eso, decir de memoria y registrar más lo que uno va viviendo. Eso no sé si es esforzarse más que otros sino emplear otras estrategias de superviviencia. Emplear la capacidad de análisis en base a lo que escucho, es verdad que me pierdo las cuestiones que tienen que ver con lo visual, pero siento que sí profundizo otras sensaciones que me animan a estar más cerca de lo que pasa. Eso me lleva muchas veces a no estar del todo de acuerdo con lo que opinan los demás porque han visto lo que yo he escuchado. Por ejemplo, para muchos este año la Fiesta de la Vendimia no estuvo buena y para mí estuvo interesante, me parece que muchos que opinan que no estuvo buena es porque nunca han ido a las vendimias departamentales donde se está usando mucho el género ficción que se usó mucho en esta Vendimia, cuando hablaba el personaje central, el maestro, el compositor con los duendes, tenía que ver con esta situación de ficción que suele pasar más en las vendimias departamentales que este año fue toda una ficción y lo demás giró en torno a esto. No tiene que ver con esforzarte sino con diseñar otras estrategias que es verdad que a vece suponen más esfuerzo, pero así es la cosa.

La gran pasión de su vida es la radio. Muchos periodistas deportivos de Mendoza hicieron escuela en las transmisiones de fútbol, de hockey, de básquet, de boxeo, de vóley, que el lideraba.

¿Qué es la radio para vos?

-La radio… Para mí la radio es la vida, es mi vida. Si bien hoy no estoy en actividad y lo hago cuando tengo ganas, creo que en algún momento histórico la radio, que este año cumple 100 años, ha servido para transformar el mundo, las sociedades y la vida de la gente y que la radio es un signo de valor cultural muy importante, con ella o no. La radio es escuchar de modo ampliado lo que otros nos cuentan. Después esto se ha significado de otra manera, vos podes escuchar viendo a un tipo que está en la televisión, o viendo a alguien que está en una red social, pero la radio instaló ese valor en la sociedad, la posibilidad de escuchar que otro nos cuenta algo y la posibilidad de decir para que otros escuchen. Ese valor que ha transmitido la existencia de la radio es importantísimo para la vida de las sociedades.

Gustavo Arce empezó a hacer radio cuando tenía 15 años “le pedía permiso a Hugo Torrente”, recuerda. Y luego se acuerda de tres momentos “muy fuertes” que lo marcaron. “Los tres momentos más fuertes fueron los aprendizajes en la vieja radio Maipú, después haber sido el coordinador de “La Mano de Dios” y sus producciones deportivas en radio El Camino de Maipú y en todas las radios en las que estuvimos. Y después la experiencia de laburar en un medio reconocido, respetado y tener el glamour de la gran audiencia y laburar por plata, desde lo simbólico y también desde lo político, que fue haber laburado en Dos de Punta en Radio Andina.

Gustavo Daniel Arce, hoy tiene 42 años y cuando esta pandemia de coronavirus termine volverá a ir tras algún sueño que todavía tiene por cumplir. Mientras tanto toca la guitarra y cuelga algún video cantando alguna canción de la iglesia, se acuerda de alguna anécdota radial sin olvidar ni un solo detalle, atiende el teléfono todos los días en la oficina de prensa de la Osep y seguramente te lo vas a cruzar por la calle caminando solo o esperando el diferencial que va para Maipú en alguna parada del bondi.

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