Final UEFA Champions League

Una final inédita e igualada

Cuando salgan al césped del Bayern Arena los veintidós jugadores y escuchen la tradicional melodía del himno de la Champions League, acaso se terminen de dar cuenta de todo lo que se juegan en noventa, o quizá ciento veinte minutos. El resultado entre Inter y PSG marcará a fuego la temporada.

Por Sergio desde Múnich/Alemania

No es una final con polémicas (apenitas Simone Inzaghi se le adelantó a Luis Enrique Martínez, su colega entrenador español del PSG, en pedir que la conferencia de prensa y el entrenamiento del Inter fuera primero, por lo que acabó ganando un par de horas de descanso), porque todos se tiraron flores y reconocieron la validez de su rival porque hay una coincidencia general en que los dos equipos están con un cincuenta por ciento de chances cada uno.

A priori son parejos y al decir de los dos entrenadores "los dos merecemos estar donde estamos". El Inter sufrió mucho más en semifinales ante el Barcelona, que en el resto del torneo, pero el PSG estuvo a punto de no pasar la fase de grupos hasta que ya en la definición venció al Manchester City, pudo jugar el repechaje en el que goleó a su compatriota Brest -diez goles entre los dos partidos- y desde allí fue imparable, con muy buen manejo de pelota, un ataque que se fue perfeccionando con un gran Dembélé y un dominio total del vestuario por parte de Luis Enrique, que fue el leit motiv de su carrera desde los bancos de suplentes: tener controlado todo lo posible, y eso le ocurrió en el Barcelona, en el Celta o en la selección española, y una vez que emigró Kylian Mbappé sintió que no podía estar más a gusto, sin jugadores díscolos o individualistas, por más buenos que pudieran ser.

Una final inédita e igualada

Para sorpresa de muchos, el PSG despachó al Liverpool, campeón de la Premier League y el mejor equipo de los 36 de la primera fase, y nada menos que en Anfield, tierra muy complicada para la mayoría, luego de perder ajustadamente en París. Ese fue, sin dudas, un golpe en la mesa, aunque no el único, porque luego terminó eliminando a otros dos equipos británicos que también fueron protagonistas de la temporada como Aston Villa o Arsenal (subcampeón de la Premier). Acaso por eso, es que Luis Enrique manifestó en la conferencia de prensa que este equipo "está preparado para todo".

"Intento transmitir que tuvimos un recorrido muy duro -siguió el asturiano- y no le tenemos miedo a nada, aunque claro que nos preocupa que un rival de tan buenos jugadores como el Inter se cierre, pero lo tenemos que superar porque ya estamos acostumbrados a que nos lo hagan, sólo que no con jugadores de este nivel", en referencia a que siempre prefiere tener mucha posesión de pelota y se le criticó mucho el juego horizontal, que necesariamente requiere de paciencia hasta encontrar el hueco.

Pero el factor psicológico también juega su partido y fue llamativo que los dos entrenadores hicieran referencia a esta cuestión. Si Luis Enrique dijo que "intentaremos que no nos supere la excitación" por el compromiso, su colega Inzaghi hizo hincapié en "controlar las emociones" y también remarcó que lo que busca en la final es "determinación, pero no obsesión".

Una final inédita e igualada

¿Cuál de los dos equipos llega más presionado, el PSG, que nunca pudo ganar una Champions y se encuentra a noventa minutos de la oportunidad de sus 55 años de vida, o el Inter, que lleva quince años sin levantar la "Orejona" y que, luego de cuatro años, una caída en otra final como ante el Manchester City en 2023 podría implicar un cambio de ciclo?

Precisamente, cuando le preguntaron al DT sobre su futuro, dijo que se sentaría a hablar con los dirigentes una vez que esto termine, pero no parece seguro que se quedará, porque un sector del periodismo deportivo italiano le endilga que, al principio de temporada, fue el propio Inzaghi el que dijo que buscaría el "Triplete" pero el Milan lo eliminó de la Copa Italia, el Napoli lo superó con lo justo en la última fecha de la liga y tampoco ganó la Supercopa. Algunos rumores indican que tendría todo arreglado con un equipo árabe saudí, que pagaría mucho más que los milaneses.

Una final inédita e igualada

Otro tema de debate es el del Balón de Oro. Para muchos europeos, este premio individual al mejor jugador del año está relacionado con los éxitos colectivos de la temporada y en ese caso, parece que la disputa entre Ousmane Dembélé y Lautaro Martínez podría resolverse en el Bayern Arena, sin descuidar a Lamine Yamal, que no es finalista, pero fue la máxima aparición.

Demasiadas cuestiones para una gran final entre dos de los mejores equipos de Europa, cada uno con su estilo, aunque la Champions irá para un lado, y el otro se irá de Múnich con las manos vacías.

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