Enviado especial a Munich

PSG e Inter, historia y presente

Cada uno se aferra a lo que más le conviene: Los que están con el Paris Saint Germain (PSG) sostienen que las cuatro veces que la final europea se disputó en esta ciudad, siempre ganaron los equipos que nunca habían levantado antes el trofeo.

Por Sergio Levinsky desde Múnich

Los que van por el Inter recuerdan la final del Mundial 2006, que se jugó en Alemania e Italia le ganó la final a Francia.

Lo cierto es que los dos equipos llegan con largas historias complicadas en el siglo XXI, especialmente en lo institucional, más allá de que el PSG es un club mucho más joven, fundado el 12 de agosto de 1970, como producto de la fusión de dos clubes, el París Fútbol Club y el Stade Saint Germain, en un nuevo intento por revitalizar el fútbol de la capital francesa, cuando en este deporte se destacaban otras ciudades como Marsella, Nantes o Bordeaux.

En París no había pasión por el fútbol como para que se arraigara en los clubes, algo que siempre fue extraño tomando en cuenta que la primera final de una Copa de Europa se jugó en el estadio Parque de los Príncipes, el mismo que alquila ahora el PSG, aunque ya tiene la idea de la construcción de uno nuevo y propio, o que la propia Copa de Campeones -como se llamó originalmente- partiera en buen porcentaje de los franceses, o que una revista de este país sea una de las más influyentes del mundo -France Football- y sea la que entregue el preciado Balón de Oro, con el que ahora sueñan el argentino Lautaro Martínez o el galo Ousmane Dembélé para esta temporada.

PSG e Inter, historia y presente

El fútbol parisino ya había experimentado sonados fracasos con clubes como Galia, Stade de París, Cirque Athletique de París, Stade Français, Racing de París, Racing Matra (un proyecto del faraónico socialista y ex dueño de empresas petroleras y de Adidas, Bernard Tapie, que llegó a traer al equipo a Enzo Francéscoli) y sólo sobrevivieron Racing de France y Red Star (el club decano de los parisinos fundado en 1897 y radicado en el barrio obrero de Saint Ouen en el Gran París, en las afueras de la capital y cuyas dos tribunas llevan los nombres de dos exjugadores fallecidos en la Resistencia, asesinados por los nazis).

Los primeros propietarios del PSG fueron el gran modista Daniel Hetcher y un grupo de amigos, entre los que se destacaba el reconocido actor Jean Paul Belmondo (también amante del boxeo y amigo de Carlos Monzón). Su camiseta alcanzó a llevar una franja roja en el medio, conocida como "la banda Hetcher", pero no resultó y terminaron vendiendo el paquete accionario al Canal Plus francés, que intentó revitalizarlo inyectándole dinero más que nada para tratar de extremar la rivalidad con el Olympique de Marsella, que en esos tiempos había ganado la única Champions League que consiguieron los equipos franceses.

 

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Esta idea no fue casualidad sino que la llegada de este grupo mediático obedeció a un plan político del entonces alcalde de la ciudad, Jacques Chirac, para que París fuera un faro y un polo de atracción deportiva, tal como indica el gran sociólogo Patrick Mignón, especializado en temática de fútbol y de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la capital francesa, en el libro "Messi, diez miradas sobre el diez" aparecido en 2024 y compilado por el también sociólogo Fernando Segura Trejo.

Así es que, si la gran figura de los primeros años de existencia fue un argentino, Carlos Bianchi, gran goleador al que días pasados se le rindió un homenaje durante la ceremonia de la final de la Copa de Francia entre el PSG y el Stade Reims (el "Virrey" jugó en los dos), ya en estos tiempos de capitales privados, llegaron otros como Gabriel Heinze, Mauricio Pochettino, el brasileño Ronaldinho, los locales Ginola y Djorkaeff y el liberiano George Weah.

Pero siguió sin resultar, pese a los gastos siderales, y en 2006, Canal Plus vendió su paquete accionario a un fondo de inversión extranjero (Colony Capital(), a otro francés (Butler Capital Partners) y a un banco estadounidense (Morgan Stanley), que a los pocos años terminaron acercando a otro fondo, el Qatar Investment Authority, lo que significaba que detrás, habría un Estado destinando fondos ilimitados que ayudaran a lo que en la jerga se llama el "Sportwashing" (lavado de cara desde el deporte), y fue tomando fuerza el nuevo proyecto de las grandes estrellas planetarias, primero con Javier Pastore, Ezequiel Lavezzi, Zlatan Ibrahimovic, Edinson Cavani, Marco Verrati, Mauro Icardi, aunque el gran golpe lo dio en 2017, cuando depositó los 222 millones de euros de la cláusula del pase del brasileño Neymar al Barcelona.

Luego llegaron Kylian Mbappé desde el Mónaco y en 2021, Lionel Messi, y si bien dominó el escenario local, nunca pudo coronar una Champions aunque jugó la final de 2020, en plena pandemia, y cayó ante el Bayern Munich de Hansi Flick, el alemán que hoy dirige al Barcelona.

Si el PSG actual cuenta con un director deportivo como Luis Campos, gran amigo de Mbappe, que trabajando para el Mónaco llegó a descubrir al portugués Bernardo Silva (gran figura por varios años en el Manchester City y su selección nacional) desde el Benfica B, no se puede decir algo distinto de quien tiene el mismo cargo en el Inter, Giuseppe Marotta. Fue durante su mandato que llegaron a la final de la Champions los cuatro equipos italianos en la última década (Juventus en 2015 y 2017, Inter en 2023 y ahora).

Marotta suele sostener que la Champions "no la gana el que juega mejor, sino el más inteligente", tiene el mérito de saber elegir qué jugadores contratar ("no necesariamente el más habilidoso es el mejor porque puede no tener mentalidad de campeón) y en muchos casos, a costo cero, porque los busca cuando quedan libres, como actualmente Çalhanoglu y Thuram, y todo sin necesidad de recurrir al big data.

PSG e Inter, historia y presente

Cuando Marotta se hizo cargo de la secretaría técnica del Inter en 2018, el paquete accionario estaba en manos del grupo chino Sunning en una época de desastres administrativos, al punto de que en 2024 llegó a tener un impago de 335 millones de euros y fue allí que las acciones cayeron en el fondo de inversiones Oaktree (árbol de madera, en inglés) Capital Management.

Lo cierto es que, con Marotta, luego de muchos años, la administración tuvo un superávit de cien millones de euros, muy lejos de aquella crisis que comenzó exactamente el 15 de octubre de 2013, cuando tres años después de ganar la última Champions, el presidente Massimo Moratti decidió vender el 70 por ciento de las acciones al empresario filipino Erick Tohir, quien quedó a cargo del club y el viejo dirigente pasó a ser presidente honorario. En junio de 2016, Tohir vendió el 40 por ciento del paquete accionario al Suning Holdings Group chino, que también se quedó con el 30 por ciento de Moratti, quien se retiró.

Todo este movimiento de capitales, porcentajes, acciones y cambios de dueño fueron tapando al fútbol y recién en los últimos años, y con Marotta, los nerazzurri regresaron al fútbol como prioridad, con los resultados a la vista.

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