La pertinaz lluvia, que en el pronóstico podía ir acompañada de una tormenta eléctrica que hasta hizo peligrar el partido, generó que el césped estuviera muy mojado y rápido, pero la imprecisión de los jugadores de los dos equipos no ayudó al espectáculo, aunque en el segundo tiempo, con los cambios, el conjunto luso sacó una enorme diferencia, especialmente por Conceiçao, autor de un golazo y casi convierte otro en el final, en una jugada brillante, aunque el arquero germano ter Stegen alcanzó a taparle el remate,

Casi inmediato al gol de Conceçao llegó el 2-1 de Cristiano Ronaldo, que de esta manera llegó al gol 937 de su carrera y 137 en su selección. El gol alemán lo había marcado Wirtz, de cabeza, a los 2 minutos de la segunda etapa, mucho mejor jugada que la primera, especialmente por parte de Portugal.

El partido tomó ritmo enseguida, en parte por la actitud ofensiva de los dos equipos, por la movilidad de sus jugadores y por el estado resbaladizo del campo por la intensa lluvia, con Portugal teniendo mucho más la pelota y con Alemania parada para el contragolpe, con varios jugadores muy jóvenes. Evidentemente, su entrenador, Julian Nagelsmann intenta apostar de a poco por una nueva generación.

Acaso por eso, presentó un sistema táctico poco habitual, con un dibujo de 3-4-2-1, con una defensa que, al cometer errores de imprecisión en el medio, quedó muchas veces pagando especialmente ante la velocidad de Pedro Neto por la izquierda, con la sensación de que Portugal podía marcar un gol en cualquier momento y de hecho, Cristiano Ronaldo disparó a las manos de ter Stegen una pelota que interceptó pero que no era para él, parado como "nueve" sino más a la derecha.

Sin embargo, poco a poco Alemania se fue adelantando en el campo y a los 20 minutos llegó la mejor jugada del partido, cuando Sané cambió la punta, desbordó por la derecha, tiró un centro raso y Goretzka, con un tiro a colocar, casi marca el primer gol, pero Diogo Costa logró enviar la pelota al córner con una estirada.

El segundo tiempo comenzó con una de las más claras situaciones de gol de todo el partido: se fue Nuno Mendes por la izquierda, el lateral del PSG sacó un centro al segundo palo y por muy poco Cristiano Ronaldo no empujó la pelota al gol, estirándose frente a ter Stegen.

Y trascartón, respondió Alemania con un bonito gol de su mejor jugador, Florian Wirtz, colocando la pelota, con un sutil cabezazo, al lado del palo derecho de Diogo Costa tras un magistral centro corto de Kimmich, que no había aparecido mucho en el partido.

Parecía que Alemania podría dormir el partido, y de hecho se produjeron tres cambios por cada lado, pero enseguida dio frutos a Portugal, que consiguió empatar por un golazo del ingresante Francisco Conceiçao -ingresó por Trincao-. Recibí casi por la banda derecha, se fue internando hacia el centro y sacó un remate al palo derecho de ter Stegen que fue inatajable.

Y enseguida llegó el golpe, porque Portugal le dio vuelta el resultado a Alemania con otro gran gol que comenzó a gestarse en los pies de Conceiçao, que le imprimió otra velocidad al equipo, pasó a Nuno Mendes, éste se fue a la carrera y tiró un centro bajo hacia el medio, para que Cristiano Ronaldo, ahora sí, empujara la pelota a la red, desatando una enorme euforia en su hinchada y hasta en todo el banco de suplentes luso.

La sensación es que el entrenador catalán de Portugal, Roberto Martínez, con un altísimo porcentaje de puntos obtenidos en toda su gestión al frente del equipo, se guardó a varios titulares porque los que entraron como refresco, especialmente Semedo, Vitinha y Conceiçao (el mejor jugador del campo) fueron netamente superiores a sus antecesores y la diferencia pudo ser mayor con el paso de los minutos.

Alemania, aunque tuvo una ocasión de empatar por el ingresado Adeyemi (Borussia Dortmund) pareció, con el correr de los minutos, muy lejos de una potencia como Portugal, que hizo correr la pelota, ahora con mayor precisión.

En los últimos minutos llegó el típico arreón alemán por el lado del ímpetu y la fuerza, alentado por su público, pero nunca encontró orden y tampoco pareció, salvo por Kimmich y Wirtz, tener la jerarquía necesaria que sí, evidentemente, tiene Portugal.