Tic tac, tic tac...los corazones gimnasistas laten a un ritmo cada vez más acelerado. Los hinchas cuentan los minutos que faltan para ver al "mensana" saliendo a la cancha y demostrando el porqué estará en el estadio "Ciudad de Vicente López". 

La ansiedad aumenta, al igual que la confianza en las fuerzas propias. No se ha llegado aquí de casualidad, sino por mérito propio. El Lobo busca que su aullido se proyecte por todo el país. Tiene con qué y el respaldo de su gente así lo certifica. Falta un pasito, nada más...

La familia "mensana" se fortalece en el abrazo. Lo sabe su presidente, Ing. Fernando Porretta, cuando supo tener la resiliencia necesaria para rearmar el plantel y dotarlo de una mística ganadora. Lo sabe el resto de la dirigencia, como también el cuerpo técnico y los hinchas. Es el momento, ni antes ni después, sino aquí y ahora.

Gimnasia construyó un camino a paso ganador desde principio hasta el fin de la fase regular, que se consumó en la última fecha tras el muy celebrado triunfo sobre Defensores de Belgrano, que aseguró el primer puesto en el grupo B de esta edición 2025 de la Primera Nacional.

Los dirigidos por Ariel Broggi demuestran partido tras partido una mentalidad fuerte, proclive a reponerse de eventuales resultados desfavorables para luego recuperarse y dar señales de autoridad. 

Desde el punto de vista táctico, si algo sobresale en esta formación es en cómo se produce el desdoblamiento de los volantes tanto en faz defensiva como en modo ofensivo, rotando posiciones y sacando ventajas hasta de los detalles más mínimos. 

En las acciones con pelota parada se nota la mano del entrenador para sacarle provecho a centrales de la dimensión de Diego Mondino e Imanol González para soltarlos al área rival y cubrir ambos huecos entre defensores que no salen de su posición.

De hecho, goles claves -por ejemplo ante el emblemático duelo en casa frente a Gimnasia de Jujuy- llegaron por intermedio de la presencia masiva de jugadores del blanquinegro en la última línea del adversario ocasional.

La exacta combinación entre futbolistas surgidos en casa con quienes llegaron desde otros lados, le da amalgama a una formación que ha demostrado la mixtura entre buen pie, coraje, recuperación y llegada al gol en los momentos decisivos.

Además, el plus que otorga un arquero de la trayectoria y categoría de César Rigamonti, a sus 38 años de edad- genera más adhesión interna entre sus compañeros como representatividad y confianza en la psiquis del hincha. 

Ni qué decir de un Nicolás Ferreyra que sabe en qué momento y lugar estar cuando la pelota recorre el área. Un goleador nato, que además trabaja en función de pivote y abre espacio para la llegada de volantes determinantes como Facundo Lencioni y Fermín Antonini.

Si a esto le sumamos la jerarquía de lo laterales Facundo Nadalín y Franco Saavedra, más los aportes trascendentes en zona central de Matías Muñoz, Nahuel Barboza e Ignacio Antonio, sumado al restablecimiento de Nicolás Romano, queda claro por qué Gimnasia cuenta con una fortaleza futbolística en todo sector de la cancha.

Enfrente estará un rival como Deportivo Madryn, que también debe ser respetado porque no le ha sido nada sencillo lograr su clasificación a esta instancia. Más allá de los méritos alcanzados en la zona A, lo cierto es que el "aurinegro" no parece tener el mismo caudal futbolístico que los del Parque.

Las pulsaciones siguen a mil por hora o a diez mil, sin dudas...y ese envión anímico es parte de la identidad de un grupo que quiere quedar en la historia grande de Gimnasia y Esgrima.

Cada vez falta menos...y el Lobo ya prepara su aullido más resonante.