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El Tomba mezcla aspectos positivos y negativos a la vez, dando una imagen distorsionada de sí mismo

El equipo alterna momentos de alta sincronización con otros en los que parece derrumbar lo que venía construyendo. Cobertura de Diario Jornada en Buenos Aires.

Fabián Galdi

Godoy Cruz se halla en una encrucijada a la que solamente puede encontrarle a sí mismo la manera de superarla. Le urge lo que busca afanosamente y casi con desesperación: una identidad propia en la cual sentar la base de un proyecto ya no a lejano sino a corto plazo.

Lo suele explicar Walter Ribonetto con paciencia y eligiendo las palabras justas para que se eviten interpretaciones diversas. Sin herir ni menoscabar a nadie, pero también dejando en claro que cada jugador debe estar cumpliendo su rol al máximo de su potencial.

El propio entrenador, desde que asumió, ensaya variantes, las prueba, considera que son las correctas y planifica sobre ese eje, pero tampoco se entiende que en tres partidos -River, Instituto y San Lorenzo- se hayan perdido marcas en los minutos finales de la primera etapa, con los consecuentes golpes recibidos por goles que parecían evitables.

El Tomba mezcla aspectos positivos y negativos a la vez, dando una imagen distorsionada de sí mismo

Si por momentos en la gestión anterior se advertía claramente que el sector central presentaba grietas en el funcionamiento colectivo, lo cierto es que, hoy día, la línea más representativa del pensamiento de su entrenador es la del mediocampo, quizás uno de los más completos que presenta hoy día la primera división del fútbol argentino.

El sector medular del "bodeguero" es el eje por donde pasa tanto la generación de juego como el corte con presión alta o en retroceso cuando el oponente está en modo posesión de pelota. 

Dos volantes con trayectoria y sobrados méritos para mantenerse como referenciales, tales los casos de Nicolás y Guillermo Fernández, marcan presencia en cada uno de sus movimientos. De la misma manera, cuando el "Indio" o "Pol" no están al máximo en la prestación de sus atributos futbolísticos, el resto del conjunto lo siente y parece quedarse sin reacción a la espera de que ambas partes se vayan recomponiendo progresivamente.

Frente a este San Lorenzo plagado de juveniles porque subió la división Reserva a Primera -no participó del mercado de pases por su crisis institucional- hubo una marcada diferencia tombina en una performance de mayor a menor, con una producción positiva en el primer tiempo y otra diferente en la etapa complementaria, en la que el sector central perdió presencia y facilitó la contra local hasta quedar mano a mano con la última línea.

El Tomba mezcla aspectos positivos y negativos a la vez, dando una imagen distorsionada de sí mismo

Le sucedió algo similar frente a Instituto, aunque al revés: confusión en la etapa inicial y recuperación en el período complementario, lo cual también es un síntoma de irregularidad. ¿Una cuestión psicológica, quizás? Si esto es así, urgente a trabajarlo más en la semana para determinar cuál es la causa de tanto desnivel emocional.

Muy probablemente, el cuerpo técnico también deba analizar quién/quiénes/cuándo/y de qué manera se ocupa el centro del ataque. Permanentemente se prueban métodos variables con un punta o doble punta en la que se pone en acción a Agustín Auzmendi, Luca Martínez Dupuy y Daniel Barrea -cuando ingresa y busca posición en zona de definición-. 

También será motivo suficiente para que se elija el sistema del eje de ataque en el cual el resto del equipo advierta qué le conviene más al conjunto, definitivamente. Al menos, hasta que se produzca el retorno de Santino Andino tras el Mundial Sub-20, una baja que hoy impacta fuerte en el "expreso".

El Tomba mezcla aspectos positivos y negativos a la vez, dando una imagen distorsionada de sí mismo

Se vienen partidos de alta intensidad, como frente a Independiente de Avellaneda y luego el clásico ante Independiente Rivadavia. En ambos casos, duelos que prometen ser la posibilidad de convertirse en el despegue o, por el contrario, mantenerse en la una campaña caracterizada por la medianía del rumbo inestable.

En sendos casos, estos próximos seis puntos en juego irán obrando como un punto de partida hacia objetivos de progreso o, por el contrario, agudizarán las complejidades de un equipo que sigue en búsqueda de su justo punto medio; ergo, su identidad.

Solamente Godoy Cruz está capacitado para un auto análisis que marque de qué forma disminuir las falencias y potenciar las fortalezas.

Tiene la palabra. 

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