El tiempo se acelera en la final de Champions
Se puede decir que es la calma que precede a la tormenta. Múnich, que tuvo un extraño feriado de jueves por el Día del Padre, aprovechó para irse engalanando a la espera de la llegada, en pocas horas, de una oleada de hinchas desde Milán y París para vivir la previa de la final de la Liga de Campeones de Europa entre el Inter y el Paris Saint Germain en el Bayern Arena.
Este acontecimiento, que el Bayern vuelve a recibir en el siglo XXI y que, otra vez, el poderoso equipo alemán no podrá festejar ante su público -en 2012 cayó en la final ante el Chelsea, aunque sí consiguió levantar la "Orejona" un año más tarde en Inglaterra- ocurre en un momento en el que el fútbol alemán trata de definir dónde se encuentra, luego de años sin títulos importantes.
Alemania no sólo será la sede de la final de la Champions sino que días más tarde lo será de la "Final Four" de la UEFA Nations League, el torneo reducido de las cuatro mejores selecciones nacionales del Viejo Continente, ganadoras, cada una de ellas, de su grupo de cuatro equipos en la máxima categoría y ahora los germanos se enfrentarán en semifinales a Portugal, mientras que en Stuttgart volverán a verse las caras, como en la reciente Eurocopa de 2024, Francia y España.
Mientras tanto, los orgullosos habitantes bávaros siguen luciendo sus bermudas y medias largas a poco de llegar el verano y aunque las temperaturas no parecen ser de esta época de recalentamiento de la tierra, sino que las temperaturas son bastante bajas, entre catorce y dieciséis grados, y recién para el día de la final puede subir hasta acercarse a los treinta.
El estadio que albergará la final, el Bayern Arena, suele tener capacidad para 75 mil espectadores, aunque para este acontecimiento la bajaron a 70 mil para que haya mayor comodidad y un despliegue mayor del marketing y las entradas VIP, que cada vez tienen más lugar en el fútbol.
A la calle del estadio, al que se llega fácilmente con el metro U6, que tiene una frecuencia de cada dos a tres minutos, le cambiaron el nombre y desde hace unos meses la bautizaron, con total justicia, "Franz Beckenbauer" en homenaje al legendario líbero recientemente fallecido, que fue campeón mundial con la selección, tanto como jugador como director técnico, así como se consagró por tres veces campeón de Europa entre 1974 y 1976 con la camiseta del Bayern, en el que después llegó hasta la presidencia del club.
Algunos ya juegan con las cábalas relacionadas con otros tiempos e insinúan que ya en 2006, durante el Mundial de Alemania, jugaron la final italianos y franceses, con la victoria de los primeros por penales, y que ahora parece repetirse la misma historia.
Mientras el Bayern Munich se prepara para el próximo Mundial de Clubes donde se enfrentará a Boca Juniors y también compartirá grupo con Benfica y el Auckland neocelandés en los Estados Unidos, Inter y PSG se encuentran en la vigilia de un título muy esperado. Falta muy poco para que sepamos cuál de los dos será el nuevo campeón de Europa.