Alejandro Garay: "su pasado y su presente en blanco y negro"
Defendió los colores del Lobo cuando fue niño, es hincha del blanquinegro y además, trabaja en la cantina del club de calle Lencinas
Los brazos levantados al cielo del arquero César Rigamonti una vez que el remate penal de Crego fue devuelto por el travesaño significó que Gimnasia y Esgrima había ascendido a la primera división del fútbol argentino. El viejo Lobo mendocino volvía a escribir una nueva página de gloria en su rico historial.
Pero, ese festejo fue de todos. Porque, la lluvia en la noche de Vicente López, fueron las lágrimas de todos los mensanas que festejaron desde el cielo. De los simpatizantes que disfrutaron del "Toque Lobo toque", hasta de los que bancaron los "trapos" siempre que la mano vino complicada.
Fue la consagración de los jugadores que ejercieron el fútbol con "galera y bastón" hasta los que dejaron el alma en cada partido defendiendo la camiseta blanca con bastones negros.
Y a lo largo de sus 117 años en Gimnasia y Esgrima, aparecen historias como la de Alejandro Garay, que conecta su pasado y su presente con la familia blanquinegra. De aquél niño habilidoso y escurridizo wing izquierdo que supo defender la camiseta del Lobo hace más de cuatro décadas hasta el hombre que trabaja en la cantina del club compartiendo la pasión y el trabajo dentro de la casa del "Víctor".
"Llegué a Gimnasia cuando tenía 13 años. Jugué desde la novena división hasta la cuarta. Recuerdo que la cancha apenas tenía algo de pasto y chipica. Los camarines estaban detrás del arco sur y se entraba a la cancha por un túnel" comienza relatando Alejandro.
"Tuve la dicha de compartir entrenamientos con viejas glorias del Lobo como el "Negro" Zolorza, "Cochina" Olguín, el gran querido "Búfalo" Funes, "Mudo" Castellino. Sin dudas que fueron jugadores íconos en la historia del fútbol mendocino" agrega.
Ese pequeño zurdo que desbordaba por la punta izquierda no sólo tenía que sortear rivales sino también debía dominar la pelota que, en muchos casos, se hacía indomable cuando picaba en el irregular terreno de juego de la vieja cancha.
Alejandro activa su memoria y nombra algunos de los compañeros de equipo de aquél entonces. "Jugué con Alfredo Ferro, Pecorari, Ariel Moyano, Alfredo Sosa, Alejandro Tello entre otros. También compartí momentos con el actual coordinador del fútbol; el exarquero Javier Kola" añade.
"Recuerdo que en esa época -inicios de los años '80- los autos se estacionaban en el playón que estaba debajo de la platea oeste. Luego, de ahí era un terreno de tierra donde había que caminar hasta el fondo (zona de camarines) y siempre nos esperaba a los jugadores, Orlando Blasco (utilero) quién con pomada y cepillo en mano, lustraba los botines" rememora.
"En Gimnasia llegué hasta la cuarta división y luego emigré a otro club porque en primera división había extraordinarios jugadores y me iba ser muy difícil integrar el plantel mayor y yo quería jugar en la máxima categoría. Por eso, me fui del club para cumplir con mi cometido a Chacras de Coria, luego pasé por Palmira, y cortos períodos por Fray Luis Beltrán, Andes Talleres y Atlético Argentino" continúa.
Pasaron los años, Alejandro cerró su carrera futbolística y la vuelta a la casa del "Víctor" se produjo hace unos ocho años para ser parte de la cantina del club. "Cuando comencé a trabajar junto a Jaime Serrano -a cargo de la concesión-, mucha gente no sabía de que era hincha de Gimnasia y Esgrima y mucho menos que había jugado con esta camiseta. Si bien no debuté en primera división, realicé gran parte del camino desde niño hasta mi adolescencia en el club. Con Jaime y desde nuestro lugar, siempre hemos puesto nuestro granito de arena para sumarle a esta institución" agrega.
"Todos me conocen como el Ale de la cantina o Arjona. El apodo que hace mención al cantante guatemalteco surge porque Ricardo Arjona vino al club a jugar al pádel dentro de la gira que realizó por Mendoza en el año 2017. Hasta me ligué un beso en la mejilla por parte del cantante y pasé a ser la envidia del público femenino" confiesa entre risas.
Alejandro y Jaime fueron unos de los tantos hinchas presentes que acompañaron a Gimnasia y Esgrima a cancha de Platense donde le ganaron la final de Deportivo Madryn y consiguieron el ansiado ascenso.
"Lo de llegar a primera división fue una alegría muy grande para todos los que alguna vez vestimos esta casaca. Vivirlo desde adentro, estar en un lugar privilegiado -cantina- el contacto diario con la gente me ha hecho vivenciar cosas que me hacen muy feliz. He podido conocer desde el presidente Fernando Porretta y a un montón de personas maravillosas que día a día trabajaron por y para el club. La unión que se pregona dentro de la familia blanquinegra ha hecho que se coronara con este ansiado ascenso" analiza.
"Ser de Gimnasia y Esgrima es lo más bonito que te puede pasar. A pesar de mis 57 años, las sensaciones que vivo a diario son las mismas de cuando pisé por primera vez, a mis 13, este club. Me siento feliz por ser parte del Lobo" concluye.
El tiempo pasa, pero la pasión y los sentimientos por Gimnasia y Esgrima continúan intactos en el corazón y sentir de Alejandro Garay, aquél pibe de los inicios de los '80 defendiendo los colores del Lobo a este hombre del 2025 alzando la copa de campeón junto a toda la familia blanquinegra.



