Una consulta muy frecuente en el ámbito de la psicología deportiva se vincula con los equipos deportivos y la demanda es cómo lograr consolidarse como equipo…no es tarea sencilla.
Es importante, en primera instancia, señalar que un grupo de gente haciendo un trabajo común no es lo mismo que un equipo.
Mientras que, en un grupo, cada persona suma su esfuerzo, en un equipo el objetivo es común y la tarea que cada persona hace individualmente no sólo se suma a la del otro miembro sino que se acompaña, apoya y, en ocasiones, comparte.
Esta diferencia puede sonar muy sutil pero no lo es, ya que modifica las formas de relaciones entre los miembros, la comunicación y los objetivos.
En un grupo, una persona puede cumplir con su objetivo de modo independiente del resto; en un equipo, no.
En un equipo hay un objetivo compartido que es alcanzado por todos o bien por nadie. Si hay éxito o hay fracaso, es de todos.
Es por esto que la necesidad de que, en un equipo, haya un objetivo común que comande las actividades es de vital importancia y es lo que hará la diferencia a que ese grupo de personas se convierta o no en un equipo.
Si bien cada persona puede tener objetivos individuales en paralelo al objetivo grupal, siempre será el grupal el que encuadre y los individuales estarán al servicio del grupal.
La comunicación y los vínculos son también muy importantes y se hallan sumamente relacionados con el objetivo. Pueden ser el medio que posibilite llegar a este pero también pueden convertirse en grandes obstáculos.
Cuando se habla de los vínculos, es importante remarcar que no es necesario ni tampoco posible que todas las personas que forman parte de un equipo sean amigos/as. Lo más esperable es que haya subgrupos y que las amistades puedan fluir entre algunas personas y no con otras. Es un error intentar forzar eso, sí es requisito que establezcan vínculos de respeto, confianza, cooperación e intercambio.
Los liderazgos en los equipos son de tal magnitud que su explicación requiere de otro artículo; por ahora, diremos que identificar a las personas líderes y lograr acuerdos hará que todo el trabajo con el grupo sea más sencillo.
Otro tema que merece un capítulo aparte es la comunicación del equipo. Solo mencionaremos que la comunicación no es tan solo aquello que se dice, hay muchos elementos que tener en cuenta, por lo que para empezar se sugiera observar las modalidades de comunicación que el equipo tiene en distintos pasajes y si en estos fluctúan dependiendo de la emocionalidad del momento, las maneras en las que se da feedback y la capacidad de escucha de las personas.
Por último, si bien lo social y lo deportivo no circula por los mismos carriles, que las relaciones sociales sean amenas y agradables siempre otorga un plus. Es recomendable fomentar las reuniones sociales en los equipos, además de los entrenamientos.
Por todo lo mencionado anteriormente, para que un equipo se consolide es recomendable:
Delimitar un objetivo conjunto además de los individuales.
Reconocer a las personas líderes y convocar su participación.
Fomentar las relaciones sociales del equipo.
Establecer modalidades de comunicación apropiadas
No pretender que todos los vínculos sean de amistad, pero si de respeto y cooperación.
Ana Laura Roitman
MP 3589
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Edición periodística: Fabián Galdi