Este 25 de Mayo de 2025: Decime, Patria, ¿qué te hiciste? ¿Estás por ahí?
Reanudo palabras. Estamos promediando la tercera década del siglo 21 que, parecía, no nos iba a llegar nunca. Y nos cae sobre la mollera ¡otro 25 de Mayo! Ocasión preciosa para las empanadas ¡y los brindis!
La oportunidad, claro, alcanza a los que tienen pan de cada día y de cada noche, y tienen mesa para trozarlo.
La fecha también se presta para reflexionar sobre la palabra patria. Palabra tan enarbolada y robada por los buitres de adentro y de afuera (que todo lo privatizan y de nada se privan).
Observemos: en este 2025, ¿qué nos sugiere la palabra patria?
Patria: palabra deshilachada por el uso y por el abuso y por el caradurismo.
Patria: palabra vaciada por tanto discurso incoloro, insípido, inodoro.
Patria: palabra tantas veces vejada por los violadores de la Constitución, por los violadores de la Vida y de la Muerte, por los secuestradores de identidad que hasta arrancaron criaturas desde la placenta (1976 y siguientes), por los valientes de oficina que en 1982 nos arrojaron a la desguerra de Malvinas, fogoneados por la euforia entusiasmada de gran parte del periodismo estelar.
Patria: palabra saqueada sin asco por los propietarios de la única verdad, por los hijos de la impunidad, por los infatigables amigos de la Mano Dura.
Patria: palabra extenuada, ensuciada, desteñida, torturada.
Cuando decimos "viva la patria", ¿estamos disimulando el "viva la Pepa"?
Por favor, revisémonos: Antes de atrevernos a invocar a la patria, debiéramos reconocer que, aquí, la patria fue loteada, regalada, rifatizada al peor postor. ¿Acaso hemos olvidado que aquí, a partir de 1976 y otra vez en los años de la última década del siglo XX la patria (neoliberalismo mediante) quedó reducida a ser un agujero con forma de mapa? ¿agujero en donde no quedaron ni los mástiles?
No nos hagamos los distraídos: la patria, como compromiso de gran parte de nuestra sociedad, está muy postergada, está pendiente.
A esta altura del siglo XXI nos vendría bien bajar a nuestros próceres de sus
Pedestales y recordar que eran apasionados que se jugaban la vida. Basta ya de descafeinar a nuestra historia: aquellos próceres no estaban posando, disfrazados para la revista Billiken. Eran tipos apasionados, vehementes, que no sólo sabían leer, sino que además se animaban a libros muy arriesgados para la época. Afrontaban acciones temerarias, dispuestos a todo. Por allí andaban los atrevidos Castelli, Julián Álvarez, French, Paso, Berutti, Monteagudo, Belgrano, Moreno. Eran jóvenes inteligentes, ambiciosos, lúcidos, corajudos. No le tenían miedo a la mentada libertad. Carecían de asesores de imagen. Por distintos motivos, los más brillantes de entre ellos no llegaron a viejos. Y no olvidemos, por favor, que un año antes que ellos otros jóvenes vehementes intentaron la misma revolución, allá en la siempre estoica Bolivia. Con sus vidas pagaron el intento. Vidas jóvenes, treinteañeras, vidas en gajo. Pregunta para hacernos en este 2025: ¿Qué pasaría hoy con aquellos nuestros jóvenes de Mayo? Serían tildados, sospechados por incomodantes, por militantes.
Sigamos haciendo memoria, aunque la memoria nos incomode: los revolucionarios del Cabildo de Buenos Aires eran curiosos, tipos de libros tomar que encarnaban sus consignas. Uno de ellos, Mariano Moreno, fue tal vez nuestro primer desaparecido. Parece que lo "murieron", lo borraron del mapa con un purgante exagerado cuando iba en barco a la Gran Bretaña. Y le dieron marítima sepultura. Adiós pues con ese loquito y con su pasión militante.
Moreno -con el tiempo elegido patrono de los periodistas- dijo algo que tendrá vigencia mientras anidemos dignidad: "Es preferible una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila".
En estos tiempos, en los que se acusa a la libertad como la madre de todos nuestros vicios y males, conviene reiterar aquella frase de Moreno: "Es preferible una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila".
Para demasiados compatriotas esta ecuación es irritante, y debe ser "aniquilada". Sostienen que la democracia y la libertad "llevan al libertinaje". Entonces -pregonan-, mejor que venga a salvarnos la Mano Dura. Prefieren la "servidumbre tranquila". En nosotros está la elección: elegimos la incomodidad de tener conciencia, o elegimos la comodidad de convertir a la digestión en nuestra única actividad cívica.
Antes de que se nos traspapele la Semana de Mayo, otra pregunta: ¿Por qué esta patria nuestra hoy, en el 2025, está a merced de los buitres, de los negacionistas, de los cínicos?
La respuesta más cómoda y frecuente es: "Lo que pasa es que hoy no tenemos ejemplos". Algunos, muchos, se lavan las manos proponiendo el ejemplo de los próceres patrios. Eso no nos dio resultado, por lo visto. Ocurre que los próceres están lejos y congelados en la estéril perfección del bronce. Los "ejemplos" los tenemos, realmente, más acá de nuestras narices, en los hombres y mujeres primordiales que trabajan y que sueñan, pese a todo.
En nuestros corazones y cerebros y riñones, en nuestros güevos y güevas está la decisión. No permitamos que la luminosa escarapela sea afanada por la Sociedad Rural. La mejor escarapela se lleva por el lado de adentro, y consiste en elegir arriesgando: o elegimos los riesgos de la libertad o seguimos eligiendo la comodidad de la servidumbre; es decir, la libertad de ser colonia. Así es: estamos hablando de las Relaciones carnales con el tan caritativo Fondo Monetario Internacional. Y a eructar se ha dicho.
Quienes estamos con techo y bien abrigados, quienes tenemos mesa para apoyar el alimento, quienes fuimos alfabetizados, hoy por hoy no debemos darnos el lujo del desaliento. Bajar los brazos hoy es una obscenidad.
Como la democracia y la Vida misma, la patria es una actividad. Cuando no hay actividad el sentimiento es un gargajo, es puro barullo.
¿Y qué significa en este caso actividad? Significa soñar. Pero soñar haciendo. Soñar con todo. Soñar a rajacincha. Y significa poner los güevos y las güevas sobre la mesa. Y significa solidaridad.
Esa viene a ser nuestra cuestión: comprender de una vez que "patria" es sinónimo de "solidaridad". Como se suele decir últimamente: "Nadie se salva solo". En este 25 de Mayo del 2025 es tiempo de preguntarnos: Patria, ¿qué te hiciste? ¿estás por ahí?
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