Opinión

Otra vez ¡la mejor buena Noticia!: el parto del Nieto 140. Sí, ciento cuarenta.

No hay dudas: la mejor buena noticia brota en este mapa aciago cada vez que las Madres Abuelas de Plaza de Mayo comunican ¡al planeta entero! que ellas han parido a otra Nieto. Este pasado lunes amaneció con la buena nueva.

Otro nacimiento, otro ser que sabe cómo se llama su madre y cómo se llama su padre. En estos casos la presente columna no se reitera, florece

como siempre, por primera vez. A quienes todavía están leyendo el presente texto los estoy invitando a cantar esto, una canción prodigiosa, una suerte de himno de elogio a la vida y a la paciencia.

Así es: vamos a cantar, ¿por qué motivo? Sencillo: vamos a cantar porque se nos canta. Esta canción, repetida pero siempre nueva que propongo, no hay dudas: les producirá cólicos de corazón y de cerebro a los adictos argentinos del señor Bolsonaro y del señor Trump. Traduzco: cólicos les producirá a los partidarios de la mano dura, de las balas que matan por la espalda, a los rociadores con gas pimienta, a los que a la tortura prefieren denominarla con un eufemismo "interrogatorios exigentes"; a los racistas, xenófobos, homofóbicos, en fin, a los violadores de las vidas, siempre insatisafechos, violadores de las muertes.

Otra vez ¡la mejor buena Noticia!: el parto del Nieto 140. Sí, ciento cuarenta.

Ciento cuarenta, 140, precioso número. El Nieto 140 ya está entre nosotros. Ya sabe cómo se llamaba su madre, y como se llama su padre. Informa la noticia que parece mentira:

El nuevo Nieto restituido es hijo de Graciela Alicia Romero y de Raúl Engenio Metz, desaparecidos los dos en diciembre de 1976. Su hermana, Adriana lo busca, según sus palabras, "desde siempre". El secuestro se produjo en Central Co, Neuquén. El Nieto 140 nació por primera vez el 17 de abril de 1977. El hallazgo de Graciela no fue un milagro caído del cielo, fue el resultado de su búsqueda incesante, 47 años de lucha. Militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores, tenían un abuelo del partido comunista. Quedan por encontrar alrededor de 300 seres humanos. La hermana del Nieto 140 eso lo tiene presente. Las abuelas también. Todos, todas, están viviendo un reencuentro demorado por 48 años. La paciencia no es resignación, ya vemos.

Hasta aquí la información que ha sido trasmitida, por la mayoría de los medios, por lo menos con desgano abúlico. Está siendo traspapelada, como siempre.

Antes de cantar nuestra palpitante canción, reflexionemos sobre lo que significa la parición de 140 humanos cuya identidad fue secuestrada a partir del año 1976 después de Cristo. Las criaturas robadas -muchas afanadas desde la placenta- fueron alrededor de 500. Alrededor de 350 todavía viven sin saber quiénes fueron sus padres, ni cómo se llaman en realidad. Se trata de seres secuestrados por casi cinco décadas. Cada vez que uno o una aparece se produce un milagro. Pero no un milagro que nos viene como caído del cielo, sino de un milagro sembrado aquí, en la tierra, mediante la búsqueda sostenida día y noche, sin fiestas de guardar ni feriados, por las Madres Abuelas: las porfiadas parteras de la memoria.

Otra vez ¡la mejor buena Noticia!: el parto del Nieto 140. Sí, ciento cuarenta.

Hace algún tiempo Estela de Carlotto anunciaba la presentación de otro Nieto. Todo se realizó, como de costumbre, con inalterable discreción, con extremo cuidado y delicadeza. La agrupación de Hijos viene alzando una frase que merece ser pensada: "Lo imposible sólo tarda un poco más".

Imaginemos la hondísima alegría que, hasta hoy, trajeron los 140 anuncios. Dicho sea: la alegría es mejor que la felicidad. ¿Por qué? Porque la "felicidad" suena a discurso publicitario y la "alegría" tiene el olor emocionante de la harina amasada con las manos amorosas que nos traen panes caseros con el semblante dorado por el noble fuego.

Para dimensionar este nacimiento, tras más de 45 años de búsqueda, sería saludable afrontar preguntas incómodas. Tratándose de un secuestro, ¿cómo procederían los medios y periodistas estelares si, por ejemplo, el secuestrado fuera un nietito de Susana Giménez o de Mirtha Legrand? Supongamos que ese secuestro se extendiera por el espacio de 40, 45 horas. Diarios, revistas, radios, televisión harían una cobertura que rebalsaría nuestras horas. Ahora bien, observemos lo que pasa periodísticamente ante la aparición de un secuestro que duró no 45 horas sino más de 45 años. Pasa poco, pasa nada. Y ese ninguneo de la buena noticia es una obscena vergüenza. Mientras tanto en el mundo entero se valora la infatigable búsqueda de las "viejas locas". Van quedando pocas, pero persisten en su inconmensurable faena..

El Nieto 140 ha nacido a los 48 años de su edad, y ahora sabe, por fin, cómo se llama y quién es. Pero -reitero- hay una parte demasiado cuantiosa de nuestra sociedad que proclama aborrecer la "grieta" mientras vive entretenida con la nostalgia de la Mano Fuerte. Esa parte de la sociedad a la democracia la "usa" como condón o, si se prefiere, como preservativo. Prestemos atención a los dirigentes políticos que han acusado recibo con entusiasmo de la parición del Nieto 140. Y observemos los tan numerosos dirigentes que no han dicho ni mu.

Quienes hacen silencio sonoro, sean políticos, sean periodistas estelares, proceden así porque aborrecen la gran buena noticia, porque no toleran la memoria alumbradora. Y encima, los hipócritas, se quejan de la "grieta". Pero, por favor, no nos olvidemos de nuestra decisión de cantar. Siento que en esta canción nos van a acompañar la Negra Sosa, Gieco, la Rinaldi, Heredia, Páez, Solari, la Jury, la Violeta, la Liliana Herrero y Teresa Parodi y muuuchos más, codo a codo con las "viejas locas", las parteras de la Memoria, las que tienen la costumbre de quedarse a vivir más allá de sus 90 años. Porque tienen que seguir buscando.

Ya estamos escuchando nuestra canción, dice así: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 100, 101, 102, 103, 104, 105, 106, 107, 108, 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 117, 118, 119, 120, 121, 122, 123, 124, 125, 126, 127, 128, 129, 130, 131, 132, 133, 134, 135, 136, 137, 138, 139, ¡140!

Otra vez ¡la mejor buena Noticia!: el parto del Nieto 140. Sí, ciento cuarenta.

Sumergidos en la queja, decimos: "Lo que pasa es que aquí no hay ejemplos". ¡Cómo que no! Ahí están ellas, plenas, las eternas parteras. ¿Qué sería de nosotros si ellas, las Madres locas, no existieran?/ ¿Qué quedaría de nosotros si ellas no hubieran salido a alumbrar la más eterna de las noches?/ ¿Qué sería de nosotros? ¿Qué?/ ¿Estaríamos de pie o en cuatro patas?/ ¿Estaríamos?

Ellas son ejemplo para nosotros y para el mundo entero. Ellas, últimamente tan insultadas, tan ofendidas, tan injuriadas nos enseñan que la paciencia no es resignación.

Y nos enseñan el optimismo de la memoria. Y nos enseñan, además, que la fastidiosa memoria es el modo más porfiado de la esperanza.

Brindemos por la colosal buena noticia. Brindemos, pero cuidado, sin olvidar que estamos en plena pulseada. Es tiempo de que durmamos con un ojo abierto: Y el otro también. Y por nada del mundo dejemos la esperanza para mañana. Pero ojo, sin olvidar que la esperanza es el más arduo de los trabajos.

Damas y caballeros, permiso: en la camiseta de la selección nacional hay una nueva estrella. En realidad se trata de 140 estrellas más, a partir de las tres que se ganaron jugando con la que no se mancha. El mundo entero lo sabe y nos mira y admira justamente por esta hazaña descomunal: encontrar y darle identidad a un hombre que estuvo 48 años con la identidad secuestrada, con un nombre y apellido cambiado. Los encontrados, los paridos, ya son 140, quedan pendientes más de 300. Los que quedan por renacer serán alumbrados por esta frase: la memoria es la forma más ardua de la esperanza. Y no hay caso: con la memoria no se puede, ni con la esperanza.

* zbraceli@gmail.com === www.rodolfobraceli.com.ar

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

Por Rodolfo Braceli, Desde Buenos Aires

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