Opinión

Dembélé vs Lamine, el Balón de Oro renueva sus duelos

En pocas horas, el Théatre du Chatelet de París nos volverá a recibir para una de las galas más tradicionales del fútbol mundial, en la que se premia al Balón de Oro como mejor jugador del mundo de la temporada,

Por Sergio Levinsky desde Madrid
Por Sergio Levinsky desde Madrid

y superada la etapa de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, que acabó con trece galardones entre ambos, hoy todo parece quedar entre Ousmane Dembélé y Lamine Yamal, aunque acaso haya un tapado.

Pese a la lógica renovación del fútbol, por una cuestión generacional, más allá de que tanto Messi en la MLS, como Cristiano en la Saudi Pro League siguen actuando, ya veteranos, permanece, en cambio, la misma polémica sobre los criterios de elección, porque al menos en Europa se sigue repitiendo el latiguillo de que habrá que ganar algún torneo de equipos para que ese jugador termine siendo el elegido, algo contra lo que nos oponemos fervientemente.

Un jugador puede, sin dudas, contribuir a ganar un título importante y hasta puede ser decisivo en ello, pero siendo el premio individual, no puede todo quedar resumido en un título colectivo, porque entonces se condena a quien haya tenido estupendas actuaciones, pero no estuvo rodeado lo suficientemente bien como para que como integrante de un equipo quizá haya frustrado sus ambiciones.

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Tomemos el caso de Erling Haaland, el notable delantero noruego del Manchester City, con un notable promedio de goles en toda su carrera y varios títulos con el equipo inglés que dirige Josep Guardiola, pero que al menos hasta ahora, si bien por el momento está clasificando a su selección al próximo Mundial 2026, no contó en el plantel del conjunto nacional con una cantidad de valores que le permitieran pelear por la pasada Eurocopa o la Liga de las Naciones de la UEFA.

Que Haaland hubiera quedado marginado de un podio o del mismísimo Balón de Oro por un asunto colectivo y no individual, no parece justo, porque en todo caso, si el criterio fuera colectivo, los premios deberían otorgarse a equipos y no a futbolistas.

Otro escandinavo y estrella del fútbol como Zlatan Ibrahimovic, contemporáneo de Messi y Cristiano Ronaldo, nunca pudo optar a un Balón de Oro por haber nacido en Suecia y jugar en una selección que no tuvo nunca en estos años el protagonismo de España, Portugal o Argentina. Y la responsabilidad no fue precisamente del espigado delantero, que sí tuvo actuaciones memorables en equipos como Ajax, Juventus, Inter, Milan, o PSG, por poner algunos ejemplos.

Yendo al galardón masculino de este año -por fin la organización decidió equiparar todos los premios al fútbol femenino- aparecen nítidamente como candidatos el francés Dembélé y el catalán Lamine Yamal por sus grandes temporadas en el PSG y en el Barcelona, respectivamente.

Dembélé llega merecidamente a esta situación por su excelente temporada en el PSG, en la que por fin terminó de explotar tras años de amenazar con hacerlo, pero siempre le faltaba algún detalle, o de continuidad en su rendimiento, o en la finalización de las jugadas.

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Lo cierto es que la salida de su compatriota y compañero en la selección francesa Kylian Mbappé al Real Madrid, lo fue convirtiendo también en líder de un vestuario que maneja con mano de hierro -como le gusta- el entrenador español Luis Enrique Martínez, y agregó sacrificio, movilidad y compromiso al talento natural que ya traía y que le habíamos conocido tanto en el Borussia Dortmund como en el Barcelona.

Otro motivo del rotundo cambio favorable que tuvo Dembélé fue el cambio de posición. Siempre colocado como extremo derecho, Luis Enrique decidió llevarlo al centro del ataque ante la aparición de dos cracks jóvenes como Bradley Barcola y Didier Doué, y el gran fichaje acometido por el millonario club francés dependiente del fondo estatal qatarí, el georgiano Khvicha Kvaratskhelia, proveniente del Nápoli.

Dembélé vs Lamine, el Balón de Oro renueva sus duelos

Dembélé alcanzó a marcar 35 goles en 53 partidos en la pasada temporada, en la que estuvo a punto de lograr un histórico "Sextete" para el PSG (Liga, Copa y Supercopa de Francia, Champions League y Supercopa de Europa pero fue derrotado en la final del Mundial de Clubes por el Chelsea) y su producción en lo técnico llegó a tener momentos brillantes y es, sin dudas, el principal apuntado para quedarse con el galardón.

Sin embargo, esto no quita que el lobby hecho por el PSG en los últimos meses haya llegado al límite de lo aceptable, y quien esto escribe fuer testigo de varias actuaciones del club en este sentido, cuando, por ejemplo, también tiene en su plantel a otro extraordinario jugador como el portugués Vitinha, que si es por títulos, también consiguió con Portugal la Liga de las Naciones, venciendo nada menos que a España (flamante número uno del ranking mundial) en la final de Múnich en junio pasado.

Como señalamos al comienzo del artículo, el principal contrincante de Dembélé es el joven Lamine Yamal, que a sus recién cumplidos dieciocho años ya tiene, en el Barcelona, mejores números y más títulos de los que el propio Messi tenía a la misma altura, y jugando también como extremo derecho, algo que también le ocurrió al argentino en sus comienzos, para luego irse colocando más hacia el centro o dirigiendo el ataque.

Que Lamine ya utilice el número diez en su espalda no es una casualidad y ya se habla de "Laminemanía" pese a su corta edad porque en las dos temporadas que lleva jugando en el Barcelona ya ha demostrado que se trata de un genio que puede llegar a sentarse en la misma mesa de Pelé, Diego Maradona y Messi, pero es el tiempo el que se encargará de demostrarlo.

Lamine comenzó la temporada (o terminó la anterior, depende cómo se lo lea) ganando la Eurocopa en Alemania con la selección española, y terminó llevándose la Supercopa, la liga y la Copa del Rey españolas y en el último minuto de la semifinal de la Champions fue eliminado por el Inter, privándose de disputar la final de Múnich ante el PSG, que habría enfrentado a los dos que hoy son los principales candidatos.

Podría decirse que, si es por el juego individual, Lamine ha sido, incluso, más brillante que Dembélé, aunque haya ganado menos títulos, aunque ya sentamos nuestra posición al respecto.

Dembélé vs Lamine, el Balón de Oro renueva sus duelos

Y si Vitinha aparece como alternativa a Dembélé en el PSG, creemos que el brasileño Raphinha, en una de las mejores temporadas de su carrera, al menos similar a la que lo proyectó, cuando vistió la camiseta del Leeds United dirigido por Marcelo Bielsa, también podría merecer el galardón, siempre que nos atengamos al juego y a la continuidad, aunque no haya tenido la misma fortuna con una selección brasileña en crisis.

La elección del ganador del Balón de Oro estará a cargo de periodistas de 180 países, que ya emitieron su voto, y que debían tomar en cuenta a cinco futbolistas, otorgándoles 6 puntos al primero, y luego 4,3,2 y 1. Quien más sume, será el ganador.

Si nos atenemos a los argentinos para esta gala, dos de ellos, Lautaro Martínez (Inter) y Alexis Mac Allister (Liverpool) quedaron entre los treinta mejores, mientras que Emiliano "Dibu" Martínez (Aston Villa) sigue en carrera para optar al premio "Lev Yashin" como mejor arquero por tercer año consecutivo.

Sus contrincantes serán nada menos que Gianluigi Donnarumma (Manchester City), Thibaut Courtois (Real Madrid) y Alisson Becker (Liverpool).

A propósito de la chance ganadora del arquero belga Courtois, del Real Madrid, será interesante comprobar su la dirigencia del club blanco se apersonará a la gala, luego del escándalo del año pasado, cuando a último momento desistió de concurrir al enterarse de que su delantero brasileño Vinicius Jr no sería el ganador del Balón de Oro sino el volante español Rodri, del Manchester City.

Según distintas informaciones, parte del equipo organizador de la gala, correspondiente a la reconocida revista "France Football", se desplazó a Madrid para tratar de convencer a la dirigencia del club blanco para que cambie de parecer, aunque todo indica que se trata de una empresa muy difícil. Lo comprobaremos in situ el lunes por la noche.

Por Sergio Levinsky, desde Madrid

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