ENTREVISTA RADIO JORNADA

Voto argentino: entre la crisis de representación y la decisión de último momento

Entre la desconfianza y el hartazgo, los argentinos parecen redefinir su vínculo con la política. Votan tarde, dudan hasta el final y, en muchos casos, eligen no votar como forma de protesta silenciosa.Nicolás González Perejamó analizó en "Matinal" el crecimiento del abstencionismo y la indecisión del electorado argentino, dos fenómenos que revelan una profunda crisis de representación y un desencanto con la política tradicional.

El panorama electoral argentino, siempre teñido de una particular inestabilidad, enfrenta un nuevo desafío de cara a las próximas elecciones de medio término. Los analistas políticos y sociales han puesto la lupa sobre dos fenómenos centrales: el abstencionismo récord y la marcada tendencia de los votantes a definir su preferencia en el último minuto o en el cuarto oscuro.

En este contexto, el Dr. Nicolás González Perejamó, miembro de la consultora Demokratia, fue recibido en el programa "Matinal" de Radio Jornada para desglosar el complejo comportamiento del electorado. González Perejamó brindó un análisis profundo sobre cómo los argentinos construyen su decisión de voto y la crisis de representación que atraviesa el país.

El Abstemcionismo se Impone como "Ganador"

Una de las conclusiones más categóricas del estudio de Demokratia se centra en la alta tasa de abstencionismo que ha marcado el calendario electoral de 2025 con comicios adelantados.

González Perejamó señaló que el abstencionismo se ha impuesto de manera categórica en las elecciones provinciales que se han desarrollado, alcanzando un promedio de más del 40% de personas que no han emitido su voto.

"El gran ganador, el ganador que no debatió, el ganador que no se expresó, al ganador ese que no le conocemos el mensaje, digamos, ha sido el abstencionismo... en la mayoría de los distritos electorales fue más la gente que no fue a votar que la gente que votó al primer candidato que salió primero."

El analista destacó el interés de la consultora en comprender el "mensaje de los que no fueron a votar", desmitificando la idea de que la abstención se debe a la desidia o a la falta de opinión. Por el contrario, el que no vota "tiene un mensaje" y "una voz que no se expresa".

Esta falta de participación se vincula directamente con una crisis de representación. Una encuesta realizada en la provincia de Mendoza arrojó un dato revelador: más del 51% de las personas consultadas considera que la relación entre lo que el gobierno termina haciendo y lo que ellos expresan a través de las elecciones "es casi nula".

"Es poco importante o nada importante lo que nosotros expresamos a través del voto con relación a lo que el gobierno después termina haciendo... tiene algún sentido que, digamos, estemos en la crisis de representación que estábamos en la crisis de los partidos políticos que tenemos."

A pesar de la expectativa de que entre un 25% y un 35% de los mendocinos no asista a votar este domingo, González Perejamó subrayó un dato esperanzador: solo un 4,44% de los encuestados manifestó que no iría a votar. Esto revela que "a la gente que no va a ir a votar le da vergüenza decir que no va a ir a votar", lo que indica que el acto de votar aún se considera un "deber cívico" y una "oportunidad" para la expresión ciudadana.

La Decisión se Reserva Hasta el Último Momento

Otro de los mitos derribados por el estudio de Demokratia se refiere al momento en que los electores definen su voto. Lejos del concepto del "núcleo duro" de votantes, la realidad muestra una gran plasticidad en la toma de decisiones.

Solo el 3,81% de los mendocinos afirmó tener claro con muchísima anticipación a quién va a votar. Este bajo porcentaje refleja que el elector "ultraenamorado del partido o capaz de votar a cualquier candidato que le indique su referente ya no existe".

La gran mayoría de los ciudadanos decide cerca de la fecha electoral:

El 60% de la gente elige su preferencia electoral en los últimos días.

El 30% (la mitad de ese 60%) dice que elige a su candidato en la fila o en el cuarto oscuro.

Este fenómeno se explica por dos grandes tendencias, según el especialista:

Espíritu revanchista: El ciudadano percibe que la política no lo pone en primer lugar ni a tope de sus prioridades. En consecuencia, adopta un espíritu revanchista y decide no estudiar ni tomar la decisión con anticipación, "los dejo para el final al político, porque ellos nunca me ponen primero".

Derecho a veto: Los votantes se reservan la decisión final para "el último momento" para evitar ser defraudados por el político antes de ingresar al cuarto oscuro. La gente quiere llegar con el derecho a veto hasta el último momento "por la duda que el político lo defraude". El elector confirma la preferencia en el cuarto oscuro: "si se portó bien hasta el momento en el que yo dejé de mirar el celular, lo voto".

El Factor Bolsillo y la Necesidad de Políticas de Estado

El análisis también abordó la histórica inestabilidad argentina y la eterna discusión sobre si el voto es definido por el factor económico.

González Perejamó fue tajante: "Yo creo que siempre define el bolsillo, digamos, siempre". Sin embargo, precisó que el orden de prelación depende de la gravedad del problema económico:

Si el problema del bolsillo es grave, el bolsillo define.

Si el bolsillo está relativamente tranquilo, empiezan a definir en segundo término la seguridad.

Si la seguridad está satisfactoria, se mira la salud y la educación.

El analista se refirió a la falta de políticas de Estado como el gran flagelo de la democracia argentina. El problema estructural del país radica en que "todavía no sabemos, después de estabilizar la democracia, no sabemos cuál es el alcance que puede tener la política de estado y en la economía y qué miércoles vamos a hacer el día lunes después de cualquier elección".

Esta ausencia de rumbo genera que cada ciclo electoral y cada cambio de gobierno se traduzca en un "debate fundacional de la Argentina", con campañas que aumentan el nivel de la grieta y buscan refundar el país cada pocos años.

"Todos los argentinos estamos cansados de que quieran fundar el país de nuevo cada 7 u 8 años. Estamos cansados, yo ya yo quiero vivir en el mismo país."

La necesidad de un "país normal" implica, según el experto, la urgencia de establecer un "núcleo de coincidencia" que establezca políticas de Estado inamovibles, como el orden fiscal general, la educación pública y la salud pública, dando así las señales de estabilidad necesarias para el crecimiento.

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