Una vez que el cónclave concluye y el humo blanco emerge desde la Capilla Sixtina, comienza un proceso clave para que el cardenal elegido asuma como el nuevo Papa. Este procedimiento se desarrolla en varias etapas, cada una con un significado simbólico profundo.

Confirmación y aceptación: El primer paso es una pregunta crucial. El cardenal decano, o el más antiguo presente, se acerca al elegido y le pregunta si acepta el cargo y qué nombre quiere llevar durante su pontificado.

Acta oficial: Luego, el maestro de ceremonias redacta el documento formal que certifica la aceptación y el nombre escogido por el nuevo Papa, con testigos presentes para validar el acto.

Inicio del pontificado: Si el cardenal elegido ya ostenta el título de obispo, en ese momento se convierte oficialmente en Papa, comenzando así su liderazgo espiritual sobre la Iglesia.

Homenaje: A continuación, los demás cardenales se acercan al nuevo Pontífice para expresarle su obediencia y respeto, marcando un gesto simbólico de unidad y lealtad.

Sala de las Lágrimas: En este momento, el Papa se retira a esta sala para vestirse por primera vez con las vestiduras papales, un momento de gran carga emocional y simbólica.

Camino a la Loggia: Con la Guardia Suiza como escolta, el Papa se dirige a la Loggia delle Benedizioni, desde donde se presentará ante el mundo como el nuevo líder de la Iglesia Católica.

Habemus Papam: Finalmente, el cardenal protodiácono se encarga de anunciar al nuevo Papa al mundo, proclamando su nombre y marcando así el inicio formal de un nuevo pontificado.