Entrevista en Radio Jornada

Uno de cada diez chicos tiene dislexia: la importancia de detectar y acompañar

En el mes de concientización sobre la dislexia, una especialista advierte que aún persisten los prejuicios y la falta de herramientas en las escuelas

Redacción

Octubre es el mes mundial de la concientización sobre la dislexia, una condición del aprendizaje que afecta a cerca del 10% de la población y por lo tanto, de los estudiantes.  Si bien es frecuente encontrar alumnos con esta condición en las aulas, sigue siendo malinterpretada. Se la confunde con pereza, falta de atención o desinterés, cuando en realidad se trata de una forma diferente de procesar la lectura y la escritura.

En diálogo con "Agenda Abierta" en Radio Jornada 91.9, la psicopedagoga Constanza Giammarini, especialista en dislexia, explicó por qué es clave hablar del tema y cómo los adultos -familia y escuela- pueden ser aliados en lugar de jueces.

Dislexia, una manera distinta de aprender 

Giammarini subrayó que uno de los grandes errores es pensar la dislexia como un problema médico o una falta de inteligencia. "No es una enfermedad, tampoco una discapacidad. Es una forma diferente de procesar la información", explicó.

Se estima que uno de cada diez chicos tiene dislexia, diagnosticada o no. "En un aula de 30 alumnos, tres presentan esta dificultad. Y lo más grave es que muchos no lo saben. Detrás de cada chico hay una familia que sufre, que no entiende qué le pasa, y cuando llega al diagnóstico siente culpa por haberle exigido tanto", señaló.

El desconocimiento también deja huellas profundas: "Dos de cada tres chicos que abandonan la escuela son disléxicos. Y casi el 50% de las personas privadas de libertad lo son también. Es un dato tristísimo: el sistema los va expulsando poco a poco".

Docentes sin herramientas y familias que cargan con la culpa

Para la especialista, la escuela es un actor fundamental. Sin embargo, reconoce que "falta capacitación docente" y que muchos maestros no saben cómo acompañar. "Ellos no diagnostican, pero deberían ser la luz amarilla del semáforo, quienes dan la señal de alerta y orientan a las familias para buscar ayuda profesional".

La Ley Nacional 27.306 ofrece pautas para adaptar las estrategias de enseñanza. "Estos chicos necesitan más tiempo para leer y escribir. Si los obligamos a seguir el mismo ritmo que el resto, los llevamos directo a la frustración. No se trata de bajar la exigencia, sino de cambiar el modo de enseñar", explicó.

Giammarini destacó que, con acompañamiento, los avances son enormes: "Con apoyos adecuados y un entorno que los entienda, pueden brillar. Son creativos, empáticos y ven el mundo de una forma diferente. Steve Jobs, por ejemplo, era disléxico. Ningún chico tiene techo".

Aprender a no etiquetar

En casa, el desafío también es grande. "Los padres deben aflojar esas espaldas cargadas. Desde muy pequeños, los chicos con dislexia saben que son distintos, se comparan y se frustran. Por eso necesitan un entorno que los relaje, que les quite el peso de la perfección", señaló Giammarini.Mirarlos con cariño, no con etiquetas

Aconsejó además evitar la lucha constante con la escuela y buscar la comunión: "El colegio tiene que ser una segunda casa, un espacio amoroso que los entienda. No se puede negarles la bandera solo porque leen más lento. Muchos son brillantes, solo necesitan más tiempo".

Finalmente, recordó que este mes se realizan distintas actividades para visibilizar la dislexia. En Mendoza, por ejemplo, la fuente de la Plaza Independencia se iluminará de color turquesa, símbolo internacional de esta causa.

"Hablar de dislexia es hablar de inclusión. No hay chicos vagos ni tontos: hay chicos que aprenden distinto. Y eso también es parte de la diversidad humana", cerró la especialista.

Esta nota habla de: