Un Clásico español que no define, pero marca
Sería engañoso afirmar que, en el estadio Santiago Bernabeu, en el Clásico entre Real Madrid y Barcelona, el primero de la temporada 2025/26, se va a definir algo. Es muy temprano porque se trata de un partido de la décima fecha de una Liga de treinta y ocho, pero sí dejará una marca en los dos equipos.
El Real Madrid tiene una gran oportunidad para hacer pesar la localía y tirar abajo una temporada pasada en la que perdió todos los clásicos ante su gran rival local, tanto los dos de la liga (finalmente ganada por el Barcelona), como la final de la Supercopa de España en Arabia Saudita, como la final de la Copa del Rey.
De ganar este Clásico, al menos empezará a poner en duda la supremacía del Barcelona en cuanto a estilo de juego y a la situación de ambos en la estricta actualidad, mientras que un triunfo de los catalanes extenderá esta sensación de superioridad que vienen transmitiendo en los enfrentamientos entre sí.
A priori, hay una certeza que puede desdibujarse a la hora del comienzo del partido, a las 16,15 local, y es que el Barcelona es un equipo más armado, con más trayectoria, que estuvo muy cerca de disputar la final de la pasada Champions League europea (cayó en el segundo partido en el Giuseppe Meazza en el descuento en un partido para el infarto, 4-3) y que se llevó los tres títulos locales (Liga, Copa y Supercopa).
La temporada pasada fue la de la reconstrucción del plantel con la llegada del alemán Hans-Dieter Flick, quien sorprendió a propios y extraños al dotar al equipo de un patrón de juego, potenciando a un volante talentoso como Pedri González, y otorgándole un enorme poder ofensivo, reinventando al veterano goleador polaco Robert Lewandowski, para quien muchos pedían su salida y terminó completando una magnífica temporada, acompañado por un gran Raphinha y la consolidación de un notable Lamine Yamal, que a los 18 años ya terminó segundo en la competencia por el Balón de Oro.
Sin embargo, el Barcelona no comenzó del todo bien la actual temporada. Si bien sigue manteniendo un alto promedio de gol (a razón de tres por partido), ahora con mayor participación de Ferrán Torres, que reemplaza a un Lewandowski que estuvo lesionado y que está volviendo de a poco, y ausente Raphina, también lesionado, y Yamal en unos cuantos partidos, el problema más importante está atrás, en la defensa.
La inesperada salida de Iñigo Martínez al fútbol árabe, que sirvió para aliviar las escuálidas cuentas del club (que por esta misma razón casi no pudo contratar jugadores debido al Fair Play Financiero de la Liga), al mismo tiempo generó más incertidumbre en la zaga central a la hora de los movimientos de achique, que dejaba en fuera de juego infinidad de veces a los rivales.
La sensación es que ahora ya muchos tienen estudiados los movimientos del Barcelona y esto hace recordar mucho a la época de fines de los años ochenta hasta mediados de los noventa, cuando ya muchos tomaron en cuenta los movimientos defensivos de los equipos de César Luis Menotti y ya era un clásico el cambio de una punta a la otra de los laterales para contrarrestarlo y sacar partido de cada ocasión posible.
Si en nueve fechas de liga el Barcelona se encuentra segundo a sólo dos puntos del Real Madrid, lo cierto es que podría estar bastante más lejos si no fuera por su poder de definición, porque en muchos partidos sufrió mucho más que el año pasado para obtener los mismos resultados.
Uno de los grandes aportes es el del inglés Markus Rashford, un delantero que no tiene las características habituales para jugar al toque, como lo hace el Barcelona, pero tiene clase y se las vino arreglando para rendir por la izquierda y en algunos casos, hasta de centrodelantero, mientras que se esperaba el regreso de Yamal, un extraordinario extremo derecho, porque el chico es imparable para casi todos sus marcadores.
En la Champions, el Barcelona se impuso en dos de los tres partidos, de visitante ante el Newcastle (partido muy complicado en el que emergió Rashford), y de local ante el Olympiakos de Grecia con un engañoso 6-1, a mediados de esta semana, en Montjuic, porque cuando estuvo 2-1 fue completamente dominado por unos veinte minutos, hasta que llegó una injusta expulsión del volante argentino Santiago Hezze, por doble amarilla, y diez minutos más tarde, un inexistente penal que hizo tomar ya una distancia de dos goles que terminó desmoronando anímicamente a su rival.
Con esas inseguridades y acaso con la vuelta después de largo tiempo de un Raphinha que no tiene los movimientos aceitados por falta de fútbol, el Barcelona se presentará en el Bernabeu ante un Real Madrid al que lo acompañan mucho más los números que el juego.
Este Real Madrid no se parece mucho al de la temporada pasada, en la que era dirigido por el italiano Carlo Ancelotti -ahora en la selección brasileña- y ahora, el banco tiene como administrador a Xabi Alonso, ex jugador del club y de excelente campaña en el Bayer Leverkusen, aunque su idea es imponer otro tipo de estructura entre los blancos, más cercana a la solidez que a la brillantez.
De los doce partidos jugados en la temporada, nueve de liga y tres de Champions, el Real Madrid lleva ganados once y apenas fue derrotado, aunque por una enorme diferencia, por el Atlético de Madrid en el derbi liguero de la ciudad por un rotundo 5-2, que fue lo que generó dudas a lo que antes parecían certezas.
Si la defensa hacia el Real Madrid estaba dada en que se trata de un equipo en construcción, que perdió a su columna vertebral de los últimos años con la salida del único sobreviviente, Luka Modric, al Milan (ya había dejado el fútbol el alemán Toni Kroos y se había marchado al Manchester United el brasileño Casemiro), la durísima derrota ante los rojiblancos hizo poner la lupa en el rendimiento de cada partido y se aceleró la presión.
La prensa madrileña, y por lo tanto también los aficionados, comenzaron a reflexionar acerca de que el Real Madrid viene perdiendo casi todos los partidos importantes, ya sea los cuatro ante el Barcelona, el del Atlético, o la dura eliminación de la Champions pasada cayendo en los dos partidos ante el Arsenal inglés sin atenuantes. Es claro que el Real Madrid necesita una victoria que quite dudas y en cambio, genere esperanzas.
¿Con qué cuenta el Real Madrid? Básicamente, con un dominio de las dos áreas, La propia, a través del enorme (en todos los sentidos) arquero belga Thibaut Courtois, y la ajena, a través de la gran racha goleadora del francés Kylian Mbappé, ya despojado de la necesidad de adaptarse, como en la temporada pasada, a un fútbol distinto que el de su país. Hoy, con 10 goles en 9 partidos de la Liga, y 15 en 12 en todas las competiciones, es claramente el máximo anotador en territorio español y va camino a volver a competir poe el Botín de Oro de Europa ganado en la temporada pasada.
Sin embargo, el liderazgo de Mbappé en el ataque significó que se opacara una de las grandes estrellas de los últimos años, Vinicius Jr, que parece irse recuperando poco a poco, aunque en la actualidad compite por un lugar con su compatriota Rodrygo, quien estuvo a punto de salir en el mercado pasado por falta de espacio, algo que ahora le está ocurriendo a otro brasileño, al joven Endrick, que parece no contar para Alonso, siendo incluso superado por el juvenil Gonzalo, de las divisiones inferiore del club, y máximo anotador del reciente Mundial de Clubes.
El problema mayor del Real Madrid es que entre todos sus volantes, el único en condiciones claras de asistir a sus atacantes es el turco Arda Güller, de gran talento, pero que recién se está consolidando como una gran estrella, mientras que Franco Mastantuono comienza a ser cuestionado por su falta de continuidad en el juego, si bien lo hace recostado a la derecha, igual que en sus primeros partidos en River.
En verdad, a Mastantuono no le pasa nada que no tenga solución. Es que el Real Madrid pagó 62,5 millones de euros por su pase y en ese contexto, todos creen que el chico ya tiene que ser un fenómeno, cuando sólo tiene 18 años y muy pocos partidos en sus espaldas. Habrá que tenerle paciencia mientras, quizá, pueda perder la titularidad ahora que regresó, luego de una larga lesión en el hombro, el inglés Jules Bellingham.
Tampoco en la defensa el equipo blanco transmite tanta seguridad. Tras tantos elogios a otra gran promesa juvenil como Dejan Huijsen (ya titular en la selección española), éste también tuvo sus tropiezos, algo lógico para un jugador que todavía se está formando, y las ausencias de sus dos laterales derechos por lesión (Dani Carvajal y Trent Alexander Arnoldt) generó que el uruguayo Federico Valverde debiera retrasarse a esa posición, debilitando el medio campo.
Por eso mismo, tampoco en el Real Madrid es oro todo lo que reluce y por ahora, las matemáticas vencen a los lujos y gana sus partidos muchas veces con lo justo, como ocurrió el pasado miércoles, como local, ante una floja Juventus por la Champions.
Veremos qué ocurre en este primer Clásico de la temporada, en el que los puntos no definirán un campeonato, que es muy largo, pero sí, para el que pierde, quedará una marca que posiblemente tenga que arrastrar un buen tiempo.
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Por Sergio Levinsky, desde Madrid