Opinión

Un cambio de rumbo en el calendario internacional

En las dos fechas FIFA de octubre, la selección española, campeona de la Eurocopa y de los Juegos Olímpicos, y finalista de la UEFA Nations League, va a enfrentar como local a Georgia y a Bulgaria por la tercera y cuarta fecha del grupo clasificatorio para el Mundial 2026.

Por Sergio Levinsky desde Madrid

En el caso de ganar esos partidos, España ya estará clasificada para el Mundial, lo que también facilitará la "Finalissima" -que juegan los campeones de la Eurocopa y la Copa América por acuerdo entre UEFA y Conmebol- en marzo de 2026.

Al equipo de Luis de la Fuente le habrán bastado cuatro partidos, y ante ninguna de las potencias europeas (el cuarto rival es Turquía, a la que venció 0-6 como visitante) para llegar al Mundial, mientras que la selección argentina consiguió el mismo objetivo luego de trece de los dieciocho partidos de su grupo clasificatorio sudamericano, cinco antes de que finalizara el torneo.

Si bien la UEFA aporta dieciséis equipos al Mundial 2026 y Conmebol, seis (Argentina, Ecuador, Colombia, Uruguay, Brasil y Paraguay) y un séptimo (Bolivia) tendrá una nueva chance al disputar un minitorneo de repesca en marzo en México, la cantidad de partidos que deben jugar los de una y otra confederación parece desequilibrada y define claramente cuál de los grupos clasificatorios es el más dificultoso.

Desde hace tiempo que la prensa y los dirigentes de los poderosos clubes europeos, los que más jugadores aportan a las selecciones de todo el mundo, se vienen quejando de lo que ellos llaman "el virus FIFA", que no es otra cosa que la cantidad de kilómetros que deben realizar los jugadores de sus planteles, cuando tocan las "fechas FIFA" para jugar en sus respectivos seleccionados, y con la posibilidad de que vuelvan muy cansados y no puedan estar en las mejores condiciones para el partido liguero siguiente, cuando directamente no regresan lesionados.

En muchos casos, estos "virus FIFA" motivaron dos cambios circunstanciales en el fútbol europeo: el aumento de jugadores por plantel, para poder rotarlos en estas circunstancias, y el desarrollo de la Liga de las Naciones de la UEFA, que es un torneo que se juega cada dos años, durante meses, con ascensos y descensos y un "Final Four" en una sede fija entre los cuatro ganadores de sus grupos.

Esto motivó el cierre simbólico de la frontera europea para partidos de selecciones de ese continente con las de los otros, porque a partir de esta novedad, están jugando siempre partidos oficiales: cuando no hay clasificación al Mundial, se juega la que lleva a los equipos a la Eurocopa y cuando no es la clasificación a la Eurocopa, es la Liga de las Naciones.

Eso fue lo que generó que selecciones como Argentina, Brasil, Uruguay o Colombia se las tengan que rebuscar con las de Asia, África, Concacaf o jugar entre ellas, sin más remedio. Las europeas, no tienen tiempo.

A partir del "virus FIFA" y la cantidad de viajes y de kilómetros recorridos por los jugadores, que se suman al cansancio físico por la sobreexplotación del sistema, que por la TV y otros derechos necesita que no paren de entrar a la cancha y participar de enorme cantidad de partidos por año, es que la FIFA está pensando, luego de muchos años, en cambiar el "calendario Platini" tal como se lo conoce hasta ahora.

La nueva idea consiste en concentrar en no menos de tres semanas por vez los partidos de selecciones nacionales en todo el mundo. La primera idea fue de ocupar dos meses al año, abril y octubre, con partidos sólo de seleccionados. Es decir, habría dos parones de ligas en todo el mundo para albergar partidos de selecciones, y esto generaría menos viajes en el año.

Pero al margen de esta idea, que podría ser beneficiosa para el fútbol, hay otras para debatir. Una de ellas es la desproporción, como señalamos al principio de este artículo, entre la cantidad de partidos que juegan los sudamericanos o los africanos, por poner dos ejemplos, respecto a los de los europeos para llegar al Mundial.

En este punto, tranquilamente la Conmebol podría regresar al esquema previo a la clasificación para el Mundial de Francia 1998, la primera que se jugó como un gran torneo de todos contra todos en dos rondas, con dieciocho fechas en total. Si acaso hubiera, por ejemplo, dos grupos de cinco equipos, la Conmebol podría tener la misma cantidad de clasificados, pero cada uno de ellos habrá jugado ocho partidos en vez de dieciocho (contra cuatro rivales en condición de local y de visitante).

Pero la clasificación al Mundial podría experimentar un cambio aún más radical, si la FIFA se animara a una medida que creemos que seria justa y que terminaría aportando mucho más al espectáculo y al negocio: que todos los campeones del mundo tengan desde el momento de serlo, el derecho a participar, para siempre, de la fase final sin tener que jugar la clasificación.

Por el momento, son sólo ocho las selecciones campeonas del mundo en veintidós ediciones (Brasil, Italia, Alemania, Argentina, Uruguay, Francia, Inglaterra y España), por lo que, en este caso, quedarían cuarenta para jugar una clasificación, quitando al equipo local si no fuera uno de esos ocho ya clasificados.

El hecho de que todos los campeones del mundo tengan su lugar en el Mundial aseguraría la fiesta desde la atracción, el turismo, la historia y no dejaría posibilidades a que ocurra lo que ahora mismo con una selección como la italiana, que corre serio riesgo de quedar fuera de la máxima cita por tercer torneo consecutivo.

Debatida esta idea con varios especialistas, una de las mayores objeciones que aparecieron al principio es la pérdida del negocio de la televisación y la recaudación en los partidos de clasificación, pero la gran pregunta, en estos casos, es si no recaudaría más, por ejemplo, un Argentina-Alemania, o un Brasil-Italia, o un Francia-Argentina, que un partido contra un rival sudamericano, al que ya se lo enfrentó en la Copa América.

¿Fueron negocio y tuvieron interés deportivo, acaso, los cinco partidos finales de la selección argentina ya clasificada? ¿No sería más atractivo un torneo que durara dos años, mientras el resto juega la clasificación al Mundial, entre los campeones del mundo, con partidos de ida y vuelta, cada cuatro años?

Imagínense una "Liga Mundial" (o el nombre que le quisieran poner, "La Liga de los campeones del mundo") con partidos de ida y vuelta entre los campeones del mundo, teniendo la chance de que Alemania, Italia, Francia, España e Inglaterra visitaran Argentina, Uruguay y Brasil cada cuatro años y para disputar partidos oficiales.

Si hablamos de negocios, de venta de entradas, de venta de derechos de TV, ¿qué atraería más, un partido de la selección argentina ante otro sudamericano por un lugar en la Copa del Mundo cuando se clasifican seis y medio de diez, o un partido de la selección argentina contra Alemania, o Italia o Francia o Inglaterra?

Es hora de que la FIFA comience a entender que el fútbol internacional se está desequilibrando, que, así como están, los grupos clasificatorios, al menos de Sudamérica y Europa, se están convirtiendo en insípidos, y que visto cómo están las cosas, no sería de extrañar que al menos uno de los campeones del mundo no pueda participar por tercera vez de la máxima fiesta y acaso un segundo, si es por el nivel visto a los alemanes en el inicio de su grupo.

La FIFA marcha, entonces, y acaso, hacia un Mundial con cada vez más selecciones, pero con varias de ellas sin el atractivo suficiente, que es como comenzar a matar a la gallina de los huevos de oro.

Acaso éste sea el momento de barajar y dar de nuevo.

Por Sergio Levinsky, desde Madrid

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