Otro negocio de moda: jugar partidos de liga en el exterior
Se espera que esta misma semana que comienza, cuando no habrá partidos de ligas europeas porque habrá "fecha FIFA", es decir que es el turno de las selecciones nacionales, la UEFA decidirá si finalmente acepta o no que Villarreal y Barcelona jueguen por la Liga Española, el próximo 21 de diciembre, en Miami.
Desde la temporada pasada, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional española, Javier Tebas, viene presionando para que haya al menos un partido de la liga que se juegue fuera del país y en la pasada temporada intentó que fuera uno entre Villarreal y Atlético de Madrid, que finalmente fue vetado por el entonces presidente de la Real Federación Española (RFEF), Luis Rubiales -aquel del beso no consentido con Jeni Hermoso tras la final del Mundial femenino en Australia-.
Rubiales argumentó que la decisión de jugar un partido de liga fuera del territorio español no resultaba ético cuando los abonados del equipo local pagaban un paquete por todo el año para ver a su equipo y no podían quitarle uno de los más importantes de la temporada para lucrar con eso.
En esta ocasión, los dirigentes del Villarreal -equipo que debe ser local en esa jornada del 21 de diciembre- optaron por ofrecer a sus abonados la posibilidad de viajar gratuitamente a Miami y argumentaron que el club tiene varias escuelas de fútbol en esa ciudad y que resultaría importante difundir su equipo ante quienes concurren a ellas, mientras que el Real Madrid envió una carta de protesta a la RFEF y a distintos estamentos al sostener que el Barcelona -su máximo rival en la competencia- se favorecería al no tener que concurrir al estadio de La Nueva Cerámica en Castellón y entonces se diluye su condición de visitante.
El club catalán, por su parte, respondió que ha ganado en todas sus últimas excursiones a Villarreal por la liga y que entonces no hay tal ventaja deportiva, además de que justamente estos días son los de mayor acercamiento del Barcelona a la UEFA luego de años de enorme distancia con la institución europea, al punto de que sus hinchas todavía silban el himno de la Champions League, como sucedió el pasado miércoles en Montjuic en el partido ante el PSG.
Ese acercamiento del Barcelona a la UEFA se debe a una razón fundamental: la entidad europea viene tratando de alejar lo más posible a todos los clubes poderosos europeos de la posibilidad de que se vayan a disputar otro torneo paralelo, la llamada Superliga, que cuenta con un apoyo de 5 mil millones de euros de parte de un banco inglés y pretende transmitir todos los partidos de manera gratuita desde una plataforma web, aunque la mayor crítica es el criterio deportivo para la participación de aquellos clubes que no son poderosos en el continente.
La idea de la Superliga europea nació del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, debido a las quejas de que el reparto de dinero de la Champions no era el adecuado para los clubes poderosos y que había que buscar la manera de optimizar los recursos con una recaudación mucho mayor e invitando a los clubes de élite, entre los cuales figuraban el Barcelona, el Atlético de Madrid (España), el Inter, el Milan y la Juventus (Italia), el llamado "Big Six" inglés (Manchester United, Manchester City, Liverpool, Arsenal, Tottenham y Chelsea), considerados todos como fundadores.
Incluso, la Superliga llegó a litigar contra la UEFA y la FIFA por "abuso de posición dominante", aunque el fallo judicial es tan ambiguo que ambas partes consideran que les dieron la razón, aunque políticamente, en un principio, quedaron aislados el Real Madrid, el Barcelona y la Juventus porque el resto de los clubes se fue retirando de la idea.
Posteriormente, a partir de sus problemas de corrupción interna, por la cual acaban de ser sentenciados aunque con una multa y sin reclusión, los exdirigentes Andrea Agnelli y Pavel Nedved (el checo exfutbolista del club), la Juventus también se alejó de la Superliga y ahora parece ser el turno del Barcelona, a la que le fue rebajada una multa de 60 millones a 15 por parte de la UEFA, y la entidad con sede en Nyon, Suiza, aceptó (esto ocurre por primera vez) que el Barcelona jugara su primer partido como visitante en la Champions para darle tiempo a que llegara a disputar los siguientes compromisos de la fase de grupos en el remodelado Camp Nou, aunque no llegó a tiempo.
El hecho de que el esloveno presidente de la UEFA, Alecsander Ceferin, haya estado presente luego de mucho tiempo, en el palco del estadio Olímpico de Montjuic, en el Barcelona-PSG del miércoles, sentado al lado del titular del Barcelona, Joan Laporta, es un signo claro del cambio de los tiempos en la política del fútbol y entonces no queda tan claro que la entidad europea se vaya a oponer a que el Villarreal-Barcelona se juegue en Miami, cuando otra entidad que cambió de parecer fue la propia Federación Española, que se acercó mucho a la LFP desde que el gallego Rafael Louzán e hizo cargo tras la salida de Rubiales -acérrimo enemigo de Tebas- y el llamado a elecciones.
De todos modos, hasta el momento Ceferin se pronunció claramente en contra de que partidos de ligas nacionales europeas salgan de su país y lo mismo ocurre con Pilar Alegría, ministra de Deportes de España.
El partido entre Villarreal y Barcelona no es el único que se pretende que se juegue fuera del territorio en el que se disputa la Liga. En Italia ocurre lo mismo con el Milan-Como de la Serie A, que se quiere jugar en febrero en Australia, y ya viene ocurriendo con muchos partidos de las Supercopas nacionales (los que enfrentan a los campeones de la liga con los de las Copas).
Los partidos de la Supercopa de España y de Italia se vienen jugando (no sin polémica) en Arabia Saudita y de hecho, la primera amplió a cuatro los participantes (dos de liga y dos de Copa).
El francés Ronan Evain, director de "Football Supporters Europe, reconocido por la UEFA como el organismos que representa a los hinchas en todo el continente, sostuvo en una entrevista que le hizo días pasados el diario deportivo "As" de Madrid que su entidad se encuentra movilizando a unos 600 colectivos de aficionados de 30 países europeos (que representan a más de tres millones de ciudadanos) para oponerse "a la deslocalización del fútbol", entre ellos, los hinchas de los cuatro equipos involucrados (Villarreal, Barcelona, Milan y Como).
"Este proyecto (de jugar partidos fuera de sus países) contradice la esencia misma del fútbol" -sostiene Evain-. La Liga y la Serie A demuestran que viven en una burbuja que ignora las expectativas democráticas de las sociedades europeas de las que los clubes son una parte consustancial".
Evian, quien también informa que se les han unido colectivos de Australia y los Estados Unidos, "porque temen que la exportación de partidos de fútbol europeos perturbe el normal desarrollo de sus ligas nacionales", enfatiza que en el caso de que avance la idea de la RFEF y la Serie A, "llegaremos hasta la máxima instancia del deporte mundial, que es el TAS, el Tribunal Deportivo".
Por Sergio Levinsky, desde Madrid