ESTUDIO DE OPINIÓN PÚBLICA

Más deuda, menos inversión: el crédito en Mendoza se usa para subsistir, no para crecer

Un relevamiento de la encuestadora "Demokratia" en seis departamentos mendocinos, reveló que el crédito se volvió imprescindible para cubrir gastos corrientes, dejando de lado cualquier proyecto a largo plazo.

Un reciente informe reflejó que la mayoría de los habitantes del Gran Mendoza recurren al crédito para enfrentar el día a día, destinando los préstamos principalmente a la compra de alimentos, ropa y al pago de deudas previas. En contraste, la inversión en bienes durables o proyectos productivos es casi nula, lo que evidencia un uso del crédito más asociado a la urgencia que al crecimiento.

La consultora Demokratía fue la encargada de elaborar este estudio de opinión pública que abarcó a vecinos de seis departamentos del norte provincial: Ciudad de Mendoza, Godoy Cruz, Guaymallén, Las Heras, Luján de Cuyo y Maipú. El relevamiento se desarrolló entre el 25 de junio y el 2 de julio de 2025, con 715 encuestas presenciales como base.

El informe arrojó que más del 92% de los encuestados accedió a algún tipo de financiamiento reciente, sin grandes diferencias entre hombres y mujeres. El 50% utilizó tarjetas de crédito, el 41,5% optó por préstamos bancarios y un 31% se apoyó en billeteras virtuales como Mercado Pago o Naranja X. También surgieron otras formas de endeudamiento como créditos en entidades financieras (12,5%) y pagos semanales o diarios (10,7%). Solo un 7% declaró no haber tomado crédito últimamente.

En cuanto al uso del dinero prestado, el 45% lo destinó a la compra de alimentos y artículos de supermercado. El 28% lo utilizó para adquirir tecnología o electrodomésticos, mientras que un 27% lo empleó para comprar ropa. A esto se suma un 24,6% que usó el crédito para saldar deudas anteriores, y un 17% que lo aplicó a salidas recreativas como restaurantes o viajes. Otras finalidades menores incluyeron el mantenimiento del hogar o el auto (8,2%) y el pago de servicios e impuestos (7%).

En el extremo opuesto, las inversiones productivas o financieras fueron casi inexistentes: solo el 3,6% destinó el dinero a emprendimientos, y apenas un 1% al ahorro financiero. La compra de viviendas o automóviles representó tan solo el 0,26% en cada caso, lo que muestra la imposibilidad de acceder a bienes duraderos a través del crédito.

Los datos exponen la creciente dependencia del financiamiento para cubrir gastos esenciales, en un contexto donde los ingresos no alcanzan y el endeudamiento se convierte en una herramienta de subsistencia más que de progreso.

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