ANÁLISIS

Lobo: una receta aconsejable: la cabeza fría y el corazón caliente

Gimnasia y Esgrima se jugará mucho el próximo domingo y debe evitar contagiarse del clima espeso que habrá en el estadio de Chacarita para los propios jugadores "funebreros".

Fabián Galdi

 Gimnasia y Esgrima llega en un momento óptimo para coronar su notable y ascendente campaña en la fase regular durante esta edición 2025 de la Primera Nacional.

El triunfo frente a San Telmo borró las heridas infligidas tras aquel paso en falso de Carlos Casares, en aquella caída en modo inesperado y sin atenuantes ante Agropecuario.

Las pérdidas de puntos de sus cercanos opositores - Estudiantes RC, Gimnasia de Jujuy y Deportivo Morón - obraron como un bálsamo para aflojar tensiones y no tenerle miedo a la calculadora: el "mensana" depende de si mismo y el camino hacia la finalísima por el primer ascenso sigue allanado.

Sin embargo, la cuestión psicológica cobra mayor relevancia cuando se deben afrontar las instancias decisivas, en las cuales no solamente importan los minutos de juego y el resultado, sino también los efectos colaterales: evitar sanciones por amarillas y/o rojas, además de potenciales lesiones propias del fragor de cada partido.

Ahora, en el horizonte cercano asoma Chacarita Juniors, un club con historia - campeón de primera división en 1969 - pero también con ciclos en los cuales las postergaciones fueron creando microclimas tensionantes entre sus simpatizantes, dirigentes y, desde ya, cuerpos técnicos y futbolistas.

Y es aquí, donde vale detenerse para realizar un paneo de qué puede suceder el próximo domingo en el estadio ubicado en "Villa Maipú", barriada de la "Ciudad del Libertador General San Martín", del conurbano bonaerense.

Los jugadores que componen el actual plantel del "funebrero" han sido descalificados duramente por el propio presidente de la institución, Néstor Di Pierro, quien los ha acusado públicamente por el magro rendimiento en las últimas fechas, donde el equipo pasó de los primeros puestos de la zona B hasta quedar momentáneamente fuera del Reducido por el segundo ascenso a Primera.

DI PIERRO, CONTUNDENTE

Con estos antecedentes cabe esperarse un microclima en tono amenazante e, inclusive, medios partidarios suponen que habrá bajas considerables en la formación titular del equipo hoy comandado por Carlos Mayor.

En este panorama es donde talla qué necesita el "Lobo" para volverse a Mendoza con la misma tranquilidad con la que partirá rumbo a Buenos Aires: concentración, serenidad y, claramente, no enredarse con el panorama que deberán afrontar los futbolistas adversarios, quienes tendrán enfrente a dos rivales: el "blanquinegro" por un lado, pero también la propia presión de sus aficionados. 

Basta repasarlo en las redes sociales, donde a los chacaritenses se los apodó "los sin sangre".

A Gimnasia le ha costado llegar hasta aquí y debe revalidar sus pergaminos desarrollando su fútbol en el campo de juego y abstraerse de aquello que lo pueda perjudicar. Seguramente, Ariel Broggi y sus colaboradores ya habrán conversado sobre este tema para evitar quedarse enredado dentro de un conflicto que no les pertenece. 

Nada mejor que la cabeza fría y el corazón caliente como estandartes.

Ese es su modo óptimo de manifestarlo. Todo lo demás no le incumbe ni debe contagiarlo.

El Lobo aúlla a través de su fútbol; es su única verdad: siempre.

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