Economía

La marcha por Cristina paralizó fábricas y dejó casi 800 autos sin producir

El respaldo sindical a la ex presidenta provocó fuertes pérdidas en la industria automotriz. SMATA adhirió a la movilización y forzó paradas inesperadas en Ford, Volkswagen, Toyota y Mercedes-Benz. Las terminales hablan de costos millonarios y compromisos de exportación en riesgo

El respaldo gremial a Cristina Fernández de Kirchner volvió a tener consecuencias económicas concretas. Este miércoles, el sindicato SMATA paralizó el turno mañana en cuatro de las principales fábricas automotrices del país: Ford y Volkswagen en General Pacheco, Toyota en Zárate y Mercedes-Benz en Virrey del Pino. ¿El motivo? La movilización a Plaza de Mayo en apoyo a la ex presidenta.

El resultado fue inmediato: entre 700 y 800 vehículos no se fabricaron, generando pérdidas millonarias y dejando en suspenso entregas clave, especialmente al mercado externo. "Recuperar un turno es complejo y carísimo. Encender una planta fuera de horario cuesta más de lo que muchos creen", reconoció un directivo de una de las automotrices afectadas.

"Además del costo operativo, hay daño en la imagen y en la confianza de nuestros socios extranjeros. No se puede jugar con la previsibilidad", dijeron desde el sector

Producción interrumpida por decisión sindical

El mecanismo se repitió en todas las plantas: los delegados gremiales anunciaron la adhesión a la movilización, las empresas anticiparon el ausentismo masivo y suspendieron el turno mañana. Aun con las fábricas operativas y el personal técnico disponible, la línea de producción quedó detenida.

Para las terminales, dejar de producir por una decisión sindical política implica perder productividad, previsibilidad y mercado

Para muchas automotrices, fue una sorpresa negativa. "Estas paradas no estaban previstas ni negociadas. Las terminales suelen programar con anticipación los cortes, pero este fue forzado por un acto político", lamentaron desde otra firma.

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Costo laboral y comercial

Las pérdidas no se miden solo en autos. Para las terminales, dejar de producir por una decisión sindical política implica perder productividad, previsibilidad y mercado. La industria exporta el 50% de lo que fabrica, y muchas unidades no entregadas estaban comprometidas con destinos internacionales.

"Además del costo operativo, hay daño en la imagen y en la confianza de nuestros socios extranjeros. No se puede jugar con la previsibilidad", dijeron con preocupación desde el sector.

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