En el alfabeto de Gimnasia y Esgrima la letra "A" ya se está soñando en mayúscula
El Lobo ostenta argumentos sólidos para conseguir el tan anhelado ascenso a la primera división del fútbol argentino. Haber llegado a la finalísima no ha sido por un hecho casual, sino por la capacidad propia.
La letra "a" se asocia históricamente en el fútbol argentino a la primera división y representa el objetivo máximo de todo participante en los torneos de ascenso.
Sin embargo, la misma letra "a" también está vinculada a palabras clave en los días previos a una definición: "a" de ansiedad, "a" de angustia, "a" de ánimo, "a" de atractivo" y ,desde ya, "a" de amor, cuando se asocia lo afectivo en la relación íntima que tiene el hincha por los colores de la camiseta que viste desde su infancia.
La celebración del domingo pasado, en el "Víctor Legrotaglie", fue un símbolo de la expectativa alta que sostiene y le da un plus de energía positiva a cada simpatizante mensana en el recorrido de esta semana, en la que se preanuncian promesas de todo tipo con vistas a la concreción del sueño esperado por poco más de un siglo: llegar a la elite del fútbol nacional en una de las ligas más competitivas del mundo.
Gimnasia y Esgrima está en la antesala de arribar a la cima y ha hecho méritos suficientes como para dar la talla en la finalísima frente al Deportivo Madryn.
En el Lobo se destaca una columna vertebral en el juego que se retroalimenta en todas las líneas de una formación, lo cual implica que su cuerpo técnico ha sabido tener una lectura apropiada respecto de los recursos propios, a los cuales les saca el máximo provecho sea en la circunstancia que fuere y ante el adversario que se tenga enfrente.
Si bien la custodia de la valla se había mantenido en modo acertado con Lautaro Petruchi, lo cierto es que, simultáneamente, se estaba realizando la puesta a punto desde el lado físico con un arquero de experiencia vasta como lo es César Rigamonti quien, a sus 38 años de edad, demuestra estar intacto y aporta su experiencia como un valor sustancial.
La línea defensiva es otro ejemplo de solidez en el sentido más amplio del término. Dos centrales de jerarquía como Diego Mondino e Imanol González - éste, con el plus de la definición en el área rival - le dan sostén por alto y por bajo a un sistema defensivo que, también, aporta un valor clave en ataque a través de jugadas con pelota parada. Por los extremos, Facundo Nadalín y Franco Saavedra manifiestan tanto capacidad para el cierre como salida por sus respectivos laterales, incluso arribando a las cercanías del área adversaria.
La función del mediocampo es el eje de cualquier equipo que se precie de tal y el "mensana" no es la excepción. Tanto durante la gestión de Ezequiel Medrán, como en la actual de Ariel Broggi, el trabajo de los volantes blanquinegros ha sido referencial.
Es destacable el rol que suele asumir en la zona media un futbolista tácticamente relevante como lo es Ignacio Antonio cuando se posiciona detrás de la pelota y va ordenando la línea de mediocampistas para recuperar el balón o para manejarlo en recorrido ascendente gestionando un avance.
Más de una vez, el centro del campo se transforma en un triple cinco con los aportes de Matías Muñoz y Fermín Antonini, quienes combinan la faceta defensiva con la llegada a posiciones de definición en las cercanías del área contrincante. Conforme el desarrollo del partido, el aporte de Matías Recalde le otorga un plus de potencialidad ofensiva, al igual que los atacantes Luciano Cingolani y Mario Galeano cuando les toca sumar minutos en cancha.
El toque de distinción lo suele exponer Facundo Lencioni, un cerebral volante de ataque que maneja los tiempos con suficiencia y jerarquía, sobre todo a partir de las habilitaciones precisas, el remate de media distancia o el lanzamiento directo como referencia ofensiva, además de su relevancia con la pegada en un tiro libre directo.
Adelante, el rol del nueve de área está ejemplificado en Nicolás Ferreyra, quien ejecuta la doble función de pivote como también la de conectarse con quienes acompañan por los laterales o el centro en modo escalada hacia el área. No solo puede ser decisivo con la aptitud para el cabezazo, sino también con la pelota en los pies para armar circuitos de triangulación corta en derredor de "las 18" con control de espacio y ocupación eficiente en derredor del punto penal.
El sueño gimnasista tiene base de sustentación y no se ha llegado hasta aquí de casualidad.
La letra "a", en la esperanza mensana, ya está en condiciones de escribirse como "A", así, en mayúsculas.