No hubo tiempo para nada en el estadio Mercedes Benz de Atlanta. A los 6 minutos, el volante portugués Joao Neves marcó el primer gol para los franceses, y desde entonces, el partido se convirtió en un monólogo, que marcó las enormes distancias que hay entre uno y otro equipo, dos realidades demasiado evidentes.

El PSG, sabiendo con claridad a qué jugar y teniendo una enorme posesión, y el Inter de Miami, como se pudo seguir durante la última temporada, con un juego errático y con pocas chances de recuperar la pelota, además de una defensa endeble que muchas veces fue salvada por Oscar Ustari, de buena actuación durante todo el torneo. Sumado a eso, "Las Garzas" sufrieron otra lesión en su defensa, porque otro argentino, Tomás Avilés, tuvo que sustituir a Noah Allen apenas a los 19 minutos.

Sobre el final del primer tiempo, a falta de alguna tormenta eléctrica lo habitual en este tiempo, que obliga a parar varios partidos cuando hay amenazas, por protocolo- llegó la lluvia de goles. Joao Neves aumentó a los 39 minutos. Avilés marcó en su propio arco a los 44 y el marroquí Hakimi, a los tres minutos de descuento para un durísimo 4-0 final.

Ya el segundo tiempo fue testimonial y se convirtió en un partido amistoso, en el que Messi tuvo un par de posibilidades, especialmente desde un tiro libre recto al arco, conociendo bien al arquero italiano Gianluigi Donnarumma, excompañero en el PSG, pero la pelota dio en la barrera sin mayores consecuencias.

Una dura derrota para Messi, con un resultado abultado en contra, con un afectuoso saludo entre el entrenador Luis Enrique Martínez y su ahora colega y exdirigido, Javier Mascherano, pero PSG sigue (y va creciendo) en la competencia, mientras que todo se acabó para el Inter Miami, que deberá regresar a las competencias locales o de Concacaf.

PSG, uno de los grandes candidatos, espera ahora en cuartos de final por el ganador del partido que en unas horas animarán Flamengo y Bayern Munich en el estadio Hard Rock de Miami.