Docentes especiales: vocación y desafíos en la enseñanza de estudiantes con discapacidad
En el Día del Maestro, Viviana Pereyra, docente de la Escuela Helen Keller, contó en Radio Jornada 91.9 cómo se garantiza la inclusión educativa
Resulta todo un desafío ser docente hoy en Argentina. Las situaciones que viven los niños, niñas y adolescentes son complejas y aún más cuando se trata de personas con discapacidad. Viviana Pereyra es docente de chicos y chicas ciegos o que padecen una disminución visual severa, y en el Día del Maestro, contó en "Agenda Abierta" en Radio Jornada (91.9) lo que esta tarea implica en su vida.
Viviana es docente de la Escuela Helen Keller -institución referente en Mendoza en la formación de estudiantes con discapacidad visual-, y quiso compartir su experiencia y reflexiones sobre lo que significa ser docente en esta área educativa.
Enseñar con apoyos específicos
La escuela Helen Keller, donde asisten chicos y chicas con discapacidad visual en Mendoza
La maestra explicó que su labor se desarrolla tanto dentro de la Escuela Helen Keller como en distintas instituciones donde se detecta la necesidad de acompañar a estudiantes ciegos o con baja visión.
"Es como trabajar con cualquier estudiante, solo que requieren configuraciones de apoyo específicas y muchas veces un trabajo personalizado, uno a uno", destacó.
Este tipo de docencia implica adaptaciones constantes: desde el uso del braille hasta recursos tecnológicos, pasando por estrategias pedagógicas que permitan garantizar igualdad de condiciones en la trayectoria escolar. El acompañamiento cercano no solo se da con los alumnos, sino también con docentes de grado y familias, para consolidar redes de inclusión educativa.
Formación y compromiso profesional
La docente relató que su camino comenzó en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Cuyo, donde la carrera de Educación Especial con especialización en discapacidad visual ofrece una sólida formación pedagógica y también competencias en el área terapéutica. "Es una carrera muy generosa, con muchas satisfacciones, que incluso nos habilita como terapeutas visuales", explicó.
El trayecto no es sencillo: son cuatro años de cursado con más de cincuenta materias y una alta dedicación. Sin embargo, Pereyra remarcó que, como en cualquier profesión, lo decisivo es la responsabilidad y el compromiso con el rol. "No somos iluminados, ni seres de luz, solo docentes que debemos garantizar el acceso a la educación", señaló, subrayando la importancia de trabajar con conciencia y vocación.
Déficit de especialistas y políticas de inclusión
Uno de los puntos críticos que atraviesa Mendoza es la falta de profesionales especializados en discapacidad visual, un déficit reconocido por la Dirección General de Escuelas. Para cubrirlo, se han impulsado diplomaturas y postítulos, además de permitir que estudiantes avanzados puedan incorporarse al sistema educativo antes de recibirse.
A pesar de la escasez, el Estado provincial brinda apoyos a través de la Helen Keller y de proyectos de inclusión en la Universidad Nacional de Cuyo. Pereyra fue clara: la legislación nacional y provincial garantiza el derecho a la educación inclusiva, y es responsabilidad de cada actor del sistema hacerla efectiva. "El objetivo es que las trayectorias académicas de los estudiantes con discapacidad se desarrollen en igualdad de condiciones al resto", afirmó.