Los temores de muchos hombres a consultar al urólogo para evitar el cáncer de próstata por miedo al examen físico invasivo quedaron atrás. Hoy el diagnóstico de esta enfermedad es más simple, cómodo y efectivo, gracias a estudios de sangre, imágenes y resonancias que permiten detectar la enfermedad en etapas tempranas, con menos molestias para el paciente. 

Así lo explicó el doctor Leonardo Romeo, especialista en urología del Hospital Español de Mendoza, en una entrevista con Radio Jornada 91.9. El médico destacó que estos avances facilitan el acceso al diagnóstico precoz y mejoran las posibilidades de tratamiento y curación de uno de los cánceres más frecuentes entre los varones.

Una detección más simple y sin incomodidades 

Según detalló Romeo, el viejo recurso del tacto rectal ha dejado de ser el método principal de detección. En su lugar, hoy se realiza un análisis de sangre para medir el PSA, una proteína que actúa como marcador tumoral. Si este estudio da valores sospechosos, se complementa con ecografías o una resonancia multiparamétrica de próstata, capaz de identificar lesiones con gran precisión. 

Esto permite abordar cada caso de manera más integral y cómoda: "Hace meses que no realizamos tacto a los pacientes", afirmó Romeo, y agregó que la consulta se basa en una charla médica y estudios no invasivos.

El rol clave de la prevención y el control temprano

El especialista insistió en que la detección precoz es fundamental para evitar la evolución hacia estadios avanzados y graves de la enfermedad, como ocurrió con el caso del expresidente Joe Biden, diagnosticado en fase metastásica.

En pacientes sin antecedentes familiares de cáncer de próstata, se recomienda comenzar los controles a partir de los 50 años. Para quienes sí tienen antecedentes directos de cáncer de próstata, los chequeos deben iniciarse a partir de los 40 o 45 años.

Menos invasión, mejores tratamientos

Gracias al uso de tecnología avanzada, los tratamientos para detectar el cáncer de próstata también son menos agresivos. En caso de ser necesaria una intervención, se recurre a técnicas laparoscópicas mínimamente invasivas, que reducen los riesgos y aceleran la recuperación. Además, los casos de tumores de bajo grado pueden ser controlados con seguimiento estricto, sin necesidad de cirugía o tratamientos agresivos.

Romeo destacó que tanto en Mendoza como en otras provincias esta metodología de la medicina moderna ya está instalada y ofrece resultados muy positivos para los pacientes.