Argentina es uno de los países con más feriados del continente. En 2025, contaremos con 16 feriados nacionales y 3 días no laborables con fines turísticos. Esta tradición tiene un valor cultural, histórico y social incuestionable, y además, potencia el turismo interno, un sector clave para las economías regionales. Sin embargo, también representa un desafío recurrente para la industria, especialmente en momentos de recesión o caída de la actividad. 

¿Podemos conservar los feriados y a la vez reducir su impacto negativo en la producción industrial? La respuesta es sí, y requiere de una mirada sectorial, flexible y anticipada. 

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Cada feriado representa una pérdida estimada de entre 0,05% y 0,1% del PBI mensual en industrias con procesos que no pueden detenerse sin costos significativos. 

En valores actuales, hablamos de entre 860.000 y 25 millones de dólares por feriado, según el rubro y la modalidad de trabajo. La solución no es eliminar feriados ni resignar derechos laborales, sino pensar alternativas que permitan planificar y compensar. 

Se trata de una mirada sectorizada que reconoce el hecho de que algunos sectores no pueden parar (como la energía o la industria farmacéutica), otros pueden reprogramar su producción (como el sector automotriz o el alimentario), y algunos pueden reconvertir el feriado en actividades de capacitación, prueba de líneas o tareas administrativas (como ocurre en el sector textil o en las tecnologías de la información). 

Desde esta perspectiva, se pueden aplicar estrategias diferenciadas: turnos compensatorios, mantenimiento planificado en feriados, convenios con recargos parciales acordados con sindicatos, capacitaciones internas en días no laborables, automatización parcial, y uso de los feriados como oportunidad para actividades vinculadas al turismo industrial. 

Por ejemplo, la industria alimentaria puede aprovechar los feriados para sanitización y tareas de control. Las automotrices pueden reprogramar su producción con esquemas 6x1. Las industrias de energía o farmacéuticas ya operan con rotación y guardias técnicas. Incluso rubros como el textil pueden implementar capacitación interna o testeo de nuevas líneas en esos días. 

Preservar los feriados es también preservar nuestras identidades, fechas patrias, tradiciones religiosas y espacios de descanso. Pero eso no implica que debamos pagar ese derecho con pérdida de competitividad o con caída del empleo industrial. 

Hay formas de conciliar descanso, turismo y producción. Argentina tiene una oportunidad: coordinar con anticipación el calendario productivo y el calendario turístico. Con voluntad de los actores gremiales, empresariales y estatales, y con comunicadores que pongan en agenda estas propuestas, es posible. Porque las soluciones reales nacen del diálogo entre sectores. Y la comunicación es el puente.

Escrito por Gonzalo Catulo (Lic. en Comunicación Social. Diplomado en Bitcoin.)