Mundial de Clubes

Chelsea, último escollo para el PSG

Después de todo lo que se habló y escribió sobre el nuevo formato del Mundial de Clubes con treinta y dos equipos, el torneo llega a su fin a partir de las 15 horas de mañana (16 de la Argentina) con la duda de si el Chelsea podrá oponerle resistencia a lo que parece ser este Paris Saint Germain: una máquina imparable de jugar.

Sergio Levinsky desde Nueva York

En poco menos de un mes y medio calendario, el PSG arrolló al Inter de Milán en la final de la UEFA Champions League por 5-0, debutó en el Mundial de Clubes goleando al Atlético Madrid del "Cholo" Diego Simeone por 4-0, venció al Seattle Sounders por 2-0, destrozó al Inter Miami, con Lionel Messi incluido, por 4-0 con una ventaja indescontable en el primer tiempo, tuvo la mayor resistencia en la primera parte ante el poderoso Bayern Munich pero le terminó ganando 2-0 con dos jugadores de menos, y destruyó al nuevo Real Madrid de Xabi Alonso con otro 4-0 y tres goles en el primer tiempo.

Para muchos, en verdad, la final anticipada fue justamente esta semifinal del Met Life de Nueva Jersey -mismo escenario de la final- ante el Real Madrid, por una cuestión de poder, pero el Chelsea no sólo llega bien luego de haber eliminado con claridad a Fluminense en el mismo estadio por 2-0, dejándolo sin chance desde el inicio, sino que los "blues" ni siquiera son los mismos que comenzaron este campeonato a mediados de junio porque al abrirse el libro de pases el 1 de julio contrataron al brasileño Joao Pedro, proveniente del Brighton, viajó a los Estados Unidos y le marcó los dos goles al equipo carioca en el que comenzó su carrera como futbolista.

Si nos fijamos en la alineación del Chelsea, especialmente desde mitad de cancha hacia adelante, si bien tampoco llega a ser lo del PSG, un club con recursos ilimitados desde que está a cargo el Qatarí Nasser Al Kelaiffi, que llegó con un fondo de inversión de su país, no es un equipo para descuidarse y para asegurarse el título antes de jugar.

Con un mediocampo compuesto por el ecuatoriano Moisés Caicedo, el argentino campeón del mundo Enzo Fernández y el talentoso ex Manchester City Cole Palmer, y una delantera muy reforzada con el veloz portugués Pedro Neto (autor ya de tres goles), la incorporación de Joao Pedro y el agregado del francés Christopher Nkunku, al menos parece tener lo suficiente como para apostar a que el partido debe jugarse antes de que emitamos una valoración aplastante.

Pero el PSG llegó para quedarse. Lo dijo su entrenador asturiano Luis Enrique Martínez minutos después de ganar la Champions en Munich: "no es que llegamos hasta aquí, sino que este es el punto de origen. Vinimos a ganar muchos títulos". Por lo pronto, de ganar el Mundial de Clubes, el PSG se habrá llevado, en la misma temporada 2024/25 que formalmente finaliza en Nueva Jersey, la Supercopa, la Copa y la Liga de Francia, la Champions europea y el Mundial de Clubes, y todavía quedarían como posibles la Supercopa de Europa, el 13 de agosto ante Tottenham, y la Copa Intercontinental a fin de año.

En este sentido, no hay dudas del trabajo notable de Luis Enrique, que fue tejiendo un equipo completo, en el que el secreto pasa porque todos ayudan en la marca y todos atacan, algo que no aparecía en tiempos anteriores de grandes adquisiciones (Neymaer, Kylian Mbappe, Lionel Messi y tantos otros) y que ahora es claro: el colectivo por sobre lo individual, por más que cada uno de los componentes sea un crack e incluso también en el banco. Si no juega Nuno Mendes, está Lucas Hernández. Si no puede jugar el ecuatoriano William Pacho, está el brasileño Beraldo, o Gonçalo Ramos o Bradley Barcola pueden ingresar sin desentonar ni cambiar el ritmo ni el juego.

El PSG tiene, de hecho, varios jugadores de un altísimo nivel y por lo menos cuatro de ellos, el lateral izquierdo portugués Nuno Mendes, su compatriota Vitinha, volante central, el extremo izquierdo Georgiano Khvicha Kvaratskhelia y el delantero Francés Ousmane Dembélé, son candidatos al Balón de Oro de esta temporada.

Uno de los más altos responsables del PSG nos refería hoy el estrés de estos jugadores que fueron citados para el primer entrenamiento de la temporada pasada el 14 de julio de 2024, casi exactamente un año, y que no sólo compiten por ganar, sino que en cada práctica deben mostrar todo porque hay un compañero que les puede ganar la titularidad.

El mejor ejemplo es aquel durísimo diálogo que aparece en el documental sobre la vida de Luis Enrique que emitió una plataforma de internet y que se tituló "Ustedes no tienen ni la más puta idea" en el que en un momento, el entrenador español tiene enfrente a Mbappé cuando aún jugaba en el PSG y le dice "vos sos el mejor definidos del mundo, pero como te sé un admirador de Michael Jordan y la NBA te digo que jamás vas a ser el mejor si no hacés lo que él: defender y atacar, ser completo". El delantero se fue al Real Madrid y ya se pudo ver quién tenía razón.

Pero si de un lado se encuentra Luis Enrique, del potro está el italiano del Chelsea, Enzo Maresca, con una característica que los acerca mucho: los dos vienen del riñón del entrenador del Manchester City, Josep Guardiola. El español comenzó su carrera en el mismo lugar que "Pep", el Barcelona B y siempre se identificó con el juego de su excompañero en el conjunto azulgrana en los noventa, mientras que Maresca, directamente, fue su ayudante de campo en el Manchester City.

De alguna manera, entonces, esta final es el triunfo de la escuela de fútbol pulcra, preciosista, que concibe este deporte como un juego en el que la tenencia de la pelota es muy importante y no depender del rival.

Se termina un primer Mundial de Clubes ampliado que deja muchas aristas, como el tremendo calor y el agotamiento de tantos jugadores que a esta altura de la temporada no dan más, y en más de un caso, con expresiones de extenuación, como otro ex Barcelona, el lateral izquierdo del Chelsea Marc Cucurella, que jugó casi todos los partidos del año y que llega con lo justo.

Tanbién, con algunos estadios sin llenar que generaron que la FIFA se viera obligada casi a regalar las entradas para que haya un marco adecuado, y con la enorme distancia entre los europeos y el resto de los equipos como viene ocurriendo, paulatinamente, desde que estallara la Ley Bosman en 1995 que permitió que todo futbolista con pasaporte europeo tuviera libre circulación en la UE. Eso reventó las ilusiones de retener, al menos, un tiempo a los propios y entonces observamos los ejemplos de los Joao Pedro o Franco Mastantuiono. Los ricos siguen acumulando, y los pobres pierden lo poco que tienen.

Pero la FIFA no parece estar demasiado interesada en estos fenómenos. Sigue ligada, cada vez más, al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que mañana estará en el estadio dando otro espaldarazo, como cuando invitó a Infantino a la asunción presidencial o cediéndole ahora un espacio en su torre de la quinta avenida, en Nueva York, para que la entidad madre del fútbol se vaya instalando allí y deje la amenaza impositiva que ya es hoy Zurich.

Con todo este bagaje a cuestas, el fútbol tendrá su primer campeón mundial en unas horas. Esperemos que el espectáculo esté a la altura.

Por Sergio Levinsky, desde Nueva York

Esta nota habla de: