Muestra de Daniel Rueda

"Cartografías de huellas al corazón" en el museo Carlos Alonso

Este viernes 26 de septiembre, a las 20, en el Espacio B del Museo Carlos Alonso, Daniel Rueda compartirá por primera vez con el público su colección de arte, integrada por más de doscientas obras.

Luis Martínez

En el museo ubicado en la Mansión Stoppel (Av. Emilio Civit 348, Ciudad de Mendoza), se exhibirán piezas que reflejan un aprendizaje constante y una apreciación del arte como un presente continuo. La colección, que podrá visitarse de manera gratuita, reúne trabajos de más de ciento cincuenta artistas, en su mayoría mendocinos.

Contemplar un mapa imaginario donde se cruzan múltiples miradas

Por primera vez, Daniel Rueda abre su colección de manera abierta y gratuita al público. La exposición no es solo un registro de obras, sino una interpretación artística: una trama de conexiones e historias que evocan recuerdos decisivos de la vida del coleccionista.

"Cada pieza exhibida es fuente de bienestar: algunas evocan recuerdos decisivos de mi vida; otras, simplemente, placer estético; incluso algunas con perspectivas debatibles como herramienta para la formación del pensamiento crítico", expresó Rueda. 

La muestra se presenta como un espacio de memoria y dicha, que no se mide por estaciones recorridas, sino por las imágenes elegidas y la importancia de vivir con arte en el lugar que nos habita.

El coleccionista también destacó que su pasión por la filatelia y los objetos coleccionables -como figuras de caballos, mapas y libros- marcó señales inequívocas de una verdadera vocación que, aunque postergada en su reconocimiento, lo constituyen como comunicador. La propuesta invita a los espectadores a tomar distancia y disfrutar del arte en sí mismo.

Un camino íntimo y colectivo

La muestra ofrece un recorrido sensible y personal, donde cada pieza constituye una huella que pone en valor la riqueza del arte mendocino y nacional. Reúne trabajos de distintas épocas y estilos que despiertan recuerdos, generan placer estético y abren la puerta a la reflexión.

Rueda propone entender el arte como parte de lo cotidiano: un espacio indispensable que se mide en obras y memorias compartidas, más que en el transcurso del tiempo.

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