Quería juntar dinero

Alejo Arias y su tremenda experiencia en una cárcel de Bukele en El Salvador

El joven de 27 años que fue detenido en El Salvador y llevado a la cárcel en el duro sistema llevado adelante por su presidente Nayib Bukele regresó a su hogar en Rivadavia, Mendoza y admitió la tremenda experiencia

Alejo Arias González conoce de primera mano la política carcelaria de Nayib Bukele en El Salvador: como se sabe, el joven mendocino estuvo dos años encarcelado y acaba de ser liberado.

Su caso se hizo conocido el 14 de julio de 2023, cuando fue detenido en El Salvador por pertenecer, presuntamente, a una banda criminal colombiana. Sin embargo, tras un juicio abreviado y debido a las gestiones de Cancillería a finales de la semana logró su liberación y ya está sano y salvo de regreso en Argentina.

El joven de 27 años, nacido en Rivadavia, había emigrado buscando juntar algo de dinero y un mejor futuro económico. De hecho, ya instalado, había conseguido trabajo como colaborador en una financiera.

Sin embargo, al poco tiempo la empresa fue calificada de ilegal y fue desbaratada. A las horas, la policía lo interceptó en la puerta de su condominio y lo detuvo, junto a otros 109 sospechosos, acusándolo de formar parte de una asociación ilícita de origen colombiano que se dedicaba al lavado de dinero y que era perseguida por el gobierno.

Al igual que el resto de los acusados de la presunta financiera, sobre Arias pesaba una prisión preventiva en medio de investigaciones por asociación ilícita, estafas, lavado de activos y extorsión.

Así se llegó hasta el miércoles pasado donde, tras varios meses de intensas negociaciones, Arias González recuperó su libertad tras un juicio abreviado impulsado por las negociaciones que llevó a cabo Sergio Iaciuk, el cónsul argentino en el país salvadoreño.

Confirmó la liberación su abogado, el mediático Miguel Ángel Pierri, quien aseguró que si bien mantuvieron contactos cada 15 días con Arias, "las negociaciones se mantuvieron en reserva". Sin embargo, Pierri sí informó que en el juicio abreviado "Alejo admitió la responsabilidad y se le conmutó la pena" debido al tiempo que ya había transitado en el encierro de la prisión de El Salvador.

En otro orden de cosas, sobre las condiciones de su liberación, afirmó: "Realmente estaba bien cuidado. La cuestión humanística desde el servicio consular se cumplió. Tuvo nutricionista y psicóloga a disposición", detalló Pierri.

El reencuentro de Alejo Arias con sus padres en Ezeiza marcó su regreso a la Argentina (@pierrimiguelangel)

Volver a Mendoza

Alejo Arias fue recibido por su familia en el aeropuerto de Ezeiza en los primeros minutos del jueves y luego se reunió con las autoridades de la Cancillería argentina. En horas de la tarde se trasladó hacia Mendoza, su provincia natal, donde hizo escala en El Plumerillo y luego retomó el viaje hasta llegar a Rivadavia, donde se junto con más familiares y amigos.

"Estoy agradecido a mi Patria que nunca me abandonó. Muy agradecido a todos", fueron las palabras del joven, quien aseguró que los días previos a la liberación y al viaje a la Argentina los vivió "con mucho nerviosismo y mucha ansiedad". Además, mencionó que sus días en las famosas cárceles salvadoreñas "fueron difíciles", pero afirmó que desea "dar vuelta la página porque la vida siempre da revancha".

"Fue muy difícil estar sin comunicación con mi familia, pero gracias a Dios todo salió favorable. Ver a mi papá y a mi mamá después de tanto tiempo fue una emoción inexplicable que nunca sentí en la vida", destacó el mendocino.

Según se pudo reconstruir, Arias había sido encarcelado en El Penalito, una humilde comisaría de paso, y luego fue llevado al Centro Penal de Jucuapa, ubicado en Usulután, a 200 kilómetros de la capital del país centroamericano, donde estuvo sin contactos, sin cartas y sin llamadas ni visitas.

De aquel entonces, su madre, Sandra González, y su padre, Mauricio Arias, no pudieron saber de su hijo más que gracias a un registro audiovisual. "Vimos su cara en un video, lo llevaban con la cabeza baja, flaquito, deprimido", criticaba él.

Previamente, según reveló Página/12, Sandra se lamentaba de que su hijo "no pueda defenderse y explicar que es solo un empleado administrativo de la microfinanciera donde trabajaba. Mi hijo no sabía que era ilegal". Además, ella explicó que el único objetivo del viaje era juntar dinero en dólares para pagarse la carrera de radiología, por lo que el joven solo deseaba estar allí seis meses y volver a Mendoza.

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