Advierten que el proceso de cierre de basurales a cielo abierto será lento
La doctora Irma Mercante de la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo, explicó en Radio Jornada los desafíos y avances de la provincia en la erradicación de estos focos contaminantes
En Mendoza hay una larga historia de intentos por erradicar los basurales a cielo abierto, que en su momento superaron el medio centenar en toda la provincia. Según explicó la ingeniera ambientalista Irma Mercante en una entrevista con "Matinal" en Radio Jornada 91.9, el cierre definitivo de estos lugares es una buena noticia, pero también una tarea compleja que demanda tiempo, financiamiento y compromiso social. "Es un proceso lento, pero que en algunos lugares ya se ha puesto en marcha con avances concretos", detalló.
El anuncio del cierre del basural de Puente de Hierro en Guaymallén, uno de los más grandes y conflictivos de Mendoza, es un paso importante. "Ese sitio generaba un fuerte impacto social, ambiental y sanitario en toda la zona. No alcanza con clausurarlo: se necesita remediarlo, monitorear gases, evitar filtraciones de líquidos contaminantes y controlar el lugar durante décadas para prevenir daños futuros", explicó Mercante.
Del descarte a la recuperación: otra mirada sobre los residuos
Para la especialista de la UNCuyo, la gestión moderna de residuos ya no se limita a enterrarlos o esconderlos, sino que apunta a reinsertarlos en el circuito productivo. "Hoy se los considera un recurso que puede generar empleo y valor, por ejemplo a través de reciclado o producción de madera plástica para mobiliario urbano o estacas para viñedos", destacó.
En este sentido, la inclusión de recuperadores urbanos en plantas de tratamiento, como las que funcionan en la zona Este de Mendoza, es clave para formalizar una actividad que históricamente se realizó en condiciones de riesgo e informalidad. "Antes pensábamos los residuos sólo como un problema; hoy se los piensa también como una oportunidad productiva y social", remarcó.
La tecnología también juega un rol importante, con alternativas que van desde tratamientos mecánicos hasta biológicos o incluso la incineración controlada en otros países. Sin embargo, para Mendoza las decisiones deben considerar la escala provincial, la disponibilidad de fondos y la minimización del impacto ambiental.
Basurales clandestinos y cultura ciudadana
Uno de los mayores desafíos sigue siendo la conducta de la población. "Hay zonas donde los vecinos transforman esquinas o baldíos en microbasurales porque tiran escombros o residuos sin control. Por más que el municipio limpie, si la comunidad no acompaña, el problema vuelve a aparecer", advirtió Mercante.
Por eso insistió en la necesidad de una política integral que arranque en cada hogar. "La separación de residuos en origen, entre secos y húmedos, hace una diferencia enorme. Disminuye la cantidad que llega a tratamiento y mejora las chances de recuperar materiales valiosos. Es una responsabilidad ciudadana que impacta en el éxito de toda la gestión ambiental", afirmó.
Aunque el cierre de basurales como el de Puente de Hierro es una buena noticia, la especialista aclaró que su remediación llevará años y que no es posible construir sobre esos terrenos, sino reintegrarlos al medio natural mediante vegetación o usos compatibles.
"El problema de los residuos no termina cuando sacamos la bolsa a la calle. La solución requiere una mirada que combine decisión política, financiamiento, tecnología y compromiso de cada vecino", concluyó.